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Es normal tener alguna vez una infección de transmisión sexual. Lo recomendable, cuidarse. Mutuamente. (Una historia real).

16 junio, 2014 a las 11:00/ por

A todo el mundo nos gustaría no tener que ir nunca al dentista, o al médico, o al fisioterapeuta, o no tener dolores de cabeza… Si practicamos cualquier actividad muy a menudo, siempre tendremos alguna consecuencia, sea por escribir y el síndrome de túnel carpiano, por usar el ordenador y los dolores lumbares/cervicales, por correr y las lesiones en las rodillas, por ir en bicicleta y los accidentes, por usar el coche y llevarlo al taller… Si nos dedicamos a salir a correr a menudo, seguramente empecemos a necesitar que si zapatillas más caras, que si ejercicios específicos, que si fisioterapeuta. Lo malo es seguir corriendo, ignorar los avisos y encontrarse más adelante las consecuencias, más graves y complicadas de tratar que si se hubiesen atendido al principio. 

Quienes practicamos una promiscuidad con una media ¿superior a la media? (¿o quizá es que lo contamos abiertamente?) a veces acabamos teniendo algún accidente con las ITS. Pero como en todo el problema no es tenerla. Es ignorarla, no hacerse análisis nunca y criar vete-tú-a-saber qué en nuestro interior…y que esa irresponsabilidad haga que se las pases a otro. El condón vendría a ser el seguro mínimo yendo en coche, el «seguro a terceros». Pero a veces tienes un accidente más grave (se te rompe el condón) y…si quieres salir sin muchas consecuencias de situaciones así, es mejor «contratar un seguro a todo riesgo» durante unos días. El seguro a todo riesgo vendría a ser hacerse análisis (en tu centro de salud, o en los centros donde lo hacen gratis, esos son los de España (advierte de peligro pero no hay, es página del Ministerio), o en clínicas privadas).

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Y por eso dentro de colectivos con cierta tendencia a la «endogamia», sean swingers, grupos de colegas o golfxs con principios viene bien hacer tres cosas:

  • 1. Hablar del tema de las ITS, no ignorarlo, dar información.
  • 2. Informarse y evitar prácticas de riesgo.
  • 3. Hacerse análisis de vez en cuando, o cuando se tienen dudas de si ha pasado algo, o si no, como ir al dentista, una vez al año por ejemplo en tu centro de salud.
  • 4. Que haya un cuidado mutuo de todas las personas del grupo, cierta responsabilidad de qué estás haciendo y no callártelo/ignorarlo para no ir compartiendo lo-que-tú-tengas con tus amistades. Que el grupo ejerza cierto «autocuidado».

Afortunadamente esas cuatro cosas se hacen, por ejemplo, en Golfxs con principios y seguro que hay más grupos que se cuidan «hacia dentro», sean grupos que practican polifidelidad (un grupo cerrado que tiene sexo entre sí) o grupos de amistades que sean promiscuas. La mejor manera de enseñar un caso práctico es contar una historia de verdad —con nombres ficticios— que ha pasado en el grupo, donde hay varias personas implicadas y dos ITS que se cruzan. Un asunto complicado… y en esos casos es mejor pedir ayuda. Le preguntaron a Cuca, que es quien escribe el relato y una de las opciones que tenemos en el grupo para informarse de ITS. 

¡Otra promiscuidad es posible! Honesta, por ejemplo. Y ahora, el relato de Cuca, que es una historia real que ha pasado en el grupo.

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¿Cómo sabes quién tiene una infección?

 

 

UNA SERIE DE MALEDUCADAS ITS.

 

Érase una vez…

¡Stop! Así no empiezan las historias reales. Y esta historia que os voy a contar es tan real y posible que alguno de vosotros la habéis vivido o la viviréis en vuestras propias carnes…

Un día, Clementina*, una golfa con principios, fue a hacerse su control médico anual con toda la tranquilidad del mundo. Días después quedó con Rufo*, otro golfo con principios, para jugar y divertirse con tan mala suerte que su gran aliado, el condón, decidió romperse. Con calma y cabeza, Clementina se tomó la píldora del día después, pero les surgieron dudas en cuanto si debían hacerse algún chequeo.

Entonces Clementina se puso en contacto conmigo para ayudarla con sus dudas. Como tenía recientes las pruebas (pendientes de resultado) no tenía ella claro qué hacer ni a quién avisar de sus parejas sexuales. Lo primero de todo le expliqué que las ITS tienen diferentes periodos ventana (periodos en los que no salen en los resultados y pueden estar presentes) y que los profesionales recomendamos que esperen un mes para realizarse el control, mes tras el cual ya se puede confirmar todas las ITS. Y al igual que ella, Rufo debía hacer lo mismo. La siguiente duda que tenía, a quién avisar, era más sencilla de resolver: con quien hubiese tenido sexo sin protección desde que se hizo las pruebas. Una de sus parejas sexuales le dijo que hasta que no tuviera todos los resultados se decantaba por la abstinencia sexual con ella (opción plausible) pero les recordé que haciendo uso del látex para todo estaban protegidos. Y Clementina se quedó tranquila…

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Pasadas unas semanas volvemos a hablar y me cuenta que recogió sus resultados y que le dio positivo para Ureaplasma (ITS). Estaba nerviosa y sin saber qué hacer, ya que su médico no sabía darle respuesta alguna, salvo el antibiótico necesario para esta ITS. Aunque parecía caótico, eran relativamente sencillas las pautas a seguir. En este caso, con el Ureaplasma, debía comentarlo a aquéllas parejas sexuales con las que hubiese estado 15-20 días antes del control médico y a los posteriores hasta la fecha. Tomar el antibiótico y tener 7 días de abstinencia sexual o látex para todo. Y Clementina volvió a respirar…

Pero por si no era ya emocionante y caótico todo, Rufo le comenta que en su control le ha salido que tiene Clamidia. ¿Y ahora qué? Pues más de lo mismo; debía esperar a cumplir el mes desde la rotura del condón para las pruebas, pero que como había tomado antibiótico para el Ureaplasma estaba cubierta y tratada (¿casualidad que para casi todas las ITS se use el mismo antibiótico?) y las posibles parejas sexuales estaban más que requeteavisadas.

Por último, le dije a Clementina que respirase y disfrutase, que había actuado perfectamente, como toda una golfa con principios. Y Rufo también.

 

Moraleja:

Las ITS están a nuestro alrededor esperando a atacar. Pero por suerte, contamos con medio sanitarios (análisis de sangre y citologías) y farmacéuticos (antibióticos) para atacarlas nosotros a ellas. Usad la cabeza y tratarlo con normalidad, son infecciones tratables y curables.

 

*Clementina y Rufo son nombres ficticios para preservar el anonimato de las personas.

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IMÁGENES
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