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¿Qué significan los culos para los hombres heterosexuales?

26 May, 2014 at 11:37/ por

El viernes pasado traduje el artículo “¿Por qué los hombres fantasean obsesivamente con el sexo anal?”. Se le olvidó al autor decir heterosexuales, porque el artículo lo analizaba sólo desde ese punto de vista. El artículo daba una serie de razones. ¿Y cual es mi opinión sobre por qué esa atracción de los hombres heterosexuales hacia el sexo anal?.

Pues en mi caso veo que esa atracción se basa en la dominación en un gran número de casos. ¿Por qué?

Si se practicase el sexo anal “por dar placer, para que disfrutes”… entendería que, ya que en una pareja heterosexual hay dos culos, las dos personas estuviesen peleándose por ser la primera persona que lo disfruta. “¡Yo!¡Yo lo pedí antes!¡Yo quiero ser el primero disfrutando del culo!”. Frente a eso, la realidad es que cuando un chico dice a una chica “Cariño, ¿te apetece sexo anal?” NUNCA quiere decir “es que tengo curiosidad por probar a ser penetrado” o recibir estimulación anal o similar. Ya cuesta romper tabúes, dar el gran salto en la historia de la humanidad, romper con todo un lastre del pasado, una pesada carga para….que decir a la chica que, bueno, quizá, a lo mejor, a él le gustaría que ella le metiese a él un dedo en el culo. 

Frente a esa “igualdad de culos”, la idea más extendida es la de que la persona pasiva es la “inferior”. Que hay una cierta jerarquía. Pasaba en Grecia, pasa en el ambiente gay (donde también cuesta identificarse públicamente como pasivo) y pasa en el heterosexual. “El culo es el gran lugar de la injuria, del insulto. Como vemos en muchas expresiones cotidianas, la penetración anal como sujeto pasivo está en el centro del discurso social como lo horrible, lo malo, lo peor”.(fuente)

Toda una manera de entenderlo que yo achaco a una mentalidad androcentrista, a seguir admirando a la figura del héroe, el luchador, el guerrero, “quien gana el combate”, una visión del mundo —el androcentrismo— que no sólo impone una única manera de entender todo (relaciones, mitos, la cultura al completo) a mujeres sino a cualquiera que no se corresponda con ese “arquetipo viril”

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El sexo anal lo veo un equivalente a correrse en la cara de la otra persona: Si fuese algo que se considera agradable todo el mundo estaría deseando recibir cuanto antes una eyaculación en la cara para rebozársela. La verdad es que se considera, de nuevo, algo que va en una sola dirección. 

Por supuesto que hay chicas a las que les gusta el sexo anal. Lo veo a menudo a mi alrededor. Pero claro, aquí no me refiero a la burbuja, al grupo con considerable sesgo con quien me suelo relacionar. Me refiero a cómo veo que se percibe el sexo anal en general, en la sociedad, en la cultura, en el porno por ejemplo y en los comentarios que se leen y oyen por ahí.

Todo esto lo han analizado mucho mejor desde la cultura queer, por ejemplo Javier Sáez y Sejo Carrascosa en “Por el culo. Políticas anales”, del que pongo una reseña de Luis Aragón sobre el tema.

 

 

 

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Para comprender la animadversión que despierta la analidad, testimoniada por numerosas expresiones despectivas del lenguaje cotidiano, debemos situarnos en el universo mental del régimen heterocentrado. Éste impone un catálogo de papeles que debe ser ejecutado con rigor por cada uno de los géneros. Esta ordenación conductual establece una dicotomía entre el varón y la mujer que funda una distribución de roles tales como: actividad/pasividad, propietario/propiedad y público/privado. En esta serie de opuestos no finita, el homosexual queda equiparado al cuerpo femenino y, en consecuencia, definido en contraposición al hombre que es quien comanda esta lógica opresiva dualista. Pero no deja de ser una ingenuidad o una forma de lavar la mala conciencia creer que el silencioso imperio del machismo que impregna todos los sectores de la vida comunitaria funciona como un deus ex machina, como si su pervivencia no requiriera de la cooperación de cada uno de los miembros de la sociedad para lograr su eficacia. La gasolina que alimenta el poder no procede de una fuente misteriosa que atrae inexorablemente a los sujetos sino que cada individuo con sus chistes, mofas y comentarios homófobos y misóginos es responsable de que se mantenga bien engrasado el mecanismo de la marginación.

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Gracias por ser mi amigo gay, así todas los chistes homófobos que cuento están disculpados.

El poder no ejerce, pues, su orden normativo desde fuera del sistema sino que lo hace a través de una tupida red de discursos y de actuaciones muchas veces “insignificantes” o imperceptibles por estar perfectamente integrados en la vida diaria. En otras ocasiones la homofobia muda su rostro ocurrente o jocoso y adquiere maneras terribles como viene sucediendo en Irak desde 2009 con la persecución, tortura y asesinato de homosexuales por las milicias iraquíes. A este dato brutal se añade que en ocho países se aplica en la actualidad la pena capital a los maricas. Pero esta aversión al culo homosexual viene de antiguo. En los períodos de la historia en los que no se ha buscado erradicar de la tierra la plaga homosexual —el nazismo llevó al extremo esta voluntad tanatológica purificadora—, su aceptación, como ha acaecido en la cultura griega, se codificaba por medio de un complejo sistema de vigilancias sociales. Así, el joven, extrapolable al adulto, no podía dar muestras de goce —actitud pasiva—, debiendo, por el contrario, apuntar indicios de una virilidad futura.

