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Bisexualidad: luchando por un espacio propio

24 septiembre, 2022 a las 9:00/ por

Este viernes, 23 de septiembre, fue el día mundial de la visibilidad bisexualidad. La mejor recomendación que puedo dar para el activismo bisexual es escuchar a la chica de la foto, Elisa Coll (si no quieres o no tienes tiempo para leer el libro) en Youtube o en el podcast de Loca yo?

¿Por qué es tan importante hablar de activismo bisexual? Porque, como dice Elisa, las formas en las que se ha entendido la bisexualidad han hecho que sea un espacio imposible de habitar. Creencias como que es necesario haber tenido relaciones sexuales o de pareja con hombres y mujeres en igual proporción para «tener el carnet» de bisexual. Como que es una orientación que está «en medio» de ser homosexual o heterosexual, fruto de la metáfora visual de la orientación, mostrada en una escala por Kinsey. Como que los referentes que tenemos son heterosexuales, gays o lesbianas, cuando hay muchas celebrities que son bisexuales, como se recoge en este larguísimo listado de la wiki inglis. No es una lista decidida por alguien, sino cuidadosamente documentada, enlazando los documentos o entrevistas en los que cada persona se fue identificando como bisexual.

Recomiendo escuchar a Elisa Coll (por eso la invitamos a hablar de bisexualidad y su libro el 17 de septiembre en Madrid), porque al ser tierra de nadie, al ser un espacio difícilmente habitable, al final casi nadie siente la legitimización suficiente para luchar por ese espacio. Y por eso es tan común esa experiencia de sobrar en todos los colectivos, aunque sean LGTBIAQ+, aunque sean feministas, bolleros, etc y de que te invitan pero al mismo tiempo te estigmatizan. Una situación permanentemente complicada. Un charco tremendo en el que se atreve a meterse Elisa (gracias!).

En resumen, es muy muy importante darnos cuenta de lo que dice que Elisa: que esa falta de espacio propio nos mantiene en el aislamiento de no saber dónde estamos, de quién es parte de nuestro colectivo, de a quién podemos acudir cuándo nos discriminan, agreden o estigmatizan. Y ese aislamiento empeora MUCHO tanto nuestros índices de victimas de violencia y maltrato como de salud mental, en una situación mucho peor (por el aislamiento) en comparación con otros grupos. Los datos en su libro son demoledores.

 

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¿Cómo salir del binarismo?

Una de las preguntas que hacía Elisa era cómo salir del binarismo, cómo conseguir salir de esas dicotomías de homo vs hetero, de sexo «opuesto» o de otros géneros, de hombres y mujeres…  En el evento, después de que Elisa hablara durante dos horas, estuve a punto de abrir un melón. Afortunadamente me desanimaron, todo el mundo se levantó y nos fuimos a tomar algo. Porque el melón nos iba a llevar otro par de horas ¿Cómo se sale del binarismo? Precisamente, con la sexología.

Ahora bien: si entiendes por sexología saber sobre genitales, relaciones sexuales, relaciones de pareja y salud… te va a costar encontrar algo relacionado con el binarismo, más allá de un voluntarista «no patologizar» y «aceptación de todas las identidades». Es posible que encuentres crítica política, activismo y luchas concretas. Pero el problema que tiene la sexología del paradigma reproductivo es que está hecha de retales: va incoporando novedades pero sin replantear lo básico: ¿cuál es el origen de las ganas de follar?¿por qué nos organizamos en pareja?¿cómo se disfruta más de la sexualidad?¿cómo hacer con los problemas que aparecen cuando follamos (en el sentido más amplio) con alguien?¿cómo entendemos la orientación? Todo eso ha sido actualizado, pero nunca replanteado por la sexología basada en el paradigma reproductivo. Ese paradigma es el que intenta explicar por qué nos buscamos mutuamente para terminar desnudándonos y para hacerlo mezcla ideas como los impulsos, explicaciones psicológicas y condicionamientos sociales. Y ese paradigma demuestra una y otra vez que cuando intenta explicar la orientación acaba cayendo en los mismos problemas de los que queremos escapar.

La orientación es un concepto nacido al mismo tiempo que se crea la idea de homosexualidad. Es decir, como dice Ahmed en Fenomenología queer (una de las fuentes de Elisa Coll) la idea de orientación nace para identificar las DESVIACIONES de lo normal. Y, para resumirlo mucho, tal como se explica en el master de incisex (Univ. Alcalá de Henares) la orientación es el resultado que extraemos de sumar varios elementos: lo que nos atrae + nuestras fantasías + nuestra conducta + lo que nos da placer.

¿Dónde está el error? En sumar elementos que nadie te ha dicho que haya que sumar. Y así nos quedamos con el resultado de la suma, cuando en realidad, son fenómenos que suceden simultáneamente. Pero esa suma era algo fundamental cuando se reunían «pruebas» para poder acusar a alguien de homosexual o de perversión. Es el enfoque psiquiátrico del siglo XIX sumado a varias influencias diversas durante el siglo XX.

Y lo que nos atraen son mezclas complejas de cosas masculinas y femeninas (no «hombres y/o mujeres»). Las cosas masculinas o femeninas son determinadas socialmente. Ser hombre, mujer o lo que sea es una cuestión de identidad. Habrá quién quiera agarrarse a lo que quieren llamar biología (algo que ya desestimaba el primer Gregorio Marañón, algo que está claro en la sexología desde hace mucho, que no existe el hombre 100% y la mujer 100%). Habrá quien quiera agarrarse a muchas hipótesis sobre la identidad, basada en genética, o en hormonas, etc

Y así, nos atraen determinadas mezclas de cosas masculinas y femeninas, que todo el mundo tenemos. A veces nos atraen muuuuuchas cosas identificadas con la masculinidad, a veces muuuuchas con la feminidad y a veces mezclado en muy diferentes proporciones. Así funciona la atracción realmente y no como en los pasillos de Toys R’Us, eligiendo el pasillo azul, el rosa o el intermedio. Afortunadamente nuestra orientación es mucho más compleja, como tantas cosas humanas.

La salida a los líos en los que nos hemos metido al hablar de sexo está en salirnos del paradigma reproductivo en el que basamos casi todo lo que decimos cuando hablamos de sexualidad (sobre las erecciones y la potencia, sobre las razones para querer tener peques, sobre las ganas de follar, sobre las manos de hombre o de mujer que tenemos, sobre ser hombre o mujer como algo confrontacional, sobre estar en una relación, sobre las ganas de follar cuando desaparecen… La lista  de complicaciones que nos ha traído ese paradigma es in-ter-mi-na-ble). Y se sale de ese paradigma estudiando sexología como una disciplina que estudie TODA la sexualidad humana. Y eso se hizo durante décadas y se publicó hace 11 años. Se puede leer (PDF), pero aviso que es farragoso. A mí me llevó años ser capaz de leerlo sin caerme de sueño o perderme pensando en otra cosa… Algún día intentaré publicar un resumen que se entienda muy fácilmente. De momento, lo explicaré en el primer año del master de sexología. De lo que saque yo de ahí, del guión que haga y lo que vaya quedando claro, intentaré ir compartiendo todo lo que pueda.

 

 

 

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