En este pequeño descanso que nos está dando la pandemia, están volviendo algunas actividades presenciales. Una de ellas es la fiesta de mañana, de apoyo al proyecto de La Eskalera Karakola, por la que han pasado amigas que ya se han ido a otras ciudades, o que están en otros proyectos, y muchas amigas y conocidas del ambiente activista madrileño.

La (discreta) convocatoria está en su página de Facebook.

Para quién no conozca La Eskalera Karakola, tiene una larga (y cercana) historia en el activismo. Yo creo que lo descubrí hace 11 años, cuando era la sede del grupo poliamor madrid, cuando lo llevaban Franky y su pareja Birds WG (han cambiado de nombre de los que conocía alguna gente). Ya era sede del Bloque alternativo, de la Acera del Frente, antecedentes del Orgullo Crítico actual y otros grupos de activismo marika. Hubo jornadas transmaricabibollo también en 2018. Y ha seguido siendo casa de mucha gente, como el Octubre Trans de 2019.

De ahí salieron el maravilloso podcast que se puede seguir escuchando hoy día, Sangre Fucsia, y el conocidísimo juego Feminismos reunidos, también llamado trivial feminista.

De algunas actividades he sido parte, de otras me he enterado, pero obviamente Eskalera Karakola ha hecho muchísimas más cosas y por eso sabemos que ha sido casa de tantísimo activismo.

Estuvo en peligro de ser cerrado en 2015. Y no me extrañaría que entrara en el plan sistemático del ayuntamiento actual que está cerrando todos los espacios vecinales y comunitarios que puede. Aquí más detalles sobre la estrategia de la derecha en Madrid.

Por eso es tan importante apoyar proyectos fundamentales para el activismo. Por eso se persiguen y se cierran. Porque han sido punto de encuentro de muchos colectivos desde hace muchos muchos años. Y esperemos que unas décadas más. Pero para eso hará falta luchar cuando haya que hacerlo. Ahora toca celebrar, reencontrar, abrazarse, seguir haciendo red.

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