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¿Bisexualidad Popular de Judea o Pansexualidad Judaica Popular?

19 junio, 2019 a las 13:54/ por

En redes sociales se planteó de nuevo el debate entre bisexualidad y pansexualidad, como consecuencia de que el Orgullo Crítico difundiera una imagen celebrando el día del orgullo pansexual. Todo eso se ha resumido en una declaración «oficial» del Orgullo Crítico en su página No lo comparto aquí para no descontextualizarlo del debate.

¿Se terminará el conflicto con esa imagen? Sospecho que no. Me gustaría que no fuera así, pero preveo interminables debates de una cuestión sin solución* hasta el dia 28, con gente que decidirá no ir a la manifestación del 28 porque no comparte la postura del OC respecto a ese tema, con gente que dejará de seguir la página, con gente que hará capturas y lo criticará en sus redes sociales… No reprimamos nunca nuestra inevitable tendencia a dividirnos en grupos impares de menos de tres personas.

* Se puede «acusar» a la bisexualidad de binarista o a la pansexualidad de tránsfoba. De neoliberales, de posmodernas… A las dos se les puede acusar de patologizadoras, de biologicistas (según cómo se entiendan). Todo depende de qué se entienda que quiere decir cada etiqueta. Y no, no existe un Catálogo Oficial de Etiquetas donde se defina cada una. Y cuánto más se busque ese Significado Exacto, Único e Indiscutible, más cerca se va a terminar de la patologización que tanto criticamos, más cerca de las disciplinas médicas que las fueron acuñando (para empezar, se basan en el concepto de «orientación», sobre el que tampoco hay unanimidad…¿si nos orientamos en una dirección, ya no vamos en la otra?¿no es fluida en ningún caso?¿si es fluida, no es «auténtica»?)

La cosa se pone más entretenida cuando se quiere encontrar la diferencia REAL entre ellas. Según la época, cada etiqueta ha significado cosas diferentes. Según cada grupo, según cada cultura, según cada momento histórico. Pero para eso nos sirven las identidades: para identificarnos, para decir lo que somos, y sobre todo, buscar iguales y diferenciarnos de otros grupos. Pero empeñarse en entenderlas de una forma «esencialista» termina trayendo más líos que ventajas. Resulta chocante que se critiquen tanto las etiquetas un día y que por ellas mismas se creen cismas irreconciliables al día siguiente.

¿Algún día se entenderá que en toda identidad cada persona es diferente, afortunadamente, y que se hacen colectivos, plataformas, frentes comunes compartiendo unos mínimos, y no igualándose «por arriba», si se alcanzan toda una serie de requisitos máximos, sólo siendo del parte mismo colectivo si estamos de acuerdo en TODO?

En Opencon Valencia había quién decía: «En mi entorno hay gente con mucha conciencia política, muy de izquierdas, muy activistas…pero que al hablar de relaciones, ahí no entran, no tocan la monogamia y el amor romántico», viniendo a decir «yo, en cambio, tengo conciencia política Y TAMBIÉN me he revisado las relaciones y el amor romántico». Silvia, una brillante amiga, comentó: «Lo mismo pensarán de ti quienes son antiespecistas. Pensarán que sí, te lo revisas todo pero que, cuando llega a lo que comes, ahí no te quieres meter». Y entre gente de izquierdas, no monógama y que «se ha trabajado» el amor romántico que además sea vegana se puede seguir haciendo más y más subgrupos: ¿quién defiende el trabajo sexual?¿cómo se posiciona cada cual antes los casos de abusos sexuales?¿de qué corriente concreta de la izquierda son?¿qué opinan de Carmena?¿qué piensan y hacen respecto a los desahucios?

Nuestro mínimo, supongo, (creo, pienso, no propongo) podría ser estar en contra de la heteronorma y la mononorma, es decir la estructura, la «obligatoriedad» implícita, todo el marco que implica, en lugar de acusar y acosar (online) a personas concretas. Pero estamos en una época en que eso parece poco. Y así cumplimos perfectamente con el individualismo neoliberal en el que ya vivimos, consiguiendo cada día romper poco a poco cada alianza que teníamos. Y viendo lo que pasa en San Francisco, por ejemplo, hacia ahí vamos, hacia microcolectivos que reunen identidades muy concretas, como, por ejemplo, hacer reuniones de un grupo de personas no binarias bisexuales poliamorosas practicantes de BDSM. Frente a ese puede surgir uno de personas no binarias bisexuales poliamorosas que están contra el BDSM… y así sucesivamente.

 

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