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¿Es bueno o malo
invitar a una chica a un café?

29 agosto, 2014 a las 11:00/ por

¿Alguna vez te han preguntado en la calle si te interesa la lectura? ¿Alguna persona con un chaleco reflectante con el logo de una ONG, en una calle llena de gente, con una carpeta en la mano, os han preguntado alguna vez si les podéis dar cinco minutos? Tengo la certeza de que por lo menos una vez contestaste a la peligrosa organización mundial librera, de que te paraste a escuchar los argumentos de Unicef, de Oxfam, de Greenpeace… Al final, hables, discutas, creas tener razón o no, el final era el mismo: Paga, regístrate, suscríbete, aporta aunque sean 2 euros al mes. ¿Cuántas veces caíste en la trampa? ¿Dos, tres, una vez al año? Cuando vuelves a caer por décima vez… ¿no te sientes un poco naif por haber vuelto a caer?.

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Preguntar si es bueno o malo invitar a un café a una chica es una pregunta con tan poco sentido como preguntar si es bueno o malo prestarle dinero a un amigo. No tiene respuesta esa pregunta, porque depende de muchos factores ¿De cuánto dinero estamos hablando?¿es de fiar tu amigo?¿le has prestado más cosas y las ha devuelto?¿sois muy muy amigos y sólo un poco más que conocidos?¿vive en otra ciudad? y una lista interminable de matices. La cosa no es qué haces, la cosa es cómo lo haces. El tono, la actitud, el momento que eliges para ¿interrumpir?. Porque tampoco lo sabemos por el tuit de la chica en la biblioteca. Si no sabes de qué chica estoy hablando, lee al final del post, ahí lo explico.

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La respuesta que he visto a este tema en internet que más me ha gustado ha sido «No quiero vuestro café», del blog de The Lost Dreamer. Copiaré aquí algunos extractos pero tendréis que entrar en su blog si queréis leer la argumentación completa.

«Este post va de que, en general, no quiero vuestros cafés. No quiero quedarme a comprobar si sois majos o babosos. No quiero aceptar vuestra amabilidad porque ya empiezo a tener suficiente experiencia acumulada sobre qué es lo que dicha amabilidad pretende.

“No todos somos iguales” me diréis. Eso he pensado muchos años. Tengo muchos amigos varones que nunca me han puesto en una situación incómoda. Ni siquiera yendo borrachos como cubas: las chorradas que ha habido que leer estos días me hacen apreciarlos todavía más (son precisamente estos chicos los que no entienden nuestro cabreo con el tema del café, pero los entiendo: ellos que se comportan como personas y no como chuchos pueden no entender lo que pasa). Pero conozco muchos chicos que son unos maestros del café. Del café inocente, quien dice café dice una cerveza, que quedas para tomarte con alguien que te cae bien, con quien quieres entablar una conversación y quién sabe, tal vez una amistad. Pero ahí llega, el café. El café resulta que se toma arrimados. Muchas veces con la manita en el muslo y gesticulando con el otro brazo, golpeando el pecho de la fémina accidentalmente en unas cuantas ocasiones. La magia de la conversación se rompe con propuestas, ya sean verbales o físicas, no siempre sutiles. Una intenta no poner la mano sobre el muslo de él como una invitación a que él retire la suya del tuyo, te apartas hasta que ya no te queda asiento pero el café sigue acercándosete o mueves la cadera como si estuvieras bailando el limbo ante el más ligero asomo de una mano acercándose a ella (no, no soy una estrecha ni me molesta el contacto físico: me gusta el contacto físico con la gente en la que confío, no con personas con las que solamente he quedado para un café). Llegados a este punto reconozco que la imbécil soy yo por no levantarme e invitar al susodicho a meterse la mano por el culo. En su lugar dejo que la incómoda situación se prolongue hasta que se le deja claro verbalmente al sujeto que no, no va a tener sexo con una. A partir de entonces la amistad se vuelve imposible porque parece ser que una no entiende de qué va esto del café. Y lo reconozco, a veces me da rabia, porque más de uno y más de dos chicos que me caían bien han dejado de tratar conmigo cuando les he dicho claramente que no se iban a acostar conmigo.

