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Ante las agresiones y legislaciones homófobas, 12 marchas del orgullo cada año

8 septiembre, 2021 a las 13:29/ por

TW: suicidio, bullying, violación

EL ODIO AMPLIFICADO

Estamos en tiempos de barbarie. Desde hace unos 10 años, aproximadamente,  albergar, difundir, amplificar, cronificar e inundar la sociedad con odio es un negocio millonario. Y del mismo modo que el agujero negro de Amazon, Uber, Glovo, Deliveroo, Google, Facebook, etc seguirán devorando la economía (a base de hundir empresas locales mientras esas grandes empresas no pagan impuestos donde operan o pagan cantidades ridiculas, haciendo cada vez más difícil sostener la sanidad pública, la educación pública y otros servicios que usamos a diario), el odio en internet va devorando el mundo digital y el físico. Cuánto más emocionales son los mensajes en las redes sociales, más se interactua y comparte, más tiempo se pasa debatiendo en ellas… aumentando los ingresos publicitarios de Instagram, Twitter, Facebook, TikTok, Twitch… Y la situacion se ha empeorado con la pandemia.

El odio en internet no es nuevo. Caroline Criado, por ejemplo, la activista que consiguió que la cara de Jane Austen apareciera en los billetes de Reino Unido… a costa de una campaña de acoso publicando sus datos personales en internet, con amenazas de muerte y violación, teniendo que desaparecer durante una temporada. Aquí podéis leer sobre aquella campaña de acoso en 2013. Como el bullying en los colegios, es ella la que debe retirarse, en lugar de que se apliquen consecuencias muy duras a quienes participan en ese bullying y se cambien las condiciones para que no se repita. Si queremos rastrear el inicio del acoso en internet que hayan terminado provocando un suicidio, es tan reciente como 2006, cuando se suicidó Mary Meier en EEUU tras el acoso de una ex-amiga, la madre de la amiga y otro adulto.

El odio se desplaza de unas redes a otras. Ya a mediados de los 90 se publicaban amenazas de violación en grupos de noticias (newsgroups), similares a foros online. Se acosaba en foros. Más tarde se trasladó el acoso a los comentarios que se dejaban en los blogs y es famosa la cantidad de odio que siempre se ha podido leer en los comentarios bajo las noticias de la prensa online.

Desde hace unos 10 años vivimos en un bucle permanente entre redes sociales, televisión y los espacios físicos (calle, colegios, trabajo, manifestaciones…) El pequeño porcentaje de población de un país que consultamos las redes sociales todos los días aumentamos (o no) la cotización de una noticia con nuestras reacciones. Cuánto más compartimos las noticias, más beneficios publicitarios para las redes sociales, que hacen más visibles esas polémicas al mostrar contenidos destacados.

Una vez que se ha comprobado qué noticias interesan ese día, aparecen amplificadas en televisión, que llega al 95% de la población. Eso lo convierte en un tema «que todo el mundo habla» y, por esa misma razón, vuelve al bucle de las redes sociales que lo sigue amplificando… hasta la nueva polémica que aparezca en redes sociales… y en cuanto se convierta en algo masivo, pasará de nuevo a televisión.

No por casualidad, los ingresos de las redes sociales y la televisión vienen de la publicidad.

 

 

 

LA VUELTA DEL PENSAMIENTO REACCIONARIO

Frente a la gradual conquista de derechos para más y más colectivos minoritarios que se fue produciendo desde inicios del siglo XX hasta los años 70, el pensamiento reaccionario reapareció en los años 80 para volver las cosas «a su sitio». Esa corriente reaccionaria, conservadora, no es algo imaginario. Es la que está detrás de las leyes retrógradas contra la interrupción de embarazos en Texas,  de la elección del primer presidente que desde el poder alimentó un asalto a instituciones democráticas, de la vuelta de los talibanes, de las leyes retrógradas de Polonia y Hungría, de la persecución en Rusia… De mucho del odio que vivimos todos los días.

Vivimos en una época que, EN TODOS LOS ESPACIOS de nuestra vida, se está polarizando en dos posturas, en blanco y negro, con un único objetivo: eliminar las posturas democráticas, conciliadoras, más humanas, que se pueden dar entre esos dos polos, obligando a todo el mundo a situarse en una lucha permanente eligiendo bando, deshumanizando al «enemigo».

Frente a eso, estamos quienes queremos, necesitamos (nos va la vida en ello), ponemos nuestro granito de arena un planeta en el que haya espacio para todo el mundo. Y en ese «todo el mundo», está cualquier persona que ponga en cuestión (por su/nuestra mera existencia) las ideas de lo que es el sexo «natural», la identidad «natural», la orientación «natural»… Todas esas expresiones, esas identidades, esas formas de vivirse y entenderse provocan, desde siempre, reacciones muy extremas. Y desde siempre, quiénes tienen ese pensamiento reaccionario han justificado ridiculizaciones, acosos, persecuciones, patologizaciones, agresiones, encarcelamientos e incluso la muerte de personas a quienes no conocen de nada, que no tiene ninguna relación con ellas, pero que, por su mera existencia, consideran esa forma de entenderse, de vivirse, una agresión. Y esa supuesta agresión, como siempre se ha hecho, es la que se usa para justificar las agresiones reales.

En este tiempo de barbarie, de pensamiento retrógrado, reaccionario, estaría bien, como dice @ideasdemonopoli, que se saliera a la calle no solo en respuesta a las agresiones, no como cuatro personas en una (nueva) protesta, sino como un orgullo. Masivo. TODOS LOS MESES. 12 veces al año (¿12 días al mes?¿12 meses, 12 causas?¿cada mes salir por 12 causas diferentes? Porque el pensamiento reaccionario ataca por todos los frentes…)

Un orgullo todos los meses serviría para que entiendan que, quienes alimentan ese odio, son minoría… pero con todos los medios de su parte. Y ya que los medios de comunicación y las redes sociales sólo van a amplificar esa amenaza, para que vivamos con miedo y «mantener el orden», tendrá que ser en la calle donde demostremos que, ese odio agotador de las redes sociales son el grito amplificado de nuestros propios talibanes, del pensamiento fundamentalista que nos rodea y que tantos beneficios da a empresas para quienes no somos un interés prioritario. Es en la calle donde se están viendo cómo algunas marchas cada año se hacen mayores, a pesar del silencio de los medios de comunicación…

Como siempre ha sido, será la lucha colectiva, y en grupo, creando redes, la que nos salvará.

 

 

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