Ahora que volvemos con nuestras actividades, se pregunta a menudo si vamos a grabar video o audio de las charlas y presentaciones. NUNCA grabamos, ni siquiera hacemos fotos ¿Por qué?

Me parece muy fácil medir lo que sucede en un evento: ¿Cuántas personas han hablado?¿Cuánto tiempo?¿Qué tipo de preguntas eran?¿Cuántas personas asistieron? Pero es mucho más complicado saber lo que NO sucede en un evento: ¿Cuántas personas se sentían intimidadas por la cantidad de público y pensó que lo que iba a preguntar era una tontería (si dudas, rara vez lo es)?¿Cuántas personas dejan de ir a los eventos porque temen que se les pueda relacionar con golfxsconprincipios y eso tenga consecuencias en su trabajo, con su familia, con la custodia de sus peques?¿Cuántas personas creen que no encajan y se acaban yendo sin decir nada?

Y cuánto más difusa, invisible, erosionada está nuestra identidad, más complicado resulta creer que tenemos TODO el derecho a estar ahí. Pensamos que no somos lo suficientemente bisexuales, lo suficientemente no monógamas, lo suficientemente queer, lo suficientemente crossdresser, lo suficientemente hábiles en situaciones sociales, que no tenemos el atractivo suficiente, o los conocimientos suficientes, o que somos demasiado “normales”, que no somos urbanitas, que no nos gusta la vida nocturna-sexo-drogas-rocknroll…

Todas esas personas son (somos) las que pensamos y pensamos y pensamos y pensamos qué hacer y que al final nos vamos sin haber hablado casi con nadie. Si a eso le sumas lo que sucede cuándo grabas audio o vídeo las cosas empeoran

¿Qué sucede cuánto grabas audio?
Que para que oigas las respuestas, es necesario usar un micrófono, con lo que sólo se puede hablar una vez te lo han pasado de un lado al otro de la sala. Eso lleva un rato. Hay quienes ya dudan de la importancia de sus preguntas, así que imagina la sensación si además te tienes que manejar con un micrófono delante de ¿40 personas? como en el último Sexo Oral en La Maliciosa. Si grabas vídeo, pasa lo mismo con la voz de quienes hablan, preguntan, comentan, aunque no aparezcan delante de la cámara. La cámara obliga a quién está hablando a no moverse para no salirse de la imagen.

Y uno de los grandes problemas con las imágenes, audios y vídeos, una vez compartidos en internet, es que sabes dónde lo publicas pero NUNCA sabes dónde va a terminar.

Tantos líos posibles nos llevaron a decidir en 2010, cuando empezamos con las charlas mensuales (“Sexo Oral”), que no se graben ni compartan, para poder relajarnos y estar a gusto. Especialmente en la segunda década de este siglo, en el que se ha hecho muy habitual el acoso/bullying online, con cientos o miles de bots y cuentas falsas, algo difícilmente soportable cuando te llegan comentarios sobre lo que dijiste o hiciste en esa reunión, con lo que pensabas y decías hace años y que quizá ya no compartes.

De todos modos, para quiénes queréis tener acceso a contenidos más allá del blog, intentaremos (si nos queda “batería mental”) poner en marcha un podcast donde entrevistaremos a quiénes participen en presentaciones y así iremos almacenando una colección de grabaciones de gente que nos amplíen sobre temas que nos interesen en cada momento, sea Elisa Coll sobre bisexualidad o Barroso sobre apego.

Por esa razón, lo sentimos, seguiremos sin grabar audio ni vídeo de nuestras actividades. Han sido dos años en que hemos tenido que prescindir de las reuniones y en ellas pasa algo que no suele pasar cuando consumes materiales online pero sí cuando acudes en persona a un evento: que conoces a amistades de otras amistades. Esa franja de nuestras relaciones que desapareció con la pandemia: los encuentros casuales, fortuitos, imprevistos que se producen al reunirse un grupo de gente con intereses similares. Y nos apetece que vuelva a pasar una y otra vez.

PARA QUIENES VIVÍS FUERA DE MADRID

Si queréis asistir a este tipo de eventos, o queréis escuchar a alguna de las personas que acuden a nuestras actividades, escribidnos un email y buscamos la manera de ir hasta vuestra ciudad. Es mucho más fácil de lo que se cree. No hace falta ser una asociación, ni ser alguien relevante, sino alguien con la curiosidad y empeño suficiente para que busquemos la manera de que sucedan cosas interesantes en otros muchos sitios de la península. SIEMPRE hemos ido bajo demanda, nunca por iniciativa propia, porque ya hay colectivos en muchos lugares que pueden organizarlo y no queremos que tengan la sensación de que vamos a “competir”, a hablar en su nombre o a reemplazar su trabajo. Si no nos llamas, no iremos.

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