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Así que lo siento mucho, amigos. No quiero vuestro café. Es más. Os lo podéis meter por el culo. Hace tiempo que decidí reducir la cantidad de situaciones ridículas e incómodas en las que me encuentro. Solo me acerco a quien me de confianza. Solo pongo una mano en un muslo, en un culo o en un cuello cuando no me cabe duda de que la otra persona así lo quiere. ¿Soy tímida? Sí. Pero sobre todo tengo enorme pánico a invadir el cuerpo de una persona y hacerla sentir incómoda por ello. Así que aprended modales, pensad en cómo os gusta que os traten a vosotros, pensad que no todo el mundo se siente igual con el contacto físico y luego, si acaso, invitad a café. Pero que sea solo café, por dios, que lo demás ya lo tenemos muy visto.»

A mí me parece clarísimo lo que dice, y que resumido, se queda en una cuestión de educación. Y es algo para lo que siempre se suelen poner muy dignos en público chicos que luego en privado cuando nadie los ve  —así todo quedará en un «es tu palabra contra la mía»— o aparentando que el roce es casual, seguirán a lo suyo sin que nadie los pare. No me digáis que me lo invento, que me lo sé de amigas muy cercanas. Y he oído largas charlas defendiendo el respeto y la libertad de personas que sé que en privado no lo tienen en absoluto. De verdad, creo que vale la pena leerse entero el post de «No quiero vuestros cafés», lo dicho, me ha parecido la mejor explicación de que, en realidad, no estamos hablando de cafés. Lo mismo que con el dinero y el amigo: El tema no es el dinero, el tema es la confianza que tienes en ese amigo. Recuerda las ONGs captando en la calle: Caes dos veces, tres… pero no consideras que hay que darle una oportunidad a cada nueva pregunta sobre si tienes cinco minutos para dedicarles. 

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Y hablando de amigos, la segunda parte de esto es el milagro que vi en internet un par de veces, dos chicos rectificando su posición sobre este tema. No os hacéis a la idea del grado de agresividad al que se llegó con este tema, por eso me llamaron la atención los cambios de postura. De los ataques, me niego a enlazar los tuits, vídeos y posts de seres mononeuronales, vivo muy a gusto en esta burbuja. Y prefiero no poner ni el nombre de ella, porque ya se ha llevado más de lo que tiene que llevarse nadie en su cuenta personal.

En mi burbuja está un amigo, @Multimaníaco, que consiguió ese milagro gracias a sus dotes, de las que yo carezco, de tener una inmensa paciencia en Twitter para argumentar el tema durante tuits y tuits. Y aquí os dejo la argumentación entre él y @RamonSaghiro, recopilada en un Storify que muestra los tuits en orden cronológico (bajando, no subiendo) y titulado, muy apropiadamente, «¿Qué tiene de malo invitar a una chica a un café?.No se trata del café en sí, y aquí trato de explicarlo».

 

*Para quienes no sepan de qué estamos hablando, todo el lío en las redes sociales con invitar a cafés tiene su origen en un tuit de una chica.

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Eso llevo a un acoso de días, miles de tuits dirigidos a ella, vídeos insultándola (que no enlazaré). Te puede parecer algo normal esa reacción pública. Que sepas que Sarkeesian, la chica de Fem Frequency ha tenido que abandonar su casa por las amenazas de muerte al analizar el machismo en los videojuegos (cuando, además, en el mundo juegan más chicas que chicos). Es como el sexo «virtual». En realidad es sexo a distancia, pero no es virtual, es real: Te excitas realmente, te emocionas realmente, reaccionas de manera real, con la única diferencia de que la persona no está delante de ti, pero los efectos si se dan en el mundo «real». Pues lo mismo pasa con el acoso online. No es un acoso virtual.. sólo es a distancia.

 

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25 Comentarios a “¿Es bueno o malo
invitar a una chica a un café?”

