Selección de idioma

En el sexo no hay que saber más, hay que saber mejor.

23 octubre, 2019 a las 9:00/ por

Cuando la gente quiere saber «más» sobre sexo, suele sumar más y más información. Y se siente que se sabe más porque se saben cosas que no se sabían antes. «Ah, que el tiempo medio para llegar al orgasmo es x…», «ah, que la medida media de un pene en erección es x…», «ah, que el tamaño no importa…», «ah, que las fantasías más comunes son esta y esta…»… «ah, que la manera de conectar con mi deseo es…».

El problema de ese enfoque es que se sabe más… sin revisar los conceptos de base. Con lo que no se construye nada nuevo, sólo se sigue insistiendo en las mismas vías que nos han llevado hasta donde estamos hoy día.

Se aprenden más y más datos sobre ITS, sobre los contagios entre jóvenes…sin darse cuenta que lo mismo hace todo el mundo (hace tiempo que desapareció el matrimonio para toda la vida, ahora más jóvenes y más mayores se pueden liar con mucha gente via Tinder o lo que sea). Se les insiste una y otra vez que usen condones para evitar contagios, cuando en realidad se les está diciendo para evitar embarazos, porque chupar pollas y comer coños lo hace la inmensísima mayoría sin látex de por medio.

Se aprende sobre los orgasmos pero no se cuestiona si se folla por instinto, o como una forma de llegar a una mayor intimidad. Seguimos hablando del sexo como hacia Freud: el sexo normal, las pulsiones, los deseos reprimidos… Creemos que la clave está en cómo se penetra, cuánto, si mucho, si poco, sin cambiar el foco de ahí y luego le decimos a quienes vienen detrás que no follen así o asá. Se cree que la clave está en saber cuál es la media, si se está por encima o por debajo. Por encima bien, por debajo mal, olvidando que una media/moda es algo a lo que se llega fruto de una cantidad de datos muy variados, por arriba y por abajo.

Se le dice a la gente que se libere… pero cuidado con las fantasías, no vayas a fantasear con lo que no debes, creyendo que hay un puente mágico entre lo que está en tu fantasía y lo que planificas, como si lo uno fuera el proyecto de lo otro (Krafft Ebing y Freud en estado puro). Como si el hecho de fantasear con algo significara que, inevitablemente, fueras a hacerlo.

No nos damos cuenta de las consecuencias que tiene en las relaciones no monógamas verlas como una forma más de pareja, en lugar de otra cosa que no tiene nada que ver (de eso hablo en el congreso NMCI este año). No nos damos cuenta de las implicaciones descomunales que tiene en nuestra vida hablar de padres y madres biológicas, sin tener ni idea cuál es la alternativa.

Y en lugar de entrar a fondo en eso (como entra incisex, como entra Amezua de 2001 en adelante, como entraba la corriente perdida en los años 30, el momento de la foto final, delante del instituto de Hirschfeld, como entramos en la escuela, como entra Ana García Mañas en su libro), seguimos buscando la manera de que las cosas sean médicamente correctas, como si el sexo fuera una cuestión de genitales y medicina (y en los peores casos psicología y psiquiatría) ¿En serio, crees que tener ese enfoque no tiene ninguna consecuencia en las conclusiones a las que llegas?

 

institute hirschfeld

No hay comentarios todavía

Dejar una respuesta

Mensaje:

logo_lateral
 

Archivo