Esa es la pregunta central de las preguntas que me hizo Javier Vivo para el programa “Generación Ya” de Radio 3 (de RTVE/Rne). Quién tenga interés por escuchar mi entrevista, la puede escuchar en la web del programa a partir del minuto 1:15:00, aproximadamente (que por cierto, me costó reconocerme, no sé si porque era grabado con mi móvil en lugar de un buen micro, si se ralentizó un poco… ni idea).

¿Cómo van a ser las relaciones del futuro? Siempre es fascinante intentar saber cómo van a afectar todas las circunstancias en que vivimos en nuestra forma de relacionarnos con quiénes nos atraen. Se suele acusar a las relaciones actuales de ser poco ¿sólidas?, descubriendo que se usa “el matrimonio para toda la vida” como medida de la solidez de nuestras relaciones.

En general, todas nuestras relaciones relevantes (sean con alguien que nos atrae, o con alguien muy relevante en nuestra vida* o miembros de nuestra familia de origen a quiénes queremos) necesitan de tiempo para irse tejiendo, desarrollando y creciendo.

Ya compartí el otro día una herramienta que nos puede ser útil para saber quiénes son esas personas relevantes en nuestra vida. ¿A quién puedes llamar si tienes una enfermedad grave o si estás pasando una de las peores noches de tu vida? Es una manera de pensar quiénes pueden ser figuras relevantes en nuestra vida, que suelen ser muy muy pocas. Estos son los círculos que componen nuestro entorno, según Anna Machin en Why we love. Y esas personas más relevantes son cinco o menos, a quienes dedicamos el 40% de nuestro tiempo. Y otro grupo de 10 personas más a quienes dedicamos otro 20%.
(El gráfico aparece en el libro)

Esa red de 150 personas necesita de calma, de tranquilidad, de poder preguntarnos qué tal nos va. De poder mirarnos a los ojos y saber si nos está contando de verdad cómo se siente o no nos quiere dar la lata contando sus problemas reales.

Cuidar, cultivar, tejer esa red es algo que, como dice Amaia Perez Orozco, es muy complicado o casi imposible con la precariedad actual. Es imposible crear una red en nuestro barrio cuando no sabemos si viviremos en esa casa más de un año, cuando no sabemos qué horarios vamos a tener en el trabajo o si tendremos que cambiar de trabajo a otra ciudad. En medio de ese panorama, lo más lógico es tener relaciones que sean parecidas a una tienda de campaña. Que se puedan desmontar enseguida. Que tampoco necesiten de mucho mantenimiento, ni tiempo, ni cuidado más que el imprescindible. Porque, como dice todo el mundo, “no nos da la vida”.

Con el panorama actual, en el que no somos más que riders de empresas se van fusionando hasta ser en realidad la punta del iceberg de un fondo de inversión (para mí el mejor resumen de lo que significa eso es el papel de Meryll Streep al inicio de la película La lavandería) o que, peor todavía, tenemos que crear nuestra propia empresa, no tenemos ninguna seguridad de cómo va a ser el año que viene. Bien lo saben los bancos, que no dan créditos ni hipotecas a quienes no pueden asegurar el cobro con una nómina.

Y cuándo no sabemos EN NINGÚN SENTIDO cómo va a ser nuestra vida el año que viene es IM-PO-SI-BLE construir algo significativo, a no ser que se tengan dotes que la mayoría no podemos tener en una situación así: una paciencia inmensa, una calma interior infinita, una confianza inquebrantable en las propias capacidades…

Con ese panorama en el que tenemos que vivir todos los días, me sigue pareciendo un milagro que haya quién se emocione, quién tenga un rato para enviar un mensaje, quién tiene tiempo para hacernos vulnerables mutuamente durante un poco de tiempo. Se critica el “consumo” de personas, la superficialidad, la escasa consideración con otras personas… Eso no es fruto de las circunstancias, sino de la humanidad de cada cual. Y, como seres humanos, podemos elegir cómo cuidamos de nuestras vidas y de las personas que más queremos y nos quieren. Y podemos dejar ver al resto que lo que esperamos no es nada más que humanidad. Que nos vean. Que se vulnerabilicen cuando les hagamos o se hagan las preguntas más importantes ¿Por qué te acercas a mí en concreto?¿qué buscas?¿qué quieres?¿qué te apetece? Y en esas preguntas, es elección cada cual tener en cuenta,, o no, a esas personas de su entorno.

*¿A quién puedes llamar si tienes una enfermedad grave o si estás pasando una de las peores noches de tu vida?

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