  1. Megustanloscafés dice:

    Lo que a mí me sucede, al menos, es lo siguiente.
    Está claro que es intolerable que te agredan.
    Está claro que si estás incómoda lo expresas y fin (y creerme cuando digo que no soy una tiarrona enorme que dé miedo con decir «déjame en paz» y a más de un moscardón me he quitado de encima sola)
    A ver si ahora va a resultar que tenemos que tragar con lo que nos desagrada

    Pero suponer que porque te inviten a un café quieren algo y les importa una mierda tu consentimiento o tu voluntad… me parece excesivo. Casi paranoico

    Comparto una experiencia personal.
    En un autobús nocturno me desperté porque noté la mano de quien iba al lado metiéndose bajo mi abrigo. En el lugar de descanso él me dijo que si me tomaba un café con él.
    Pues sí, está claro que ese tío no entendía ni de límites ni de… «pautas habituales» ni de nada.
    Pero que se te acerque alguien y te diga: oye, ¿quieres tomarte un café conmigo? (si es que se lo dijo así)… Pues no sé, ahí no hay nada desagradable. Y, si eso, dices «No, gracias, no me apetece».
    No podemos juzgar a la gente por cosas que no ha hecho.
    Y, si ya invitar a un café es una invasión de la intimidad patriarcal y a desterrar… por favor, y no lo digo con sorna ni sarcasmo sino con verdadera curiosidad, ¿alguien me explica cómo vamos a ligar de ahora en adelante? ¿vía whatsapp? ¿enviándonos contratos? Es que no lo entiendo.
    Y si yo, que soy una tía, invito a un tío a un café… ¿qué soy yo?
    Es por eso que me hago mucho lío con este tema.

    Me gusta tontear y que me tonteen, el juego del acercamiento y la seducción, me gusta que me inviten a cosas e invitar a cosas a quienes aprecio y, entre ellos, a quienes me quiero ligar también.

    No creo que haya que destruir todas estas cosas porque haya gente que no sepa manejarse en lo correcto y se exceda. Y me parece que, repito, si el café se sugirió amablemente, no hay que poner etiquetas que no son. ¿Que no te apetece? Genial, pues rechazas. ¿Que tu intuición te dice que no pinta bien por yo qué sé qué? Pues rechazas
    Pero de ahí que invitar a alguien es machismo porque lo haga un tío… otra cosa sería, por poner ejemplos, que un chico que parecía majo te saque un trago y luego te diga que a ver a dónde vas que para algo te ha sacado el trago y no para que te vayas de rositas; porque ahí ya se está presuponiendo que tú a cambio de un trago haces a saber qué con él.

    Encantada de debatir con quien se preste porque, ya lo digo, creo que a veces no soy capaz de ver lo que otras personas ven en algunos de estos casos

    • moscacojonera dice:

      Como se ha dicho muchas veces, creo que es cuestión de actitud en la situación concreta. De todos modos matizar que la autora del texto que extracto no dice en ningún momento supone «que porque te inviten a un café quieren algo y les importa una mierda tu consentimiento o tu voluntad», sino que no tiene ganas de estar viendo una y otra vez si quien viene con esa oferta al final va a ser educado o no.

      Y sobre todo que en su caso dudo mucho que busque enviar ese mensaje a toda la humanidad (porque no saben quién es, no reconocerán a la autora del post) sino que creo que lo dirige a su círculo más cercano, como dice al inicio del texto. Precisamente el círculo dónde ya se ha encontrado (no es un futurible, es experiencia) que la invitaban a un café para después pasar al contacto físico no solicitado ni buscado ni deseado en ningún momento.

    • Ana dice:

      Interrumpir a alguien que en ningún momento te ha dado señales de interés (no es tan dificil leer el lenguaje no verbal) es una grosería.

      Yo a la biblioteca voy a estudiar. Voy a la biblioteca porque me ayuda en la disciplina de estudio, porque en casa tengo demasiadas distracciones a mano que evitan me que centre. Voy a la biblioteca con tapones porque me cuesta horrores concentrarme y cualquier ruidito es capaz de distraerme. Pues bien, si yo estoy en la biblioteca estudiando, he conseguido concentrarme por fin, y le estoy sacando partido al estudio, si viene un tipo, me interrumpe para decirme «Perdona, te puedo invitar a un cafe?» a mi me dan ganas de matarlo, y por mucho que haya dicho «perdona» a mi me parecería una total falta de respeto. Claro, si no me apetece puedo decir NO, no pasa nada,le rechazo y ya está. Pero la cosa es que yo estaba concentrada, y ahora este subnormal me ha desconcentrado porque le salió a el de los huevos, y por su jodido capricho yo tengo que perder de 15 a 30 minutos para volver a conseguir ese estado de concentración, cuando podría estar empleando ese tiempo en seguir estudiando.

