Cuando lo no normativo se convierte en la nueva norma
20 abril, 2016 a las 12:55/ por moscacojonera
Esa tierra prometida en la que acabaríamos teniendo una sexualidad mucho más libre, no está ahí como lo habíamos imaginado. Parece inevitable que también en los espacios no normativos se determine qué es deseable y qué no, que se arrastren herencias culturales que nos condicionan, que no se llegue a recoger esa diversidad infinita que somos.
(…) Parece inevitable que cuando vamos creando esos espacios alternativos, nos vayamos inspirando en otro imaginarios que nos parecían atractivos y que tendemos a reproducir. Y se acaban generando una serie de expectativas de lo que es “lo normal” dentro del BDSM, dentro de lo queer, de lo transfeminista, dentro del fetish, del shibari. Nos cuesta llegar a darnos cuenta de lo complicado que es encajar nuestras prácticas sexuales en privado (que acaban siendo únicas, propias de cada relación, cada persona), nuestras maneras ser más o menos sexuales, con las prácticas sexuales que se comparten en público (ya sea en eventos o al contar lo que hacemos), donde siempre hay algún tipo de referencias, donde parece inevitable saber qué es posible y qué no, qué es deseable y qué no, y donde juegan muchos más factores que el acuerdo de dos o más personas en privado.
Un nuevo artículo para Pikara Magazine, de nuevo ilustrado con uno de los sabrosos collages de Sra. Milton.
sra milton
Ese es el reto: Crear espacios donde pueda desarrollarse nuestra “legítima rareza” y al mismo tiempo nos podamos seguir reconociendo como parte de colectivos comunes, de proyectos que convergen, conviven y se apoyan dejando espacio a una infinita diversidad. Espacios donde nuestra diferencia no vuelva a ser, en realidad, una nueva norma que no deja espacio para otras diferencias.
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Pero desde el momento en que definimos una ética en el BDSM, en el poliamor y en otras relaciones alternativas, estamos definiendo una normativa. Y es importante the esa normativa se respete en espacios públicos e incluso dentro de lo privado, si queremos seguir luchando contra el maltrato. Claro que lo que es ético y lo que no lo es seguirá siendo sujeto a debate. Algunas cosas están clarísimas y otras no tanto. Por lo tanto, las normativas y la controversia en torno a ellas están bien.