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Cuando el BDSM incluye
«traumas culturales»
(The New Bottoming Book) #TW

3 noviembre, 2016 a las 10:38/ por

«Un tipo de juego que es especialmente controvertido para muchas personas y grupos dentro del BDSM es el juego que consiste en “interpretar”, en representar algunos de los horrores de nuestro pasado cultural. Aunque la humanidad tienen un terrible pasado de tortura y genocidio en el que elegir, las escenas que tienes más probabilidades de causar problemas son las del pasado más reciente: a menudo las que incluyen el Holocausto y los nazis, y las que apelan a la esclavitud basada en la raza de los siglos XVIII y XIX en Norteamérica. Asuntos más antiguos como la Inquisición española parece que disparan menos “resortes” porque están enterrados más profundos en nuestra memoria cultural.

 

 

Conocemos a bottoms [personas a las que les gusta ser dominadas] que pertenecen a grupos minoritarios oprimidos hasta hace poco que han encontrado un enorme alivio y excitación creando historias alrededor de esa opresión histórica.

Obviamente todas estas sesiones pueden tener una carga emocional profunda y seria para ambas personas, la que domina y la dominada. Las que dominan pueden encontrar complicado representar la intolerancia aunque sepan que son personas amables e igualitarias. Las personas dominadas se pueden encontrar con sentimientos inesperados de odio o de opresión internalizada. Sugerimos un cuidado extremo al negociar y representar estas sesiones, similares a las que hemos recomendado para jugar con traumas personales como violación o malos tratos.

 

 

Si estas sesiones se juegan en una fiesta pública u otro tipo de reunión, quienes vean esas situaciones pueden horrorizarse, escandalizarse o enfadarse. Son temas sobre los que se discute de manera apasionada. Habla antes con quienes organizan el evento sobre las sesiones que incluyan racismo, machismo o nazis: recuerda que cuando entras en una fiesta con esvásticas puedes estar tocando la fibra sensible a gente que no ha decidido jugar contigo. Cuando gritas “negro de mierda”, “zorra estúpida” o “sucio judío”, la gente alrededor no puede cerrar sus oídos.

Del mismo modo que pensamos que las personas que van a las fiestas son responsables de sus propias acciones, es de buena educación dejar a la gente saber por adelantado la naturaleza de la sesión que estás a punto de hacer de manera que puedan elegir si quieren mirar o no, o si quieres irse a otra sala».

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