      El machismo no está en la invitación, el machismo está en la falta de tacto para interrumpir a una mujer en cualquier momento y en cualquier lugar. Y eso se da mucho, y está muy aceptado.

      Es como cuando estás con una amiga en un bar tomando algo y hablando y viene un tipo y os interrumpe porque le da la gana. Le dices educadamente que se pierda, y vuelve a insistir, y entonces ya le mandas a la mierda y el tipo te dice que tampoco hace falta que te pongas así. Y tu que estabas tan a gusto enfrascada en una conversación con tu amiga, ahora tienes un cabreo de tres pares de narices porque al subnormal le salió de los huevos.

      • moscacojonera dice:

        efectivamente. Mi Santa™ de primera mano tiene la experiencia de un tio siendo, no machista, sino baboso, irrespetuoso por tocarla con la punta de un dedo. Y sucede como con el café: Si no sabes cuál es el comportamiento del tío, el lenguaje verbal o no verbal que acompaña a tocar con un dedo o invitar un café, no sabes realmente qué sucedió.

  2. Teresa dice:

    Una vez estaba comprando lubricante en la farmacia y el hombre que había al lado en la cola, después de mirarme de arriba abajo como si nunca hubiera visto antes a una mujer, salió detrás de mí casi corriendo y me dijo ¿Quieres tomar un café? Pues no, ese café NO!

    Pero coincido en varias de las cosas que dice «megustanloscafés» al final el límite está muchas veces en si la persona te gusta o no, y eso es algo que el otro no siempre puede adivinar. Pero a mí personalmente no me molesta, ya diré sí o no, o lo que me parezca en ese momento.

    • moscacojonera dice:

      Ya, pero lo que digo, la autora no lo dice pensando en cafés futuros, sino acordándose de las ocasiones en que sí aceptó y se encontró que acababan tocándola disimulando, como si fuese casual…

  3. Estoy absolutamente de acuerdo con todo lo que se ha expuesto aquí y en The Lost Dreamer. Yo jamás he invitado a nadie que no conociera a una copa o un café, y la última vez que invite a tomar café a alguna amiga -y sin intenciones ni nada- fué en el pasado milenio. Tal y como lo digo.

    El problema no es, sin embargo, si «¿Es bueno o malo
    invitar a una chica a un café?».

    El problema es: «¿Es rentable , al final, invitar a las chicas a un café?» Y la respuesta es SI. Porque si no se consiguiera con mejor o peor fortuna ningún resultado, ni Dios lo haría, porque sería de tontos. Pero en un porcentaje aceptable para la mayoría de la gente que lo practica, si que sale a cuenta invitar a desconocidas.

    Item mas, extrapolando: ¿Son rentables las actitudes machistas? Como mínimo, conozco a un montón de gente, algunos amigos míos, a los que los comentarios , actitudes y pensamientos despreciativos sobre sus novias, las mujeres con que se acuestan y el genero femenino en general no les traen el más mínimo problema. Es más, tienen nucho más éxito a todos los niveles entre las mujeres que quien no lo hace.

    Pues viviendo en una sociedad como esta en la que, nos guste o no, todo está mercantilizado de una manera u otra, a lo mejor la manera de cambiar las cosas no es lanzando proclamas sobre si ciertas cosas están bien o ma, sino convertirlas en inútiles.

