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Etica Promiscua, nueva edición traducida, revisada y ampliada

2 marzo, 2018 a las 11:58/ por

Esta semana el blog ha estado en silencio porque el objetivo era entregar ESTA semana la traducción del libro, de manera que se maquete, imprima y distribuya lo antes posible. Así que ha tocado darle prioridad al libro.

Como última entrega de algunos fragmentos de la nueva edición, dejo este repaso de los inicios de la «liberación gay» en San Francisco desde los años 50. No es el texto íntegro pero sí lo más importante. A mí me fascinan estos repasos de tantas historias que van pasando desapercibidas y que, si nadie las recoge, acaban siendo arrasadas por las nuevas «lecturas» que se van haciendo del pasado (como quién tuvo un papel más importante contra Hitler en 1945: Los estadounidenses ¿verdad?). Eso fue lo que pasó con Stonewall dejando de lado las trans y racializadas que tuvieron un papel fundamental (de quienes ya he hablado otras veces), o lo que pasó con la labor olvidada de Hirschfeld, o como la creencia de que las comunas eran grupos de hippies (en lugar de algo muy parecido a lo que están siendo los grupos poliamor hoy día).

Es lo que tiene vivir en los márgenes, que no se va tomando nota, ni guardando flyers y carteles, y así se terminan olvidando muchos nombres que hicieron posibles en nuestro país los cambios que han hecho lo que hoy día estamos viviendo, sean las trans que iniciaron los eventos BDSM o las lesbianas que comenzaron con el poliamor (vía crítica del amor romántico). Lo mismo pasa actualmente en toda Latinoamérica con los pequeños grupos que organizan eventos BDSM y fetish, marchas del Orgullo, reuniones poliamorosas, etc. Deben hacerlo de una manera tan precaria, con tan pocos medios, con unos flyers fotocopiados (o ni eso), con grupos de facebook que acaban desapareciendo, que, mientras lo estás viviendo, no puedes creer que eso está siendo un peldaño imprescindible donde tendrán que apoyarse quienes vienen después a seguir poniendo granos de arena para poder vivir un poco mejor en los márgenes.

Yo me dedico a traducir para poner mi grano de arena al aprender más sobre quienes vinieron antes y aprender de sus aciertos y errores, y deseando que, quienes fueron parte de esos cambios en nuestro país, también dejen alguna manera de recordarlo en el futuro. Allá vamos (después de la foto) con parte de la Historia en San Francisco y los orígenes de comunas, marchas del Orgullo, Mr Leather y tantas cosas que nos parecen tan normales.

 

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La tradición terriblemente LGBT del activismo político y los ideales comunitarios

«Todas las personas que somos parte de una minoría sexual nos convertimos, en muchos sentidos, en marginadas por la cultura mayoritaria. Cuando necesitamos mantenernos en el armario en el trabajo, y cuando nuestras familias no nos dejan llevar a nuestras dos parejas a la cena de Navidad, y cuando no somos bienvenidas en la iglesia en la que crecimos excepto si aparentamos ser “normales”, por lo que perdemos la posibilidad de recibir apoyo de nuestras familias, nuestras religiones, nuestras comunidades. Los hombres gay han desarrollado una respuesta muy clara a este problema: Reunirse para construir sus propias comunidades. Dossie vivió en una de esas comunidades hace tres décadas. (Janet lo deseaba desesperadamente pero en ese momento estaba ocupada siendo una madre heterosexual, vainilla y monógama).(…)

Las personas pioneras en la cultura queer han sido a menudo las más visiblemente diferentes y por lo tanto, los miembros más oprimidos en las comunidades gay para quienes no era posible estar en el armario. A finales de los años 50, dos personas extraordinarias provenientes de puntos opuestos del género comenzaron a construir una cultura que hoy damos por hecha. Recuerda, esta era una época en que incluso vestir prendas del género “equivocado” a menudo conllevaba una sanción penal, y si te pillaban teniendo relaciones sexuales homosexuales, podía llevarte a estar en la cárcel durante una buena temporada (con otras personas de tu propio género, curiosamente).

