Realmente, no vivimos en un mundo postCOVID pero sí hay una sensación general de vuelta a los viajes, a los eventos públicos, a los conciertos… y en ese Mundo Real™, se agradece volver a ver caras, sentir abrazos, darse besos… pero las cosas, desgraciadamente, también tienen sus limitaciones materiales.

La primera limitación material que nos hemos encontrado es la del cuerpo: es imposible hacer que alguien esté presente en un evento cuando está en otro. Por eso tendremos que esperar, pacientemente, a Elisa Coll, que tiene la agenda llenísima y no podremos hablar con ella sobre bisexualidad y su libro, Resistencia Bisexual, hasta SEPTIEMBRE.

Eso sí, para quiénes no os queráis perder el evento y queréis reservar el día en la agenda o planificar el viaje (parece que vendrá gente de fuera de Madrid), que sepáis que será el 17 de septiembre, sábado, por la tarde (aprox entre las 19.00 y las 22.00).

La segunda limitación material es el espacio. Aunque tenemos un local propio que compartimos, en Lavapies, ahí el aforo es de 25 personas, y sospechamos que el libro de Elisa Coll va a reunir a más gente… Por eso pensamos en un proyecto más grande con el que nos apetecía colaborar: El ateneo La Maliciosa. Un espacio creado por ecologistas en acción, los comunes y la librería Traficantes de sueños, con quienes compartimos la visión del mundo en el que nos gustaría vivir.

Así que hemos escrito y solicitado el espacio para ese día pero, de momento, NO HAY NADA CONFIRMADO, ni siquiera una contestación. Eso significa que, de momento, aunque tenemos muy claro que será el 17 de septiembre a esa hora, será necesario que prestéis atención a este blog (instagram o twitter, o facebook, o telegram) porque aún NO SABEMOS DÓNDE SERÁ. En esas redes daremos la información y aquí también.

Y, mientras tanto, seguimos esperando por las sillas que iban a enviarnos a Lavapiés… Se va complicando el tetris del Mundo Real™. Esperar que instalen fibra en el local. Que construyan a medida la puerta del baño (la de ahora es mejorable). Que haya un contrato de gas… Ahora empieza a re-aparecer aquella sensación de antes de la pandemia que nos llevaba a repetir una y otra vez: “No me da la vida”.

La satisfacción que recibimos a cambio de todo eso es poder vernos en persona. Y eso no se puede reemplazar con nada.

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