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El tabú de los hombres con dos familias

25 noviembre, 2020 a las 11:25/ por

En los años que llevo haciendo talleres siempre hago la pregunta: ¿Quienes conocen, de primera mano, un caso de un hombre con dos familias? SIEMPRE, en TODOS los talleres ha habido una o más personas que han levantado la mano. Incluso en talleres con cuatro personas, una de ellas conocía un caso. Mi deducción (ya que no existen estadísticas, hasta donde yo sé) es que los hombres con dos familias no son algo poco común, sino que, apareciendo tan a menudo, tiene que ser algo muy muy muy común. Y sobre lo que no es raro que no se hable.

Lo que me interesa son los casos de hombres con dos familias. No de un hombre con dos mujeres. Ni mujeres con dos relaciones a la vez, porque, de momento, no ha conocido de ningún caso de una mujer que tuviera dos familias completas, como sí he oído de hombres. No me refiero a las relaciones más informales de las que he oído hablar en otros países, en las que la crianza se reparte entre más orgánica, parejas que llegan, parejas que se van, que compartas padre pero no madre, o viceversa con otra persona… No. Lo que me intriga son las familias que intentan aparentar todo lo posible que son «una familia como otra cualquiera». Con el pequeño detalle de que el marido es común a dos familias, y comúnmente, empezando como una segunda historia oculta a la primera esposa.

No es raro que exista semejante tabú sobre el tema, por lo doloroso que debe de ser para tantas personas en las dos familias. Sea por engañadas, consentidas, resignadas, la descendencia en una familia y la otra, si se conocen o no, si se hablan o no, los líos de las herencias…

Es similar al modelo polígamo: ellos tienen la posibilidad de tener dos familias, pero en ellas no se contempla ni que tengan dos relaciones simultáneas. Incluso en matrimonios que se han distanciado con los años, cuando se dice de tu pareja eso de «supongo que también tendrá sus aventuras», se suele preferir evitar conocer realmente en qué medida hay un proyecto paralelo con mucha más relevancia de la que se le quiere dar.

En esto seguimos donde estábamos hace décadas: con un doble rasero entre hombres y mujeres que ahí sigue. No hace falta ser premio Nobel para saber que un hombre con varias relaciones heterosexuales simultáneas siempre recibe palmadas en la espalda, sea por su capacidad física, por si capacidad de engaño o por su capacidad de salirse con la suya (siempre, el viaje vital del héroe). Si es una mujer la que tiene varias relaciones simultáneas hay mucho más estigma. Sólo hace preguntarse qué les dirían a esas mujeres si se supiera en sus familias de origen, en el colegio donde van sus criaturas (o si ella organiza actividades en su casa con otras criaturas del cole), qué les dirían en su trabajo sobre todo si trabajan con menores o de cara al público (profesoras, médicas, enfermeras, trabajo social etc)

¿Algún día se hará un cálculo de cuantas familias así tenemos alrededor?

 

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