Empecemos por aclarar que ya me dijo una amiga hace 10 años: “Eres muy autocompasivo”.

O sea, que me quejo, me quejo, y son cosas que en realidad le pasan a todo el mundo. No lo dudaba. Pero currando sólo, el contarlo me sirve simplemente como terapia de grupo, supongo.

Es curioso como en las pymes se tiende a aplicar esquemas personalistas, paternalistas,… en lugar del de empresa, más centrado en resultados que en compensar asuntos emocionales.

En mi caso, me llama la atención como el cabreo por determinadas cosas es entendido a algo similar al cabreo de una esposa, entendido al antiguo estilo: “Parece que se ha cabreado… A ver si se le pasa”. Teniendo esa sensación de que un empleado está dónde está porque no puede irse de ahí.

Por eso voy a entrevistas, tanteo por ahí, aunque no cuento nada, o mucho, en el blog. No por superstición, sino porque al final creo que queda fatal decir “que me voy, que me voy” y no irse. El día que suceda ya avisaré…o ya se notará por el descenso de actividad del blog. Lo más normal es que me vaya a una empresa de la que salga a las 8, es decir, 3 horas más tarde de lo que salgo ahora.

Pero ahora me siento como un funcionario en un trabajo que no soporta… Salgo temprano, tiene sus ventajas, pero como en los matrimonios mal llevados, esas cosas que te molestaban un poco al principio, se acaban convirtiendo en cosas odiosas años más tarde.

No comments yet