  4. NuncaMeHanInvitadoUnCafé dice:

    Primero un saludo a todas ustedes.
    Por su manera de escribir y expresarse supongo que son españolas (corríjanme si me equivoco). Y empiezo mi mensaje señalando este hecho porque yo no lo soy. Yo vivo en un país latinoamericano Pero no es para señalar nuestra diferencia de ascendencia por lo que me centro en este punto. Es más bien para dar a conocer una costumbre muy ensayada por aquí similar a la que ensayan allá con esa práctica de «invitarle un café a la chica». Acá se llama «te invito a ver una película en mi casa»
    Desde su punto de vista tal vez resulte obvio el objetivo de esa película: sexo.
    Déjenme decirles algo. Para una adolescente no. Y lo digo por experiencia propia.
    Cuando tenía 17 conocí a un chico. Muy amable en apariencia, mismo que un día me propuso «ir a ver una peli en su casa». Accedí. Lo que descubrí fue terrible, lo peor es que en charlas posteriores con algunos chicos, ratifiqué mi descubrimiento. Acceder a «ver una película» era sinónimo de acceder a tener sexo.
    Fue frustrante en verdad. Ese día hice experiencia. Por supuesto luego, cuando le dije que no quería tener sexo el me dijo «cómo que no? Pero si tu quisiste hacerlo!!» Lo único que yo recordaba era haber querido ir a ver una película en su casa.
    Y de eso, ya va un año.
    Jamás adiviné, ni encadené la relación entre ver una película y tener sexo.
    Para finalizar aclaro, que no es el hecho de tener sexo el que me molestó y asustó en cierto modo, después de todo yo no tenía miedo de perder mi virginidad puesto que ya no la traía conmigo, de lo que tenía miedo es de la intención y más aún de que, existía la posibilidad de que el me forzase a tener relaciones. Vamos digo.nde que el me viole.

    • moscacojonera dice:

      Gracias NuncaMeHanInvitadoUnCafé, no conocía lo de la película, pero creo que ilustra perfectamente lo mismo, el invitar a un café o una película y dar por hecho que eso significa otra cosa, en lugar de preguntarlo directamente o averiguar más detalles sobre esa persona antes de decidir que «ha accedido a venir» quiere decir «accederá a tener sexo».

      PD Supones bien, NuncaMeHanInvitadoUnCafé, lo escribimos desde España, y quienes han comentado creo que también lo son en todos los casos. Nos gustaría escribir de manera más neutra (la mitad de las visitas son de Latinoamérica) pero la verdad, no sabemos si sería posible, o cómo hacerlo para qué efectivamente fuese neutro…

  5. Sergio dice:

    Precioso el texto de Megustanloscafés, concuerdo plenamente. Prefiero no mezclar los asuntos, una cosa es el machismo, otra invitar un café, lo uno no implica lo otro. Es imposible en la práctica elucubrar toda clase de traumas y sensibilidades afectadas que puedan ser disparados en el otro por un sencillo comentario o pregunta, a veces llega a niveles increíbles. Machismo es el abuso en el café, no la invitación al café.

  6. Spaniard dice:

    «Hola, quieres tomar un cafe?»

    «AYUDA!! VIOLACION!! VIOLACION!! RAPE CULTURE!! RAPE CULTURE!!»

    «….. Te bastaba con decir que no»

    «OPRESION!! EL PATRIARCADO ME OPRIME!! AYUDA POR FAVOR»

  7. Eva Witt dice:

    Yo soy de las mujeres que no esperan a que los hombres se la liguen. O sea, que yo también ligo activamente (a hombres y mujeres). Y nunca me he acercado a alguien y le he invitado, a bocajarro, a un café. ¿Por qué? Porque es muy violento. Si alguien que está en la biblioteca te atrae y quieres entablar una conversación con él/la para ver si podéis terminar siendo amigxs, algo más que amigxs o incluso que surja el «amor» (cuando te acercas a alguien todo es posible), no te acercas y le invitas a café. Lo primero que haces es situarte lo suficientemente cerca como para que podáis hablar en susurros (estáis en la biblioteca) y lo suficientemente lejos para que la persona no se sienta intimidada. Como el primer paso siempre es el contacto visual, nunca me sentaría al lado, sino al frente, y para no violentarla, nunca me sentaría «justo» al frente, sino a las dos o a las diez. Y sí, el primer contacto sería visual. Si la mirada de respuesta es de rechazo, se acabó el acercamiento. Si la mirada es neutra o favorable, puedes pensar en hablar algo. Como estás en una biblioteca el tema puede surgir fácil: «Oh, Kensaburo Oé (el libro que esté leyendo), me han hablado muy bien de él, ¿me lo aconsejas?», o, «Nunca he leído nada de (el autor del libro que esté leyendo), ¿cómo es?», o, «Madre mía, medicina, no podría trabajar en algo así, demasiada responsabilidad». Da igual, lo importante es que se da pie a una conversación neutra, que no violenta y que según sea la respuesta (receptiva y accesible, o neutra y fría), te va a indicar si esa persona está dispuesta o no a conocerte. ¿Por qué cuento todo esto? Porque le he dado vueltas al modo en que yo me acerco a las personas, para entender qué es lo que está mal en invitar a un café sin más ni más. Y para mí está muy claro. Todo mi «tacto» es para no agredir, no violentar, no imponer, no presionar. Muestro mi interés poco a poco, y no doy un paso sin asegurarme de que será bien recibido. Acercarse y directamente invitar a un café, es no respetarte. El que hace eso demuestra que no le importa una mierda si te vas a sentir violentada o presionada. Va a lo que va. Y si va a lo que va, deja muy claro a qué va. Si no te respeta para acercarse a ti, no te va a respetar luego. El ligar no se va a acabar porque señalemos ese tipo de invitaciones a tomar café como una agresión. Se va a acabar el sistema machista que no respeta a las mujeres.

