«Ser negra, lesbiana, gitana, transgénero o diversa funcional implica que el cuerpo sea sometido mediante políticas de intervención social. Debemos apropiarnos de nuestros dolores, de las vulnerabilidades, de los procesos fisiológicos y médicos que nos marcan» (Twitter Ménades editorial)

El próximo viernes 12 se presenta en Librería Mujeres el libro colectivo «Disidencia en el cuerpo. Perspectivas feministas».  Será a las 19.00 en calle San Cristóbal. Estarán Silvia Agüero y Marta Pérez Arias.

Yo por mi parte agradezco infinitamente la invitación a participar y la insistencia en incluir mi texto, porque siempre me resulta un espacio que sé que es cuestionable, pero una lucha donde me alegra poder aportar algo, como ya comenté aquí. Venir de una casa donde el maltrato era constante me ha hecho muy consciente siempre de lo imprescindible que es la lucha y reflexión feminista, a lo que se ha sumado lo aprendido en estos últimos 20 años gracias a las autoras a mi alrededor y en la Historia, lo que no significa en absoluto hacer las cosas bien ni querer ponerme una medalla de ningún tipo (como dice alguna amiga ¿dónde está el mérito en ser adulto funcional, en ser una persona civilizada?) Suficiente que mi trabajo sea útil en algún sentido en esta lucha, como en el resto de luchas que me atraviesan, como la LGTBI (sin poder ser todas las letras, tener todas las identidades), la pro-BDSM y «sexualidad no convencional», las luchas en la política, en el antirracismo, antiglobalización neoliberal, etc, especialmente en un mundo que cada vez retrocede más rápido…

Espero haber aportado al libro un grano de arena interesante desde una sexología no biologicista ni esencialista, dándole vueltas al tema del cuerpo y la llamada «sexualidad no convencional», a cómo esa diferencia entre lo convencional y lo que no lo es (algo subjetivo y cambiante) no es sólo una cuestión intelectual sobre la que debatir, sino que la frontera que separa ambos conceptos está en el cuerpo. Debates a los que el cuerpo le es imposible ser ajeno, un campo de batalla donde constantemente se ha estado marcando la frontera para quienes quieren hacer esa distinción y patologizar las realidades que no encajan con su idea de «sexualidad», sea lo que sea lo que cada quien entienda por eso. A menudo se cree que la sexualidad sólo son las conductas (como si fuesen la consecuencia inevitable de unos deseos) y los genitales (como señal inequívoca de una identidad y unas «funciones», ignorando la complejidad real de las identidades y los deseos, y en general, lo que es, en realidad, la sexualidad humana).

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