«La importancia de la práctica en tener el corazón roto», por Carsie Blanton
8 julio, 2015 a las 11:00/ por moscacojonera
La entrada original, The Importance of Practicing Heartbreak, está en el blog de su autora, Carsie Blanton. Carsie es una artista que escribe sobre amor, sexo y la música que ella hace. Antes se había publicado aquí «Casual Love», traducido en este blog como «La promiscuidad amorosa».
«La importancia de la práctoca en tener el corazón roto»
Publiqué ‘Casual Love’* en mi blog hace unos meses, y ese pequeño artículo ha salido a la calle, ha tocado su flauta mágica y reunido un montón de lectores. En ese artículo, planteé la idea de que el amor romántico es más común de lo que normalmente admitirmos, y eso puede haberlo puesto encima de la mesa. La mayoría de las personas que me escribieron sobre ese concepto parecían fans del amor, preciosidades amorosas, como yo. Pero unas pocas eran algo más cautelosas y tenían sus reservas respecto a la idea del enamorarse sin parar y atraverse/no tener cuidado/hacer la estupidez de admitirlo abiertamente. Una de las razones más citadas para su ambivalencia en esto era que podrían herirles.
Como investigadora profesional de este campo, puedo decirlo sin ningún género de duda: Duele. Enamorarse significa sacar tu desprotegido corazón de su caja acolchada, quitarle las capas protectoras de miedo, cinismo e ironía y meterlo, sin pensárselo, en medio de la hora punta. Si admites que te has enamorado, las cosas irán peor. Incluso en el estadísticamente improbable caso de que salga bien (p ej, que el amor se mutuo, tierno, satisfactorio y duradero), tu tierno corazón no saldrá indemne de ese calvario. Con el peligro de estar copiando a los Every Brothers (o, dios me perdone, a Nazareth): El amor duele, querida gente. Mucho, como el hijo de su madre.
Pero antes de que te borres de la lista, déjame preguntarte algo ¿Qué tiene de malo que nos hieran?
El amor no es algo bonito.
Lo mejor es practicar.
Cuando practicamos a tener el corazón roto, lo hacemos mejor. Ganamos confianza en nuestra habilidad para herir y curarnos, lo que nos da la valentía para salir a por el mundo, con todas sus decepciones, crueldad y personas desagradables, y aceptarlo alegremente. Aumentamos nuestro horizonte emocional: Aventurándonos un poco más allá en las esquinas más oscuras, más llenas de telarañas de nuestras almas, sintiendo cosas que no habíamos sentido antes, expandiendo nuestro conocimiento propio y de otras personas. Cuando nuestros corazones se rompen, nos abren. Al final, incluso puede que empecemos a disfrutarlo. Despertarse con el corazón roto es como despertarse después de un día de mucho trabajo: Tu corazón, como cualquier otro músculo, duele con los esfuerzos. Después de las primeras cien veces, aproximadamente, te das cuenta de que es un buen tipo de dolor: El tipo de dolor que te dice que eres capaz de hacer más hoy de lo que hiciste ayer.
El Reto del Corazón Roto
La chica de la imagen inferior es Carsie Blanton.
Pues no podría estar mas de acuerdo. Me ha encantado esta entrada. Que sería de nosotrxs si nunca se nos hubiera roto el corazón, probablemente algo muy distinto a lo que ahora somos, sentimos y queremos pero desde mi experiencia, algo mucho peor a la hora de ver, vivir, abordar,sentir… todos esos otros amores, affaires, sesiones, juegos… Después de mucho tiempo yo siempre digo, «gracias por haberme roto el corazón» pues de no ser por ello no hubiera crecido como lo e hecho y creo que ha merecido la pena.
Un abrazo y gracias por tus post!
[…] suerte pasan cosas, pasan cosas como que se traduzca este articulazo: La importancia en la práctica de tener el corazón roto de Carsie Blanton. Cosas como esta entrevista a Brigitte Vasallo donde dice que este proyecto le da aire fresco. […]
Hola!
La última mujer que me ha rechazado, hace sólo unas semanas, lo alababa todo de mí y de mi cortejo, mi educación, mi sentido del humor, mi saber estar, mi caballerosidad, el ser un buen compañero, mi valentía al plantear mis sentimientos, la claridad y honestidad de cómo la había abordado… Me rechazaba, aunque no me lo confesó, sólo porque físicamente no la atraía. La comprendo, yo tampoco me uniría a una mujer que no me gustara. Durante dos días sentí que flotaba en una caja a la que se le había abierto el fondo… de estar lleno e implicado en el mundo hasta la última célula de mi cuerpo al vacío total en sólo media hora escasa de desayuno con ella. Ahora he encontrado un nuevo equilibrio, y, en el fondo, me siento orgulloso de saber que aún soy capaz de enamorarme, de haber sido lo suficientemente osado para perseguir este sueño y, como no, de haber encontrado mi equilibrio en sólo unas semanas y no en años como solía cuando era más joven. Será cuestión de práctica. Ahora sólo espero la siguiente oportunidad para volver a lanzarme con la misma autenticidad de siempre.
Perdón, pero releyendo esto, creo que en el fondo estoy poniendo el acento en el enamoramiento, siempre excitante, y no en el «corazón roto». Pero, después de todo, uno no puede darse sin el otro.
Saludos!!
Hola. Por lo q cuentas, es q, básicamente, has madurado. Eso es bueno. No podemos quedarnos anclados de nuestra idea del amor de antaño.
Enhorabuena!!!