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¿Estás deseando conocer a la Persona Perfecta?

5 January, 2023 at 16:52/ por

Hemos pasado de buscar nuestra “media naranja” (alguien que nos complemente o que sea compatible en todo), a buscar Príncesas, Príncipes y demás aristocracia relacional.

Nos guste o no, ha terminado calando la visión de las relaciones originada en EEUU después de la Segunda Guerra Mundial. Esa visión que entendía las relaciones como la suma de dos sujetos plenos, completos, perfectos. La visión más popular fue la del matrimonio O’Neill en “Matrimonio abierto” en 1972 pero también el libro de Carl Rogers “Becoming Partners”, también en el 72, consecuencia previsible de haber escrito “On becoming a Person” en 1961.

Aunque, en el fondo, EEUU heredaba la visión profunda del ser humano originada en Europa a principios del siglo XX (la otredad, fenomenología, etc), la censura macartista de esos años y la industria farmacéutica y las aseguradoras llevaron las cosas en otra dirección. Era mucho mejor diagnosticar rápidamente a alguien o mantenerla eternamente patologizada en lugar del complicado trabajo humanista que buscaba Rogers y demás profesionales que siguieron esa corriente: cambiar la forma en la que alguien entiende el mundo para que deje de problematizar problemas que son muy comunes a todos los humanos, para aprender a convir con algunos de esas situaciones pero sin que sean perjudiciales y sin necesitar desensibilizarse.

Y así, esa corriente se transformó, con la ayuda de la mentalidad protestante, con las ideas de Maslow y autorealizarse, en lo que tenemos ahora: La cultura del perfeccionamiento individual. Y ese perfeccionamiento, en medio de la precariedad permanente, se transforma en perfeccionarse, sobre todo, para el trabajo. Y, si nos sobra tiempo y energías, para las relaciones.

Y si algo tenemos los humanos, es que la vinculación, la creación de lazos, que alguien sea nuestro refugio, que tengamos la sensación de que siempre va a estar ahí… es algo que SOLO nace con el tiempo. No existe otra manera. Es un proceso recíproco que necesita de tiempo, que hay que hacer con calma. No es lo mismo hablar con una persona muy relevante en tu vida durante una hora que hablar un minuto las 60 veces que os encontréis. Las relaciones son un arte, son algo que se aprende, algo que se cultiva. Y en el panorama que estamos hoy día, con precariedad económica a todos los niveles, no tenemos el terreno necesario para cultivarlo. Ni la calma. Ni el tiempo. Por eso esperamos que la Persona Perfecta ya aparezca “terminada” cuando la encontramos. Como si fuéramos dos personas que interaccionan. Una relación NO es eso: es algo más que crece entre dos personas* es un tercer elemento que no podemos saber cómo va a ser, que se va creando según nos relacionamos, y que es diferente con cada persona que nos relacionamos.

 

CELEBRITISMO

A eso tenemos que sumar las redes sociales, que posibilitan el bullying online por parte de números inmensos de personas que ni siquiera conoces. Ya era suficientemente malo el bullying en el colegio, pero “sólo” te pasa con 40/50 personas. Online puedes recibir las amenazas, burlas y humillaciones anónimas de miles y miles de personas. Y por eso, como en el primer capítulo de Autodefensa, se tiene miedo a que lo-que-sea se convierta en una acusación en redes sociales y termine en acoso online por muchísima más gente de lo que nunca ha sido posible y durante las 24 horas del día, cuando el bullying “sólo” se daba en el colegio o el mobbing “sólo” en el trabajo. Vivimos como si fuéramos celebrities, con cientos o miles de fans y haters desde el anonimato, que nunca hemos conocido y que quizá no conozcamos nunca, pero que nos devuelven una imagen. Y ese era el peligro de Narciso: enamorarse no de sí mismo, sino de la imagen REFLEJADA, de la que le devolvía el agua, o el público. Y si estás en la época de estar aprendiendo a crear relaciones, en tu primera juventud… es también la época en la que esa imagen de las redes sociales es fundamental.

 

La suma de las dos cosas (querer encontrar a una persona perfecta y sin el peligro de que nos odie públicamente) nos lleva a reducir la interacción con otras personas al mínimo: UNA relación. Como dice Manuel J Smith, el autor del libro que reune los derechos asertivos de forma más sistemática, toda relación humana se vuelve problemática desde el momento en que se repite por primera vez.

A partir de ahí da igual que marques límites: ¿cuánto mantienes tus límites cuándo los superan sin querer?¿cuántas veces admites que lo hagan sin querer?¿Cómo reaccionas cuándo pasa de nuevo?¿dónde pones el límite: la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta vez que los supera y te pide perdón?¿no lo permites ni una sola vez?¿cómo te sientes cuándo sucede?¿Cuánto te afecta lo que la otra persona piense de ti?¿Cuánto te afecta lo que otras personas piensen de lo que haces con tus límites al relacionarte con esa persona?¿Conoces todos tus límites?¿Sabes si todo lo que te afecta se mejora al marcar límites?¿Sabes todo lo que debes limitar?

En realidad, toda herramienta que se pone de moda, sea el eneagrama, sea la teoría del apego o los límites son herramientas muy útiles para el autoconocimiento y para saber más sobre la diversidad humana. Y con ese conocimiento, sólo el tiempo, la calma, la ternura, seremos capaces de ir conectando con otros seres humanos.

Conocer a la Persona Perfecta es lo que prometen las aplicaciones para encontrar pareja, sobre todo las de pago. Pero también es el premio de la lotería que esperamos cuando vamos buscando boletos en Tinder, OkCupid, Bumble y similares. Buscamos capicuas, o números de la suerte, señales que nos digan algo sobre si vamos a tener suerte al encontrar a esa Persona Perfecta.

¿Quiere decir que nos debemos conformar con lo que nos encontremos? En absoluto. Debe de ser un proceso RECÍPROCO que, cada vez que nos relacionamos, nos hace sentirnos un poco mejor y que vayamos, con el tiempo, cultivando algo, creando algo que nos calma, para que nos vayamos convirtiendo, poco a poco, en nuestro refugio recíproco.

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*Hablo de relación diádica humana, que solo es posible que se dé entre dos sujetos, no de parejas.

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