La mácula milenaria que sobre el homosexual pesaría se habría visibilizado en el cuerpo arruinado del afectado de sida, como si la enfermedad revelara la verdad del culo. La destrucción física del individuo pasaba a interpretarse como la objetivación de una depravación. Por otro lado, mientras la ciencia médica a finales del XIX hacía del homosexual una categoría con un carácter o forma de vida que abarcaba toda su existencia y que debía corregirse, Freud proclamará, algo desconocido hasta esa fecha, la vinculación entre la región anal y el placer sin establecer una valoración moral.” 

Aragón González, Luis. Reseña de “Por el culo. Políticas anales” de JAVIER SÁEZ, SEJO CARRASCOSA Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría [en linea] 2011, 31 (Sin mes) : [Fecha de consulta: 22 de mayo de 2014] Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=265020921020> ISSN 0211-5735

 

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“No me entra ni el pelo de una gamba”. Ese androcentrismo es el que, por oposición, divide el mundo entre “a los hombres no se les mete nada por el culo” y el resto. El que considera que esas otras personas que no tienen el “culo cerrado” —por oposición dentro del binarismo, de esa visión de opuestos entre hombre vs mujer— deben de ser mujeres. Chistes, bromas, comentarios sobre esto los conocemos de sobra. El miedo a las exploraciones médicas al hacerse un examen médico, confundiéndolo con algo sexual. ¿Ven igual las visitas ginecológicas?. El horror a disfrutar del culo. Esa vergüenza para pedirle a su pareja que le acaricie el culo o se lo penetre, pero que después se mueren de ganas de que aunque sea se lo roce la masajista a dónde va a escondidas (me lo cuentan amigas masajistas).

Espero estarme equivocando y que en realidad las relaciones entre personas más jóvenes ahora son muy distintas, que ha desaparecido semejante aversión a disfrutar del culo. Como dicen Glickman y Emirzian (que han escrito “The Ultimate Guide to Prostate Pleasure“)

La idea de que la penetración es un acto de dominación está casi con seguridad unida al sexismo y a la noción de que el papel de la mujer es inferior. Muchos hombres han absorbido estas ideas a nivel inconsciente. Incluso si un hombre no piensa en la dominación cuando penetra a su pareja (hombre o mujer), aún puede tener dudas cuando se trata de cambiar roles, porque teme que esto signifique perder su masculinidad si le toca ‘recibir’ en vez de ‘dar’ (…)

Para los hombres que nunca han estado en el lado receptor de la penetración, el sexo es algo que ocurre fuera del cuerpo. Y cuando el sexo es externo a tu cuerpo es más fácil hacerlo cuando tienes jaqueca o no estás de humor. Muchos hombres descubren que cuando el sexo se trata de recibir en lugar de dar, su humor, sus emociones y su conexión con la pareja pueden tener una influencia mucho mayor sobre lo que quieren hacer y cómo se siente.”

Esto, para terminar, lo cerraría con una opinión interesante para venir del mundo mainstream. Es más de una web que se llama “Centro Vida y Familia”… pero ofrece una visión más optimista, esperando más cambios de la gente más joven

Estas ideas homofóbicas no existen solamente en el inconsciente de los hombres, sino también en el de las mujeres en una relación heterosexual: ¿qué pensarías si tu “macho” te pide que le metas un dildo por el trasero? ¿Lo haría más atractivo frente a ti o pensarías que efectivamente está perdiendo sus atributos masculinos asociados con la dominación? ¿Te haría sentir más poderosa, te haría creer que él es gay en secreto?

Aunque todas estas dudas estén sobre la mesa, los investigadores insisten en que sólo pueden resolverse sobre la cama: la cultura homofóbica parece retroceder poco a poco, lo que lleva a una apertura sexual entre las parejas jóvenes, así como a discutir sobre el placer sexual y el rol de cada uno. (…) En términos prácticos, la exploración del lado receptivo en la sexualidad masculina permitiría que los hombres valoraran más los juegos previos, para experimentar en sus propios cuerpos todo el proceso que va de la relajación a la aceptación de un cuerpo externo (un pene o un dildo) dentro del propio cuerpo.”

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4 Comments to “¿Qué significan los culos para los hombres heterosexuales?”

  1. Alejandro says:

    La mosca cojonera dijo:
    “¡Yo!¡Yo lo pedí antes!¡Yo quiero ser el primero disfrutando del culo!”. Frente a eso, la realidad es que cuando un chico dice a una chica “Cariño, ¿te apetece sexo anal?” NUNCA quiere decir “es que tengo curiosidad por probar a ser penetrado”

    Algo así debió ser lo que le dije a mi pareja (femenina) por entonces, hace ya alrededor de 10-12 años. Por eso he sonreido cuando he leído ese NUNCA. Sí es cierto que algunos heterosexuales sabemos disfrutar de nuestra sexualidad completamente, de todo lo que nuestro cuerpo nos ofrece, sin tabues ni ideas(tóxicas) preconcebidas.

    Vamos, que a mi si que me gusta mi culo y que se aprovechen de él.

    Abrazos

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