    • moscacojonera dice:

      Me ha encantado lo de

      «Todo mi “tacto” es para no agredir, no violentar, no imponer, no presionar. Muestro mi interés poco a poco, y no doy un paso sin asegurarme de que será bien recibido. Acercarse y directamente invitar a un café, es no respetarte. El que hace eso demuestra que no le importa una mierda si te vas a sentir violentada o presionada. Va a lo que va. Y si va a lo que va, deja muy claro a qué va. Si no te respeta para acercarse a ti, no te va a respetar luego. El ligar no se va a acabar porque señalemos ese tipo de invitaciones a tomar café como una agresión. Se va a acabar el sistema machista que no respeta a las mujeres.»

      :-)

  8. Charlotte dice:

    Yo detestaría profundamente a quien me interrumpa leyendo en una biblioteca, jajaja.

    En serio, un desconocido no puede andar molestando así a las mujeres sólo porque le alborotan las hormonas.

    Spaniard: A veces pasa que la mujer dice NO, en forma educada y el tipo en cuestión no entiende, insiste, molesta, agota la paciencia y lógico reaccionar mal al punto de gritar. En especial en latinoamérica, el hombre es pesado, no sabe aceptar un NO.

    • moscacojonera dice:

      Efectivamente. «¡Cómo se ha puesto porque sólo la he invitado a un café!». A lo mejor ya se te ve pesado a la legua, haciendo las cosas AL REVES de como las cuenta Eva Witt…

  9. lavacamejor dice:

    Es que lo del café se ha desvirtuado ya totalmente. La semana pasada el tío del locutorio de abajo de mi casa, reunió valor para ofrecerme un café. Es que ni siquiera me molesté en proponer desambiguación del término. Le dije «no puedo, estoy cogida» Y como cola a un hombre pegada entendió automáticamente que yo era terreno rastrillai. Ahorrándome un montón de atenciones no deseadas e insistencias. respuesta feminista? no mucho, efectivo para señores de cierta raza etnia y cultura? Mogollón.

  10. Teresa dice:

    Lo entiendo, ha tenido malas experiencias al respecto, yo también he tenido alguna pero cuando me mudé a Zaragoza tomé varios cafés y cervezas con chicos que conocí a través de los blogs, por conocer gente, y pasé muy buenos ratos, algunos ahora son mis amigos.

    En esto como en todo, depende con quién te cruces.

  11. Megustanloscafés dice:

    Poco tiempo para recopilar los nombres o todos ellos. Quería reescribir por si hubo algo malentendido.

    Eva Wit, creo que era, a mí personalmente un café no me parece ni una invasión, ni violentar, ni nada de eso. Por eso, creo que la cuestión también va de gusto personal sobre las diferentes formas y creo que cualquiera (casi cualquiera) aceptaría una relación basada en el respeto… ejemplo tonto (no me da la cabeza para más); alguien puede usar insultos como cariñosos, excitativos,… porque así se entienden en el contexto que tiene con quien sea.

    Lo que está o debería estar clara es la total libertad de cualquiera para rechazar una situación que no quiere o que ni si quiera era lo inicialmente propuesto (como el caso de la compa desde América Latina).

