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La sociedad del entretenimiento

9 mayo, 2025 a las 9:13/ por

En lo único que no acertó Guy Debord fue en el título de su libro visionario, «La sociedad del espectáculo». En un libro muy breve, nos cuenta la sociedad que él veía acercarse en el futuro cercano…y efectivamente, acertó. Estamos viviendo permanentemente en lo que él predijo.

Sé que, etimológicamente, es más apropiada la idea del espectáculo. Pero el siglo XXI se parece más al mundo de Aldous Huxley (Un mundo feliz) que al de Orwell (1984), a un mundo entretenido, divertido. El mundo de Huxley es muy parecido al de Orwell, también existen poderes autoritarios, pero no se ven, bajo la superficie del entretenimiento. Podemos pasarnos horas viendo reels, shorts, eligiendo películas y series, saltando de una canción a otra, sentimos que algo nos agota, que no nos sienta del todo bien, pero no podemos parar, porque necesitamos ese entretenimiento para sobrellevar una vida con menos proteína, cada vez más ultraprocesada. Nos puede gustar el primer bocado, pero a la larga sabemos que no nos está sentando bien.

Todo esto no es nuevo. Las televisiones alimentan el entretenimiento (que no la cultura) desde los años 60. Se intenta alguna vez reservar algún programa para la cultura, pero cada vez son más insostenibles. En su lugar, se hacen programas entretenidos, con gente curiosa, con vidas curiosas. Algo que sea ligero y divertido, porque no nos quedan neuronas para más. Eso es lo que pasaba con el zapping: pasar horas y horas viendo programas de entretenimiento, sea lo que sea. Hace 25 años la televisión subió la apuesta con Crónicas Marcianas y empezaron los programas donde se grita constantemente, como ahora hacen todos: La Sexta Noche, el Chiringuito, Sálvame y sucedáneos, Supervivientes, El hormiguero, La revuelta… Y nadie puso freno a eso. Nadie consideró un problema social que la gente viera televisión durante horas y horas cambiando de canal constantemente. Es exactamente lo mismo que pasará con las redes sociales: nadie pondrá un freno al daño que ya se sabe que están provocando.

ADIÓS A LA CULTURA

¿Cómo se distingue la cultura del entretenimiento? Una diferencia que no es fácil de ver es la diferencia de ritmo.

La cultura es cercana a cultivar. Al crecimiento orgánico, poco a poco. Al cuidado de las semillas, de los nutrientes, del ambiente. La cultura es un ecosistema. Necesita muchos elementos. Y crece lentamente. Dos cosas muy poco rentables. Si quieres dar educación sexual en televisión, por ejemplo, da igual la audiencia que tenga hoy ese programa, el impacto en redes sociales, si habla todo el mundo de ese programa o no. Si es cultura, por definición, no puede ser algo rápido y fugaz. Es parte de una tradición (aunque sea para subvertirla, actualizarla, pero consciente de su existencia), no es fugaz, deja un poso… Lo que importa de ese programa es la cantidad de vidas que han mejorado gracias a aprender, poco a poco, día a día, un poco más sobre la sexualidad humana. La cultura se mide cualitativamente. El entretenimiento, en números, ingresos, éxito. La cultura, en ser mejores personas, en ganar en humanidad, en hacernos esta vida más vivible, en hacernos bien mutuamente, algo que cotiza poco actualmente.

La cultura es lenta. Poco rentable. Necesita de un ecosistema para que sea posible. Cuestiona los mismos medios que la difunden, la misma creación. Necesita de tiempo y medios para hacer posible crear. Y quienes crean tienen otras dimensiones. Suelen ser personas incómodas ante el genocidio de Gaza, ante el expolio de África desde hace siglos hasta hoy día, ante la desaparición de los servicios públicos de calidad, ante el escandaloso robo de quienes tienen más dinero, en expansión desde los 80 pero acelerado astronómicamente desde la pandemia, con beneficios record año tras año…mientras la inmensa mayoría vemos nuestras vidas hacerse más y más complicadas a medida que pasan los años.

ADIÓS A LA CREACIÓN

Una de las grandes máquinas de dinero actuales es la publicidad. Aunque no sea conocido, las empresas publicitarias tienen clarísimo desde hace años que la mayor empresa publicitaria del mundo es Google.

La publicidad es la que paga Instagram, tiktok, Facebook, Twitter y cada día más redes. Para enriquecerse con la publicidad, hace falta tener a millones y millones de personas mirando esa publicidad. Cuanto más público tiene tu red, tu cuenta, más puedes cobrar ¿Cómo consigues tener mucho público?

Primero, usando imágenes en lugar de texto o voz. Por eso Instagram es tan popular: porque tus videos pueden consumirse en todo el planeta.

Y segundo, haciendo contenido entretenido ¿Cual es la novedad que no había existido antes de 2020? La inteligencia artificial.

Eso permite crear cuentas de los Beatles, autorizado por McCartney, Ringo, Yoko Ono, y que sigan produciendo nuevas canciones por toda la eternidad. Se pueden crear canales de compositores de música clásica que sigan componiendo como Vivaldi, como Bach. Que sigan haciendo películas. Novelas. Vidas falsas en Instagram.

Una vez se ha hecho pasar el entretenimiento por cultura, solo ha hecho falta crear programas de inteligencia artificial que generen eternamente entretenimiento. Hasta ahora Amazon se enriquecía con la inteligencia artificial, analizando todos los datos (médicos, económicos, fiscales, legales) de todos los países que almacenan en la nube los datos de sus ministerios. Ahora también podrá crear, como Meta, Disney, Netflix, series, películas y vídeos basados en lo que es más exitoso. Ya no hace falta nadie creando. Los derechos de autor cada día van valiendo un poco menos. Es irrelevante quién ha hecho algo. Importa la imagen reflejada en el estanque: el número de followers, la rentabilidad de un personaje, de un fenómeno, una moda.

Todo este rollo para explicar que este blog seguirá siendo un espacio de lectura lenta, de escritura lenta. Seguiré cultivando poco a poco. Seguiré reuniendo la información, las ideas, los trabajos que crea que pueden ayudarnos a vivir mejor, a desproblematizar cosas que se han hecho un lío en nuestra vida. A construir a nuestro alrededor el mundo en el que queremos vivir, a pesar del horror inhumano en el que se ha convertido el mundo.

Como dijo Angela Davis hace poco, quienes han luchado más, durante más tiempo, como ella y millones de personas más, EL PRESENTE NO PREDICE CÓMO SERÁ EL FUTURO. También hubo horrores en los 60-70 y esas generaciones supieron ver qué la lucha colectiva podía cambiar el futuro. Sabían algo básico, una idea muy sencilla que ha sido cierta desde siempre y que lo sigue siendo. Pero a fuerza de repetirla tanto, nos podemos olvidar que sigue siendo nuestra mayor herramienta: La unión hace la fuerza.

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