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Sadomasoquismo (wikipedia). Psicología (2)

14 mayo, 2012 a las 9:00/ por

Maremía, qué artículo más laaaaaargo…. Sigamos traduciendo:


PsicologíaPerspectiva histórica
«Ambos términos fueron introducidos en el campo médico por el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing [escribí sobre él aqui, aqui y aquí] en su recopilación de estudio de casos en 1886 Psycopathia Sexualis. El dolor y la violencia sexual no son esenciales en la concepción de Krafft-Ebing, y él definió el masoquismo («masochismus» en alemán) enteramente en términos de control. Sigmund Freud, un psicoanalista y contemporáneo de Krafft-Ebing se dio cuenta que a menudo se encontraban ambos en el mismo individuo y combinó los dos en una única entidad dicotómica conocida como sadomasoquismo («sadomasochismus» en alemán), a menudo abreviado como S&M o S/M. Esta observación se verifica a menudo en ambos literatura y práctica: muchxs sádicxs y masoquistas se definen a sí mismxs como «switch» —capaz de obtener placer de ambos roles.

De todos modos se ha comentado (Deleuze, Coldness and Cruelty) que la concurrencia y masoquismo en el modelo de Freud no se debe dar por hecha.
Freud introdujo los términos de masoquismo «primario» y «secundario». Aunque esta idea se ha interpretado de diferentes maneras, en el masoquismo primario la persona masoquista sufre un rechazo completo, no sólo parcial, por parte del modelo u objeto deseado (o sádico), posiblemente incluyendo el modelo tomando una figura rival como pareja. Este rechazo completo está relacionado como el impulso de muerte del psicoanálisis de Freud (Todestrieb). En el masoquismo secundario, en cambio, la persona masoquista experimenta un rechazo menos grave, más fingido, como el castigo, por el modelo. El masoquismo secundario, en otras palabras, es la versión relativamente informal, más parecida a una farsa, y la mayoría de quienes hablan del tema rápidamente señalan su artificialidad.

El rechazo no es deseado en el caso del masoquismo primario en el mismo sentido que el rechazo aparente que ocurre en una relación mutuamente consensuada —o incluso donde la persona masoquista es la que tiene el poder de la iniciativa (esta es la confusión de las distinciones de la apariencia informal y los motivos discretos que están bajo los análisis de Deleuze y Sartre, por ejemplo). En «Things Hidden Since the Foundation of the World» Rene Girard intenta resucitar y reinterpretar la distincion freudiana entre el masoquismo primario y secundario, en conexión con su propia filosofía.

Ambos Krafft-Ebing y Freud asumían que el sadismo de los hombres resultada de la distorsión del componente agresivo del instinto sexual masculino. El masoquismo en hombres, de todos modos, era visto como una aberración más importante, contrario a la naturaleza de la sexualidad masculina. Freud dudaba de que el masoquismo fuese incluso una tendencia primaria en los hombres, y especulaba si podía existir sólo como una transformación del sadismo. El sadomasoquismo en mujeres en comparación tuvo menos discusión, al creer que ocurría principalmente en hombres.Ambos asumían que el masoquismo era tan inherente a la sexualidad femenina que sería difícil distinguirlo como una inclinación aparte.

 Havelock Ellis, en Studies in the Psychology of Sex, argumentaba que no una distinción clara entre los aspectos de sadismo y masoquismo, y que se pueden considerar estados emocionales complementarios. También destacó que el sadomasoquismo se ocupa del dolor en relación con el placer sexual y no con la crueldad, como sugería Freud. En otras palabras, la persona sadomasoquista generalmente desea que el dolor inflijido o recibido lo sea como amor, no como abuso, por placer de uno o ambos participantes. Este placer mutuo puede incluso ser esencial para la satisfacción de las personas involucradas.

Aquí Ellis toca la naturaleza paradójica de las prácticas SM consensuadas ampliamente comentadas. Se describe no simplemente como dolor para iniciar el placer, sino como violencia —o simulación de actos violentos involuntarios— que se dice que expresa amor. Esta ironía es muy evidente en muchos casos en la observación de que no sólo las actividades sadomasoquistas más popularmente practicadas se hagan por deseo expreso de la persona masoquista, sino que a menudo es la persona designada como masoquista quien dirige esas actividades, a través de sútiles indirectas emocionales percibidas o mutuamente entendidas y consensuadamente reconocidas por la designada como sádica.»

¡Uf, aún no ha terminado la perspectiva histórica! Mañana más.

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