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Aplicar al sexo las normas del comer civilizadamente

24 mayo, 2018 a las 8:41/ por

Cuando le explico a alguien las normas básicas que conviene seguir en un evento donde puede haber sexo en público, suelo usar desde hace años la misma metáfora: Comer, sea en un restaurante, sea en una pastelería. Algo que pueda parecer muy tentador, que te pueda apetecer mucho, que vaya asociado a instintos (justificación que se usa a veces para “explicar” por qué se hizo algo). Así intento que comprendan que, aunque tengas delante de ti un culo un pompa (o lo que sea), no deberían alargar la mano para tocarlo si nadie les ha invitado, por muy tentador que les parezca lo que tienen delante.

Cuando llegas a un restaurante sueles entrar con hambre. Aún así, por muy bien que huela el plato que se está comiendo alguien a tu lado, no se te ocurriría NUNCA comer de su plato. No se te ocurriría acercar tus narices a su plato para olerlo, “simplemente” olerlo. Seguramente resultaría incómodo para todo el mundo que, simplemente, te quedaras mirando fijamente su plato. Lo más habitual es mirar disimuladamente sin llegar a molestar.

Si eso sabe aplicarlo todo el mundo al llegar a un restaurante, está claro que esas normas están claras para cualquiera que se dé cuenta que la situación es similar, sea el plato ajeno o el culo ajeno. Al comer se entiende que, aunque nos apetezca probar una comida deliciosa, hay otra persona con la que hay que relacionarse y saber comportarse, que nos invite, que apruebe, que le parezca bien… Aparte de cuestiones culturales más profundas respecto al cuerpo de las mujeres en espacios públicos desde hace siglos, que son difícilmente modificables para un evento próximo y que sólo que irán cambiando según pase el tiempo, de momento es cuestión de civilizarse, de saber comportarse ¿Tan difícil es de entender y cambiarlo ya? Nadie nace sabiendo esas normas, es cuestión de ir aprendiendo y cambiar; si se quiere.

 

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Las normas de la mesa aplicadas al sexo.

A partir de esa metáfora, mi querida y brillante Gemma Goldie la amplió hasta crear en twitter un hilo completo, un hilo que terminó compartido por internet e incluso llegó a Contigo Dentro, el programa de radio sobre sexo de Celia Blanco en la SER. Los copio tal cual. Hay algunos a los que les cambiaría algo, como el de robar comida por robar de plato ajeno… pero claro, corregir es muy fácil cuando se le ha ocurrido la idea a otra persona :D Pueden ser útiles para darle vueltas a por qué hacemos unas cosas y no otras, o a darnos cuenta de cosas que hacemos sin habernos parado a pensar… Que ella lo haya extendido a toda actividad sexual con alguien no será la receta mágica para todo pero sí ayuda a tener más en cuenta a quien tenemos delante.

Lo interesante de compararlo con comer es que permite pensar también en diferentes maneras de comportarse en la mesa, diferencias culturales, diferencias familiares, diferentes tipos de relaciones entre quienes comen, situaciones personales diversas en las que puede estar cada persona…

Allá van los que escribió @Gemagoldie:

“Antes de sentarse a la mesa es necesario lavarse las manos

Primero se sirve a los demás, no empieces sirviendo tu plato

No digas que algo no te gusta hasta que lo hayas probado

No se levanta nadie de la mesa hasta que todo el mundo haya acabado.

Es más interesante quedarse y charlar en la sobremesa, que encender la tele nada más acabar.

Aprende a utilizar correctamente todos los cubiertos.

No obligues a nadie a comer algo que no le gusta.

Friega bien los cubiertos antes de utilizarlos en otra comida.

Da las gracias al chef por la deliciosa comida.

Si la otra persona cocina, tú friega los platos.

Los gustos culinarios de los demás son personales y perfectamente válidos. No te rías de nadie.

Donde caben dos, caben tres.

No importa cuántas personas se sientan a la mesa, lo que importa es que se levanten todas satisfechas.

Innovar y probar cosas nuevas es la mejor manera de ampliar tus gustos y tu paladar.

No comas del plato de los demás sin que te den permiso.

Si ves a alguien que está comiendo en una mesa, pregunta si eres bienvenido antes de sentarte con ellos.

No robes comida por mucha hambre que tengas

Puedes comer solo, pero si estás acompañado, no comas como si no existiera la otra persona y no te vayas nada más acabar.

Aunque esté la comida puesta en la mesa, no empieces solo. Espera a que todo el mundo esté sentado para empezar juntos.

Pregunta a los demás si está todo a su gusto, si hace falta sal o si quieren más agua.

No des por hecho que tus gustos culinarios son los mismos que los de la otra persona.

Antes de cocinar, pregunta por alergias, si alguien es vegetariano, etc

Que te hayan invitado una vez a comer no significa que puedas autoinvitarte siempre.

Si ves que alguien cocina mal intenta decírselo con tacto. Hay quien va por la vida pensando que cocina estupendamente porque nadie le ha dicho que eso no es cierto.

No pienses que porque disfrutas de la comida ya sabes cocinar.

Existen cursos donde puedes aprender nuevos trucos y recetas.

Pregunta a los demás cómo cocinan ellos y cómo les gusta la comida.

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