    Y, obviamente, no por ser mujer tienes que aceptar lo que quieres rechazar, ni cargar con culpas de «sabías a lo que venías». Volviendo al ejemplo, claro que puedes rechazar un café porque no te apetece (amor por la lectura, estrés por exámenes… o simplemente pereza para moverte de la silla, me da igual) pero invitar a un café amablemente, con su «oye, perdona, igual te suena raro pero…» no me parece machista. Lo machista sería «joder qué puta; le pago el café y ni su teléfono me da / ni me echa un polvo / …»

    ^_^ gracias a todxs por cada granito de arena, me encantan las respuestas y dar más vueltas a mi mente sobre los límites

    P.D.: Eva, a mí me descolocó más una chica con la que estuve toda la noche hablando, luego me preguntó si tenía pareja (ni si quiera si me liaría con ella) y al oír el sí se fue… sentí que toda la conversación no era interesante sino un medio para ello

  12. Paco dice:

    Vale, ser chica es complicado. Pero ser chico también. Porque siendo chico vas a intentar ligar, a no sea que te guste ser virgen para siempre. Y cuando quieras ligar, vas a encontrarte con mil «nos» y muchas chicas que igual le invitas a un café y te dicen que «no» porque igual eres un baboso violador machista. Hubo un vídeo (igual te gustaría verlo) en que una feminista se hacía pasar por hombre durante unos meses y se sorprendió lo horriblemente duro que era para los hombres ligar, que iba con buenas intenciones y se sentía tratado como la mierda por el montón de chicas que le miraban con rechazo y desdén.
    Porque joder, no todos los chicos son violadores. Más de una vez en la vida, algún chico habrá dicho a una chica de tomar un café, la chica ha dicho que sí, se habrán conocido, enamorado y ahora son marido y mujer. Igual estaría bien pensar que no todos los hombres que te invitan a un café van a sobarte, violarte o tratarte como a un objeto.

    • Playtoreto Tornega dice:

      Asi pienso yo, he tomado cafes con muchas mujeres y nunca tuve ese problema, supongo que todo es cuestion de tacto y de lo comoda que hagas sentir a esa persona. Obviamente no soy de las personas que llevan su mano hacia el muslo ni nada parecido, trato de ser divertido y respetuoso en todo momento, y cada pequeño paso, me detengo hasta ver el resultado para no transmitir incomodidad. Recien conozco a una chica, la cual me gusta de verdad, pero ella tiene novio, tomamos cafe y hablamos, voy con mucho tacto, porque aunque no soy persona de echar un polvo, tampoco quiero una relacion seria. No se si me explico bien, siento ganas de abrazarla intensamente, en cada momento, de hacer que ocurra algo emocionante entre ambos, de tenerla a mi lado….pero tampoco quiero hacerla daño y mucho menos equivocarme. No se, quizas estoy chapado a la antigua, admito criticas/ayudas, gracias

  13. asf1 dice:

    paso uno: café
    paso dos: el que te invita a café te roza las tetas y te toca los muslos

    vaya blog de paranoicXs.

  14. Manuel dice:

    El doctor Hannibal Lecter mata y después se come a toda la gente que se comporta de forma maleducada con él. Dudo mucho que por invitar a un café a una forma femenina del célebre asesino acabe merendándose a todo el que lo haga.
    Entonces, si el hecho «per se» no es ofensivo ni maleducado, sino que es determinada gente que no sabe realizar una invitación a un café de forma educada.
    Pero hay otra gente, también víctimas del doctor Lecter, que no saben aceptar un café. Y que no se valoran lo suficiente como para rechazar un mal café y culpan a todos los cafés de invitar a la gente porque se han sentido mal alguna vez.
    El doctor Hannibal sabe que la mala educación gobierna el mundo, pero también sabe que no todo el mundo es un maleducado, y que se puede encontra una Clarice Starling, o un Will Graham que puede estar en similitud contigo.

  15. Leonardo dice:

    Chicos, se que es un post viejo, pero si, es muy buena idea, así se inicia una relación, no yendo al cine donde no hablarás nada, invítala un café, a un lugar que no sea muy comprometedor, que se pueda ir cuando quiera, así se sentirá segura.

  16. Lina María dice:

    En mi opinión no hay que exagerar porque no todas las personas son irrespetuosas. Ni todos los hombres y mujeres invitan a tomar café o cerveza para tener relaciones sexuales. Algunas veces es para hablar de política, educación, salud y otros temas. Además tanto mujeres como hombres acceden y dan un paso hasta donde la otra persona lo permita. Lo digo por experiencia algunas veces me han hecho propuestas indecentes y los he frenado y otras veces han sido respetuosos.

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