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¿Cómo construir comunidades más seguras? Los consejos de Peppermint

13 febrero, 2017 a las 11:11/ por

 

Si hay algo que me ha preocupado desde hace muchos años, casi una década (la primera fiesta fuera de casa la hicimos en 2008) es cómo conseguir al mismo tiempo un espacio donde pueda pasar «de todo» pero que eso no signifique «todo vale». Un espacio donde sea posible hacer una lluvia dorada en público, o pasearse en pelotas, o masturbarse o estarse tocando mutuamente cuatro personas o todo lo que se nos pueda ocurrir…. y que nadie les moleste, ni que haciendo eso le estén dando la brasa a nadie que, a lo mejor, ese día prefiere estar tomándose una copa y hablar con sus amistades.

El hecho de que se asocie el sexo en público a la transgresión, la experimentación y espíritu lúdico de los años 70 hace que a veces se mezcle quienes con los años han detectado y aprendido que la mentalidad ha cambiado con quienes siguen creyendo que «todo vale». Con el tiempo hay quien se ha ido dando cuenta que actualmente es mucho más importante el consenso que el antiguo mantra de «TIENES QUE liberarte», «TIENES QUE eliminar la represión».

 

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Esa mentalidad, ese mantra, es el que a veces utilizan quienes se manejan mejor en público cuando se encuentran con personas que dudan, que no saben muy bien qué deben hacer… y a veces, terminan haciendo cosas de las que luego se arrepienten. Lo peor es cuando esas dudas son usadas por quienes intencionadamente las buscan y abusan de su experiencia, de su nombre, de su reconocimiento… Gente que lleva muchos años en estos ambientes, o que conoce mucha gente, o que es muy popular, o que siempre está ahí para ayudar cuando alguien se lo pide… pero que en privado convierte en un infierno la vida de una persona tras otra. Y esa ahí dónde se complica la cosa ¿cómo va a acusar a alguien popular una persona que acaba de llegar? o al revés ¿cómo va a acusar a alguien popular alguien de ese mismo espacio, si al final va a parecer un pulso en público, haciendo creer que las dos partes tienen parte de razón, lo que permitirá que esa persona siga abusando, aunque sea con la mitad de «presas» potenciales al haberse dividido la comunidad a favor y en contra de alguien?

Llevo muchos años dándole vueltas a este tema, y otro día contaré cuáles han sido los sistemas que he utilizado en Golfxs con principios. Pero siempre me ha parecido mejor idea preguntar a quienes tienen experiencia de décadas con comunidades de este tipo, como la pareja de Robyn Ochs, que pertenece simultáneamente a varios colectivos (no sé si públicamente, por eso no digo cuales), como Janet Hardy, que lleva en el BDSM y el poliamor desde los 70, como Peppermint, organizador de eventos y activista en San Frascisco y por todo el planeta. Además de sus consejos, es muy importante el apoyo que supone tener ayuda fuera de nuestro país, que no parezca algo local, y que nos valga para saber qué patrones se repiten en estas comunidades en todo el mundo.

 

 

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Janet Hardy

 

 

Peppermint me ha dado unos consejos concretos que comparto para que, sea la comunidad que sea, sea ciudades pequeñas o pueblos en nuestro país, sea en Latinoamérica o donde sea, pueda aplicarlos. Hasta ahora en países hispanohablantes no hacía falta todo esto, porque tenemos un historial MUY reciente de comunidades BDSM, shibari/bondage, fetish, poliamor/anarquía relacional, swinger… pero que son cosas que se dan también, lamentablemente, dentro de cualquier colectivo, como en algún feminismo (dicho de primera mano por amigas feministas) o el lésbico-gay-transexual-bisexual-queer-intersexual-etc. Es decir, es algo de lo que no está a salvo ninguna comunidad. Se da en CUALQUIER comunidad el complicado caso de que haya personas que son A LA VEZ populares y tengan un historial de abuso. Personas que van dejando un reguero de gente jodida, que a menudo prefiere no enfrentarse ni buscarse más líos, que suelen huir, esconderse, intentar olvidarlo todo, mientras que la otra persona, siendo popular, sigue teniendo más y más gente nueva con quien contactar… e ir filtrando para encontrar a su nuevo objetivo. Se da en cualquier espacio, como en cualquier otro grupo social. Lo jodido es que pensábamos que nuestras comunidades iban a librarse de eso. Y no. Se da en todas partes. La última muestra: La denuncia pública que han hecho varias chicas de quienes ha abusado un conocido organizador de eventos en Barcelona.

 

Peppermint, que es @freaksexual en twitter

Peppermint, que es @freaksexual en twitter

 

Los consejos de Peppermint.

No traduzco íntegramente los consejos de Peppermint porque parte de ellos son estrategias que se han de seguir para solucionar estas situaciones y que, si se conocen de antemano, facilitarían a quien agrede buscar una estrategia a medida. Porque una persona puede ser mezquina, ruin, cruel… pero eso no quiere decir que sean gilipollas, que no sepan muy bien cómo manejar estas situaciones, enfrentar a la gente, manipular a quienes tienen cerca… Así que, ahora que tenemos brigadas internacionales, ¡vamos alla!