A finales de los años 50, una drag queen llamada José Sarria [quién murió en 2013, esta es su extraña biografía en wikipedia en castellano, destacando por ejemplo su época en el ejército como algo fundamental y pasando por encima detalles como ser el primero en crear en EEUU una asociación de negocios abiertamente gays] se cansó de ser acosada, de recibir palizas y arrestada, por lo que decidió salir a la calle con ropa escandalosa como un intenso activismo político. La policía hizo redadas en sus fiestas, por lo que contrató buenos abogados y se defendió. Al final creó un “concurso de belleza” en el que hombres competían por los títulos de Emperatriz y Emperador de San Francisco. Si ganabas ese título, se esperaba de ti que dedicases un año de tu vida a organizar reuniones de tus comunidades para recaudar fondos para grandes organizaciones benéficas, de manera que la reputación queer mejoró en su entorno por su habilidad para recaudar dinero al mismo tiempo que se divertían. Las Cortes Imperiales ahora se encuentran en ciudades de todo el mundo, luchando todavía por nuestras libertades reuniéndose de manera escandalosamente visible –en números lo suficientemente grandes como para atreverse a cuestionarlos– para organizar una fiesta inmensa y reunir dinero para organizaciones benéficas.

Se recuerda a Sarria con cariño por haber reunido a su multitud de fans a la hora de cerrar en la acera enfrente de la comisaría de policía, cantando su himno “God Bless Us Nelly Queens” (Mucho de esto se puede ver en el documental Paris is Burning, que está en Youtube con subtítulos en castellano)

Mientras, en Chicago, Chuck Renslow, un fotógrafo gay y editor de revistas de culturismo en las que aparecían hombres desnudos o prácticamente desnudos, se hizo visible al abrir un bar leather en 1959 llamado Gold Coast. Creó un concurso anual similar que se convertiría en Mr. Leather, uno de los eventos más grandes de la ciudad de Chicago. (…)

A finales de los 60, el Verano del Amor había abierto muchas mentes a la posibilidad de que podría haber un mundo más libre en el futuro, incluyendo la sabrosa posibilidad de la libertad de expresión de sexo y género. Algunos putones escandalosamente queer construyeron instituciones increíbles en esa era de la vida en comuna, de los viajes espirituales y el activismo político. La Kaliflower Commune publicaba un boletín todas las semanas, entregado en mano a todas las comunidades del área de la Bahía de San Francisco. Angels of Light, pioneros en el movimiento gender bender**, organizaba food conspiracies* y teatro de calle genderfuck**. The Cockettes hacían giras por escenarios internacionales con su espectáculo.

A finales de los años 60 había desfiles, con osos, butches y drag queens de plumaje llamativo, abriendo un mundo de posibilidades de que lo que podían explorar hombres y mujeres de todas las orientaciones. Este grupo de gender-benders representaban la vanguardia de la «liberación gay», culminando en las revueltas de Stonewall en 1969, en la que las transgénero –drag queens y butch– se enfrentaron al acoso y violencia de la policía.

El desarrollo de la comunidad continuó durante buena parte de los años 70: Se compraron edificios, se pusieron en marcha negocios. El desarrollo de Castro en San Francisco y distritos similares en otras ciudades sirvieron como punta de lanza para una nueva libertad que permitía que la gente visiblemente queer, por primera vez, encontrase trabajos y alquilase apartamentos sin necesitar hacerlo de incógnito.

(…) Al extenderse la epidemia del SIDA, demasiados de estos valientes y hermosos hombres gay enfermaron gravemente; cientos de miles murieron sólo en los Estados Unidos. De nuevo, la comunidad gay se remangó sus elegantes mangas y se puso a trabajar. (…) Activistas contra el SIDA instaron al gobierno a invertir en investigación y se manifestaron hasta que se abrieron los centros de tratamiento necesarios. En 1984, la feria de Folsom Street se convirtió en el festival anual de las felices sexualidades no convencionales. Las estadísticas actuales muestran que el Orgullo de San Francisco y la feria de Folsom Street son el segundo y tercer evento público más numeroso de California. A partir de las semillas plantadas por José Sarria y Chuck Renslow, florecieron estos eventos enormes y transformadores y siguen floreciendo: Un gran símbolo del poder creciente y la fortaleza de la comunidad queer, los sistemas de apoyo que han creado para sí mismas y la creciente aceptación en todo el mundo.

Hace cincuenta años, solíamos empezar nuestras manifestaciones bailando y cantando en las aceras “¡Salir del armario y tomar la calle!” Nuestro activismo empezó en la calle y ha continuado cambiando muchas vidas y muchas, muchas mentalidades.»

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