El porno nos influye pero ¿no podemos evitarlo de ninguna manera?
25 March, 2015 at 17:51/ por moscacojonera
Un artículo de la revista Vice (no olvido que es el del imperio Murdoch) recuerda un tema del que se habla a menudo: “El machismo y el porno influyen en cómo follamos“. Es decir, la influencia en nuestra forma de tener sexo de las formas de follar que vemos (y las que, por contra, nunca aparecen y no “aprendemos”) en el porno. ¿No podemos hacer nada contra eso? ¿No tenemos armas culturales suficientes para compensarlo?¿Es el porno tan poderoso o es la falta de educación sexual lo que lo convierte en poderoso, al ser la “educación sexual” que nos queda?
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Esto dice el artículo de Vice:
“Algunos de los mecanismos de los que se dota el patriarcado para condicionar nuestro deseo son los productos culturales como el porno, las novelas o el cine. Esto me hace pensar en la película alemana “Un juego de inteligencia” en la que se manipulan los índices de audiencia de la televisión para que programas sobre literatura, programas culturales o concursos de preguntas y respuestas resulten los más populares. El resultado que se consigue en la población, pese a ser exagerado, es interesante: tras consumir programas de este tipo, la gente empieza a aficionarse a la lectura y a tener charlas filosóficas en cafés. Entonces… ¿qué pasaría si cambiáramos los productos culturales que condicionan nuestra sexualidad? Y mejor aún… ¿Te imaginas cómo cambiaría tu sexualidad? (…)
Derivado de éste código erótico centrado en la genitalidad, en muchos de los casos esas ganas se traducen en querer penetración, en querer un orgasmo como forma de descarga y liberación de tensiones, en buscar el placer de la entrepierna y todo esto, en definitiva, es una sexualidad centrada en la genitalidad, como marca el porno mainstream. Y es que es, principalmente a través del porno, cómo aprendemos a “hacer sexualidad”.
Este tipo de sexualidad que se nos vende y que, por tanto, consumimos está pensada para el hombre y no porque la mujer no disfrute de la genitalidad sino porque no se contempla el otro código erótico en el que la mayor parte de mujeres ha sido educada”.
La argumentación ¿no recuerda un poco a la postura feminista liberal antipornografía, uno de los bandos de las Guerras del Sexo? Cuidado con liberal, que se refiere a neoliberal, a individualismo, a “que cada cual se saque sus castañas del fuego“. Esto decía Mackinnon:
“[La pornografía] Es también una práctica de desigualdad y discriminación que genera violencia, porque hay que saber que, cuando los hombres ven pornografia, después repiten lo que han visto en sus ámbitos privados, la casa, la oficina y la escuela”.
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La verdad es que la manera en que influye el porno y una sociedad que da un papel superior a lo masculino en cómo nos comportamos en la intimidad es muy grande. No son los mensajes explícitos los que más influyen. Al fin y al cabo esos son más fáciles de detectar y de rechazar. Son los mensajes simbólicos, las ideas preconcebidas, esas situaciones que se ha hecho creer que son “naturales”, como que el hombre es más activo y la mujer más pasiva, y otras mil ideas más. Por ejemplo ¿qué se puede hacer con un clítoris?: Acariciarlo, besarlo, lamerlo… ¿estimularlo con un chorro de agua?¿alegrarlo con un vibrador?… Todo conductas en que el clítoris es pasivo, y “se deja” hacer cosas… cuando en realidad se pueden hacer otras cosas, por ejemplo, enseñarlo, exhibirlo. Algo que se nos sale de la lógica habitual, cuando es sabido lo habitual que es hacer lo mismo con glandes y penes.
¿Es la ausencia de ninguna educación sexual (ahora reducida a cero en España) o la escasa en otros sitios la que hace que el porno tenga más influencia, que nos eduque el porno? ¿Es esa inexistente o deficiente educación la que hace que veamos como “real” todo lo que vemos en el porno? Porque quizá es esa falta de sentido crítico en que se nos podía educar lo que nos ayudaría a ver el porno, por ejemplo, de manera diferente.
¿Es posible hacer algo para compensarlo?¿Nuestra cabeza no es capaz de buscar otras maneras de tener sexo, sin necesitar de un esfuerzo sobrehumano como elabora tu propio imaginario en la realidad, con películas postporno?¿No es nuestra imaginación ya de por sí suficientemente variada, retorcida, oscura, “incorrecta”, libre, sin ningún freno, para que tengamos toda una serie de imágenes excitantes propias?
Quizá sólo necesitemos tranquilizarnos respecto a las fantasías que tenemos y dejar que nos excite lo que nos excita. Hay cosas que pueden excitarnos y parecer irrealizables… porque a lo mejor lo son. ¿Es necesario hacer reales todas las fantasías que tenemos? A lo mejor ya tenemos todas las herramientas en nuestras manos para, sin culpa ninguna, fantasear con todo lo que nos apetezca e ir más allá de lo que el porno nos cuenta…
Me alegra mucho que por fin menciones a MacKinnon, al feminismo anti-porno y a la Guerra del Sexo. Hace falta prestar más atención al papel que cierto tipo de feminismo (quizás habría que buscarle otra etiqueta) ha tenido en la represión sexual en connivencia con el conservadurismo más rancio. No es algo del pasado, sino que ahora mismo desempeña un papel central en la persecución de la prostitución, buscando imponer el llamado “Modelo Nórdico”. Me temo que esta crítica de la pornografía hay que leerla como “no follan como yo quiero, la culpa debe ser del porno”. Mi pareja y yo, por nuestra parte, nos declaramos a favor del coitocentrismo y la genitalidad, sazonados con una buena dosis de BDSM.
Permíteme añadir que el usar el porno como vía educativa es algo que ya se hizo hace tiempo, por feministas sexo-positivas como Nina Hartland y Carol Queen y por la compañía New Vibrations de San Francisco, fundada por mujeres para mujeres.
M ha encantado el último párrafo