No todo el mundo tiene que bucear o subir el Everest
23 enero, 2013 a las 11:00/ por moscacojonera«El poliamor es como el buceo: Mola mucho a quien le gusta, pero para el resto de la gente…. ¿pa’qué meterse a 60 metros de profundidad y sufrir el miedo, el agobio, si no les llama desde el principio?»
Ese tuit (que he ampliado) acabó saliendo ayer mientras contestaba a las preguntas de una amiga sobre el tema del poliamor… Amiga monógama a la que le llamó la atención la web, el tema… Ojo, que no tiene nada malo que sea monógama, yo no lo hacía por ganar una nueva socia para el gremio… La monogamia elegida conscientemente, sabiendo lo que se hace es tan buena como el poliamor, o sea la opción que sea. Lo malo es cuando se cae en la monogamia porque crees que no hay otra cosa. Lo malo es cuando se está intentando cuadrar dentro de un modelo que a lo mejor no está hecho para ti. O a lo mejor es que no sabes que existen otras opciones. O crees que la pareja monógama es la única segura. Y esa pareja monógama no asegura nada: Por cada cuatro matrimonios, hay tres divorcios (datos de 2008, con la crisis se redujeron se supone por ser más complicado salir de esa relación, encontrar trabajo, comprar otro piso, venderlo…).
Además de eso tiene otro peligro añadido: En una relación monógama el tener sexo con otra persona suele suponer una ruptura. Por lo que no es raro que un desliz de una noche se oculte (la decisión más sensata, suelen decir la psicología, si no se piensa repetir). Y no se piensa repetir. Peeeeero cuando sucede algo más, y se ve a esa tercera persona por segunda vez, y tercera y cuarta, y se siente algo… ahí está el miedo a decir nada para no tener una ruptura dolorosa con alguien a quien a lo mejor se sigue queriendo… Con lo que mentir suele ser otra opción.
El entorno tampoco lo pone fácil… España (y sospecho que los países latinos en general) no son un buen campo para el poliamor con tanta presencia de la religión católica, que aún sigue anclada en ver a la homosexualidad como la causa del fin del mundo. Y el entorno social no recibe nada bien estas cosas. En España las complicaciones se pueden resumir en un párrafo de una noticia de hoy:
PREGUNTA: Me imagino que una dictadura tan larga como la que hemos padecido en España puede suponer un lastre en la moral sexual de hoy en día, quizás anclada aún en el pasado…
RESPUESTA: Tenemos el lastre de la doble moral. En la vida personal cada uno hace de su capa un sayo, porque además eso ha sido muy español. Ya no es una cuestión de la dictadura franquista, esto parece que viene de lo más profundo de nuestro pasado. En lo privado tenemos un comportamiento distinto de lo que aparentamos o de lo que tratamos de aparentar. También es lógico que sea un atavismo histórico, en nuestro caso por el influjo que tuvo una institución tan represiva como la Inquisición. Acaba en 1823, pero solo estamos 100 años sin Inquisición. Luego viene el franquismo y el comportamiento tenía que adecuarse 100% a esa moral catolicista. En lo íntimo uno hacía de su capa un sayo y en la vida pública trataba de comportarse como si fueran unos santurrones o unos meapilas.
Si ya es complicado con eso alrededor, de por sí, hay que admitirlo, el poliamor no es sencillo. El 99% de la información está en inglés. No hay modelos. No hay películas. O las que hay acaban mal la mayoría de las veces. (Como pasaba con las de bolleras hasta hace poco o con las de gays hasta no hace tanto. Como le pasaba a la infiel hace décadas, que la castigaba la vida.). Cada relación poliamor es distinta. Se pueden compartir, con otras personas que están en ese tipo de relación, los métodos, los sistemas, las recomendaciones… Se pueden compartir las maneras de resolver esas fases por las que pasa todo el mundo. Pero no hay modelos que sirvan de unas relaciones para otras… Una relación de tres chicos no vale para tres chicas, o mixta. O de 2 personas que llevan tiempo y una que lleva poco en el poliamor no es lo mismo que tres personas curtidas en eso o tres novatas. Depende de la forma de la relación, de los géneros, las edades, las prácticas, de las habilidades de comunicación, de capacidad para negociar, de inteligencia emocional… Las combinaciones son infinitas.
Pero a pesar de todas esas complicaciones, no hay que olvidar algo fundamental: Son complicaciones que sufren las personas que hacen algo que estaban deseando hacer. Es una situación elegida voluntariamente. ¿Tiene complicaciones subir el Everest? Sí, claro, muchas. Por eso la mayoría de la gente no decide embarcarse en el proyecto de escalarlo. Pero no es imposible subirlo, ni las complicaciones significan que no valga la pena llegar a la cima. Para quienes suben esa experiencia es la hostia.