«Respecto a la personas abusivas o dañinas, están esas que son carismáticas: Esas personas a menudo son populares o se convierten en líderes. Creo que a veces se convierten en líderes específicamente para tener la capacidad de abusar de gente sin consecuencias, y otras veces es simplemente que ese tipo de personalidad egocéntrica que tienden a tener quienes son líderes es el tipo de persona que podría estar más dispuesta a abusar de alguien.

Gestionar el abuso de alguien popular o en una situación de poder tiene tres frentes:

Primero, la red de cotilleo. La gente debe hablar entre sí, unas con otras, todo lo posible sobre lo que esa persona ha hecho. Si la gente que ha sido abusada se lo puede contar a sus amistades o gente en quien confian, mejor. Si se puede identificar más de una persona que ha sido herida, eso también es bueno. (…)

Segundo, contar con la ayuda de quienes organizan actividades localmente o que tiene poder en la comunidad. (…) Pídeles que prohiban el acceso a esa persona, o que la tengan bajo vigilancia o que hagan declaraciones públicas. Habrá casos de líderes con una actitud receptiva hacia esto y habrá casos que no.

Tercero, haz declaraciones públicas o semipúblicas sobre quien abusa. El objetivo de eso es informar a toda la gente posible de la comunidad, de manera que todo el mundo sea consciente del historial de la persona abusiva. Esto debe de hacerse con todo el apoyo posible. Esto y el paso anterior se puede hacer al revés: Primero hacerlo público y después hablarlo con quienes organizan actividades. Pero es mejor tener apoyo de la comunidad local antes de empezar

Hay posibilidad de venganza por parte de esa persona en todo momento. Siempre que sea posible, deben de ser otras personas y no las que han sido abusadas quienes deben tomar medidas, hablar con la gente etc, de manera que esas personas no vuelvan a revivir el trauma. De todos modos, todo debe hacerse de acuerdo a los deseos de quienes han sufrido el abuso si es posible y haciendo lo que crean que puede ser mejor. Las personas que se ponen a sí mismas y su reputación en juego no deben de ser quienes sufrieron el abuso, si es posible.

Enfrentarse al abuso a menudo divide los colectivos. Eso no es malo, ni algo que se debe de temer. Quienes abusan usan «la unidad del colectivo» como una manera de librarse de las consecuencias de lo que han hecho. A menudo los colectivos se dividirán en dos cuando haya un caso de abuso: Una parte de la comunidad que permite el abuso y otra que es anti-abuso. Si la gente anti-abuso se puede organizar de manera estable, con el tiempo la gente irá migrando a esas comunidades.

 

Y para terminar, algo curioso con lo que se encontró Peppermint, y que en Madrid también hemos visto: Cuando se hace una «campaña» para intentar localizar y reducir el abuso… las mismas personas que lo cometen TAMBIÉN se suman como denunciantes (ajenos, claro). Se dio en San Francisco, se da en Madrid, con lo que parece lógico deducir que se da en cualquier parte…

 

Con ese título, «¿Cómo construir comunidades más seguras?», iré publicando varios posts con todas las recomendaciones que he podido ir recogiendo. Es un tema que me preocupa mucho porque, por si alguien no lo sabía, pienso pasarme toda la vida en estos colectivos, no estoy de visita, son también parte de mí, pertenezco a varios simultáneamente y me ayudan a vivir mejor. Son unas burbujas en las que se vive muy a gusto, gracias. No quiero tener que hacer como ha tenido que hacer alguna gente, estar unos años y, con lo que sufrieron, tener que irse asqueada, harta, quemada o simplemente, desencantada. Hay otras maneras de crear comunidad y no sólo «cómo salga», o «con los problemas que ha habido toda la vida». Ahora podemos colaborar mucha gente en muchos lugares y hacer más complicado que, quien iba dando problemas en una ciudad se acabe yendo a otra para seguir comportándose igual. Hay maneras de cambiar. Otra cosa es que no quieran hacerlo.

 

2 Comentarios a “¿Cómo construir comunidades más seguras? Los consejos de Peppermint”

  1. josé antonio peñas artero dice:

    Yo añadiría compartir información. El hecho de que (de momento) seamos cuatro gatos implica que hay gente bdsm que está en poliamor, que conozcas personas del LGTB, que haya amistades que se mueven por las fiestas swinger… y es posible avisar de comportamientos. Por un lado alguien a quien ya tengan «fichado» en un entorno tenderá a buscar nuevos caladeros, por lo que compartir avisos le pone las cosas dificiles a los depredadores, y por el otro, si te llegan señales de peligro sobre alguien desde varios círculos es poco probable que una queja se deseche por ser una palabra contra otra

  2. Si de algo estoy orgullosa es de pertenecer y colaborar con las comunidades de BDSM del sur. Y algo que me enseñó específicamente la comunidad de BDSM de Málaga y me ayuda con la construcción de la de Cádiz es: tanto la manera de gestionar los conflictos como la protección de la comunidad por encima de los intereses particulares.
    Y es que en todos los grupos hay discusiones, peleillas y tonterías varias, que generan micro grupos y círculos diferentes, los cuales no tienen que ser incompatibles con el respeto a la comunidad en general. Pero si en algo nos esforzamos es en respaldarnos mutuamente, independientemente de esos conflictos internos, la protección frente a posibles elementos dañinos es algo que en sí nos une. Así que la comunicación y denuncia de ciertos elementos que puedan causar problemas es vital e imprescindible para todos.

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