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El fin de la monogamia

7 marzo, 2023 a las 13:55/ por

Hoy me han vuelto a escribir para entrevistar a gente que quiera contar su forma no-monógama de relacionarse, para hablar del fin de la monogamia. Por eso he elegido una imagen apocalíptica, para hablar de esa sensación de FIN, de cambio revolucionario. Es lógico que, si llamamos «no monogamias» al poliamor, anarquía relacional y similares, parezca que una cosa es la opuesta de la otra. Y que hay un cambio como no ha habido antes.

En realidad las familias, y relaciones en general, son muy complejas para las relaciones heterosexuales desde la aparición del divorcio de mutuo acuerdo: en 1969 en EEUU y, mucho más tarde, en 2005 en nuestro país y en Colombia, 2008 en México y Perú, en 2015 en Argentina…

Antes de esas fechas, las relaciones ya eran complejas, pero no se podía hablar de ello. Sólo hace falta que preguntes a tus familiares si conocen algún caso de un señor con dos familias (no solo amante, sino otra esposa, otras criaturas, otra casa…). Había MUCHOS casos. Y de toda la vida ha existido el «doble rasero»: toda una maraña de ideas, creencias, costumbres, mitos y legislación que hacían muy fácil que en las relaciones heterosexuales ellos tuvieran derecho a muchísimas cosas que ellas no podía ni imaginar.

En las relaciones homosexuales, por necesidad/obligación/persecución/estigma, las relaciones siempre han sido diferentes al «modelo matrimonial»»: entre hombres, como cuenta Gabriel J Martín en sus libros, había y hay toda una serie de «arreglos» posibles (ser alguien con quien follas una vez, o alguien con quien lo haces regularmente, o una amistad con derecho a roce, o una pareja con la que no tener vida matrimonial y la pareja matrimonial, aparte de poder cuidar de tus ex o amistades que cayeron con VIH/SIDA). Entre mujeres las relaciones hacían y hacen que algunas ex se mantengan dentro de las relaciones futuras como parte de toda una red de convivencia y apoyo.

En las relaciones con criaturas de por medio, las relaciones, EN LA REALIDAD, siempre han sido mucho más complejas. Que haya una criatura de por medio siempre ha obligado a que siga habiendo una relación entre exes. Es más: no siempre es una mala relación, sino que alguien puede parecerte la persona PERFECTA para criar a tu peque… aunque ya no sientas nada de atracción hacia esa persona. Y haya atracción o no, lo que nunca sucede en la realidad es que un progenitor REEMPLACE al anterior. La realidad es más compleja y enredada entre progenitores, nuevas parejas, exes y demás. Toda una maraña de relaciones que hacen todo eso mucho más complicado… como todas las relaciones humanas.

La novedad en las relaciones no es el fin de la monogamia, sino poder hablar sobre la relación explícitamente… aunque sea una relación heterosexual, donde se suelen hacer las cosas por imitación, por inercia, por lo que se cree que es «lo normal».

LAS NO MONOGAMIAS EN LA PRÁCTICA

La primera parte es esa: ahora se pueden explicitar cosas que antes, por muy diferentes razones, no se podían hablar. Y ahora que se puede hablar ¿cómo se lleva a la práctica?

Estas son las novedades en la nueva elaboración de la receta no monógama:

1.- Que existen modelos utópicos HEREDADOS para crear nuestra relación

El modelo de los matrimonios era una familia extensa y próspera. El modelo del matrimonio en los años 70 buscaba dos personas plenas, una relación en la que cada persona llegara a ser la mejor versión de sí misma. El modelo romántico era un amor para toda la vida. El modelo fitness es de la pareja que vivirá 100 años con una salud física y mental perfecta.

El modelo no monógamo son los diferentes nombres que se van inventando para cada propuesta. Diferentes referentes de las relaciones poliamorosas y no monógamas. TODAS esas propuestas tienen algo en común, heredan sus ideas de una de las dos tradiciones más importantes, que son la anarquista (que da lugar al amor libre a finales del siglo XVIII) y la socialista utópica, como las visiones de Owen o Fourier. La primera buscaba un amor libre del Estado y la iglesia, ya que hasta ese momento, el matrimonio sólo había sido una herramienta para esclavizar a las mujeres. La segunda tiene una visión más aristocrática y, como es previsible, ha ido siguiendo otras ideas que encajan con ese punto de partida: la cultura beatnik, la autorrealización de Maslow, las sociedades utópicas como Oneida, Kerista, la Iglesia de Todos los Mundos, Tamera…

2- Que existen modelos utópicos ACTUALES para crear nuestras relaciones

En el siglo XXI entendemos las relaciones como un trabajo, una tarea, algo que se puede hacer mejor o peor, como el yoga, el crossfit, cuidar las plantas… Y con ese objetivo en mente, se cree que es posible ser conscientes PERMANENTEMENTE de todo lo que hacemos en las relaciones, algo humanamente IMPOSIBLE. Como parte de esa fantasía, se dan miles y miles de recomendaciones en las redes sociales, que se han especializado en la consultoría y asesoramiento: «te voy a dar cinco ideas fundamentales para que tu relación funcione». En redes sociales tenemos cientos de miles de recomendaciones para que nuestras relaciones sean perfectas.

Al entender las relaciones como una tarea, es lógico creer que las relaciones se pueden gestionar. El lógico creer que se puede hacer un análisis de las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la relación. El lógico creer que se puede «diseñar» la relación perfecta, en la que haya acuerdos beneficiosos para todo el mundo, en que las relaciones sean sanas, en las que los límites se vean claramente y siempre se respeten. Como si una relación fueran una lista de cualidades que se pueden mejorar. La realidad es muchísimo más compleja. Como dice Manuel J Smith en su libro sobre los derechos asertivos, toda relación es problemática desde el momento en que se repite.

No hay problema si en tu trabajo encuentras que alguien ha usado un poco de tu leche de soja. Quizá se equivocó. El problema nace cuando sucede por segunda vez ¿planteas una reunión porque ha sucedido dos veces?¿esperas a una tercera?¿pones tu nombre en la leche de soja?¿avisas a todo el mundo por email?¿lo dejas pasar porque no es algo tan importante? Cada una de esas decisiones va siendo parte de una maraña de acciones y reacciones, de interacciones que… son humanas. E impredecibles no solo en el camino que van a tomar, sino cómo te vas a sentir al hacerlo (hagas lo que hagas), o al no hacerlo, o cómo te sientes con el resto de personas de tu equipo ahora que sabes que alguien bebe de tu leche de soja.

No es raro creer que las relaciones son algo parecido al trabajo, porque es el marco DENTRO del que creamos las relaciones. Las relaciones se han ido adaptando para ser algo que no afecten en absoluto, o lo mínimo posible, al trabajo. Por eso la forma preferida es un «casialgo», cualquier forma de vincularse lo más liviana posible para poder «desmontarla» inmediatamente si pierdo el trabajo, si tengo que irme a vivir a otra ciudad, si tengo que cambiar turnos, si tengo que trabajar el fin de semana, si «no me da la vida». Entre trabajo y relaciones, claramente, ha vencido el trabajo.

¿Dónde está el problema de entender las relaciones cómo trabajo? Que, en teoría, funcionan. En la práctica, no.

Pero al encontrar que la Nueva Promesa no funciona, no es satisfactoria, se intentará inventar otra nueva promesa que asegure ser la forma perfecta de relacionarse.

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