Hay un nuevo incendio en redes sociales: haber descubierto un filtro para Tiktok que ha resuelto muchos de los errores técnicos de los anteriores. Con este filtro da igual si pasas tu mano entre la cámara y tu cara, nada cambia, no se nota que se ha aplicado un filtro. La impresión abosluta de ser «real». Y no son escasas las reacciones que piden prohibir filtros así porque «se van a creer que lo que ven en internet es real».

¿Cuál es la diferencia de ese filtro con los millones de fotografías de moda MUY RETOCADAS que hemos visto en revistas, publicidad, películas durante décadas?¿Cuál es la diferencia de esos filtros con los «pequeños retoques estéticos» (sutiles, que se reabsorben en un año o menos) que actualmente han reemplazado a la antigua cirugía estética a base de bisturí?

Vivimos permanentemente entre representaciones de la realidad en las que la gente de nuestro alrededor es más guapa, más exitosa, más feliz, más adinerada, más evolucionada, más sabia, más flexible, con mejor salud física y mental. Sucede ahora con las redes sociales, sucedía con las revistas de celebrities enseñando su casa y sus vidas, sucedía con las revistas de moda, con el cine, sucede con el porno. Sucede con las reuniones familiares en las que parece que todas las parejas van bien y, en cambio, a ti te parece que solo es la tuya la que va tan tan rara que ni te atreves a contar lo que está pasando en ella.

El problema es mucho mayor que la belleza estereotipada en instagram. Son las más de 30.000 mentiras dichas por Trump en cuatro años. Son las fake news. Son las mentiras y manipulación sobre la atención primaria y la sanidad pública para seguirla privatizando.

¿Qué solución tenemos frente a todas esas representaciones falseadas de la realidad? Porque está demostrado que afectan, negativamente, a la imagen que tenemos de quiénes somos, cómo es nuestra vida, qué futuro nos espera… Prohibirlas es una de ellas, pero no parece que esté teniendo mucho éxito… La otra es la educación para aprender a distinguir lo real de lo que no lo es.

El problema que veo es que se intenta centrar cada intervención educativa SOLO EN EL TEMA DE MODA ¿Surge un problema con los móviles? Hagamos talleres y charlas sobre los móviles ¿Surgen problemas con el suicidio y autolesiones? Hablemos de salud mental ¿Surgen problemas de imagen corporal? Hagamos un taller sobre imagen corporal ¿Consumen porno? Digamos que no lo vean ¿Se contagian con infecciones de transmisión sexual? Pues digamos en los colegios que usen condón siempre. Que NUNCA se lo olviden. Pregunta a tu alrededor cuántas personas que dan esas charlas lamen y chupan genitales con látex de por medio.

Con esas charlas, talleres, planes ¿estamos buscando que mejoren las vidas de quiénes nos escuchan o calmar nuestras conciencias y miedos?

Lo mismo hacemos con el uso del móvil, con el mobbing, con la salud mental: Creemos que hemos cambiado el mundo por dar una charla, publicado un folleto, subido un video, convirtiendo en responsabilidad individual algo que sería radicalmente diferente si no viviéramos en una sociedad que promociona, precisamente, lo que decimos combatir.

Si no cambiamos la sociedad en la que vivimos, los valores en los que basamos nuestras vidas, van a valer de poco las prohibiciones que se nos vayan ocurriendo para controlar cada novedad que el mercado ponga en funcionamiento para optimizar lo que viene haciendo desde hace mucho mucho tiempo. Y eso nos va a exigir una reflexión mucho más profunda sobre el tipo de sociedad que queremos. Y mientras tanto, hacer lo que se ha hecho siempre: unirnos a otra gente, grupos, colectivos que trabajen en red con más gente, grupos y colectivos para poder presionar y cambiar la legislación que va a determinar en qué condiciones vamos a vivir.

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