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La (inexistente) industria del porno en España

29 mayo, 2008 a las 6:00/ por
Jesús Franco

Esto es un refrito de cortapega de El País:

Jess Franco hace la primera película porno legal en España

Cuentan los expertos en el cine de Jesús Franco que él estaba montando Lilian, la virgen pervertida como una película pensada para los circuitos de cine S -la calificación anterior al X-, pero que, tras la promulgación del decreto, decidió transformar el filme en porno mediante insertos de otras películas suyas que, en la versión para el mercado internacional, contenían escenas de sexo explícito. Lilian, la virgen pervertida se convirtió en la primera película española del porno en la legalidad.

Muerte del cine porno español

Fue en 1988 cuando se produjo la primera muerte del porno español. Las trabas legales que la norma imponía al funcionamiento de las salas, entre ellas la obligatoriedad de pagar un porcentaje de taquilla del 33% y la prohibición de promocionar las películas que se exhibían por medio de carteles o imágenes fotográficas en el exterior de las salas, provocaron un curioso fenómeno: a los distribuidores les salía más rentable comprar un filme en el extranjero y doblarlo al español que lanzar al mercado un producto nacional. Eso fue desanimando a directores y productores hasta que, aquel año, desapareció el porno en formato cinematográfico.

Antonio Marcos y José María Ponce renacen el porno: el vídeo casero.

La popularización del vídeo casero cambió los hábitos de los españoles y, en consecuencia, su relación con el cine X. Tras cuatro años de oscuridad, el porno español resurgió en 1992 por casualidad, concretamente como resultado de una conversación entre Antonio Marcos, distribuidor de películas X, y José María Ponce, periodista y editor de la revista Sadomaso. Marcos, extrañado de que no se hicieran películas porno en España, le pidió a Ponce material de formato casero y éste le entregó unos recortes que encontró «por casa» filmados años atrás, «de la época en la que rodábamos pequeños cortos para vender con la revista». Esos recortes, en los que aparecía como protagonista la compañera sentimental de Ponce en aquellos momentos, María Bianco, los editó Ponce en forma de película bajo el título de Los vicios de María, considerada la primera película X rodada en vídeo en España.

Si Franco fue el primer padre del porno español, Ponce fue quien sembró el germen de la industria, con su trabajo al frente de revistas especializadas en la década de los noventa, la dirección de las seis primeras ediciones del Festival Internacional de Cine Erótico de Barcelona (FICEB), surgido en 1992, y la realización de una treintena de filmes hasta su retirada, hace ahora seis años.

«Si el porno español nació tarde y murió pronto, el porno hecho en vídeo renació tarde y ha vuelto a morir demasiado pronto». José María Ponce.

Trabajar de actor/actriz porno

Una actriz de cine X gana unos 600 euros por escena sexual, que incluye, en casi todos los casos, sexo anal, oral y vaginal. La diferencia de caché la marca lo conocida que sea la actriz y su experiencia en la industria. Las primerizas que se presentan a los castings que organizan las productoras no pasan de los 200 euros por la prueba, mientras que las actrices consagradas en la industria europea o americana pueden llegar a embolsarse 3.000 euros por una escena. Los hombres lo tienen peor. Con una media de 300 euros por corte, comienzan con escasos 50 euros por el primer casting. Si el resultado es satisfactorio y convence al director o productor, pueden llegar a los 1.000 euros, lo que recaudaba Nacho Vidal durante su aventura americana.

Al contrario que en las películas, en las que rodar una escena sexual suele ocupar un día de actividad, los segmentos para Internet se graban muy rápidamente, en poco más de una hora. Y, como consecuencia, están peor pagados, «unos 200 euros», dice una joven que prefiere permanecer en el anonimato. Con ese panorama, muchas actrices han de recurrir a otras actividades para llegar a fin de mes, como los espectáculos de strip-tease, la animación en despedidas de soltero e incluso la prostitución con el reclamo de que son actrices porno, como reconoce una de las implicadas.La Red podría ser la causante de esta segunda muerte del porno tradicional español.

Dunia Montenegro

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