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La vida en pausa

20 enero, 2021 a las 10:39/ por

Estamos conteniendo la respiración, tanteando hasta dónde podemos movernos sin caer víctimas del coronavirus, esperando al día en que las probabilidades de contagiarse y morir  de COVID19 se igualen a las de otros virus (pocas). Y mientras intentamos construir nuestra vida en medio de esta incertidumbre diaria. Sin saber si mañana podremos hacer lo que teníamos planeado, si habrá que adaptarse a una nueva tragedia apocalíptica no prevista.

Y mientras va pasando el tiempo, pasando una semana, pasando un mes…  lo que pensábamos que iba a ser esperar desde la cuarentena hasta el verano de 2020 para volver a las actividades presenciales, tiene toda la pinta de que se va a convertir en  volver a hacerlas en septiembre de 2021… Parecía que exagerábamos cuando sugerimos cancelar el evento en Burgos, pero luego se vio que la cosa era realmente grave. Y sin que haga falta que repita aquí los datos catastróficos, la cosa no ha mejorado… Y, como en marzo, lo más sensato parece no contribuir a aumentar los problemas de los servicios sanitarios.

Y eso ha afectado, sobre todo, a dos de las principales (y más ilusionantes) actividades que hacemos desde hace años: «Sexo Oral» (nuestra charla/tertulia/debate/loquesea de todos los meses) y los talleres/cursos en otras ciudades.

 

«SEXO ORAL»

Hemos probado a hacer nuestro «Sexo Oral» via Zoom. Pero el resultado no se parece en nada… Es un asunto complicado, porque esas charlas mensuales son actividades MUY diferentes al ser presenciales o al ser online.

Cuando las hacemos presenciales nos sirven como punto de encuentro de amistades de hace muchísimos años (hay quienes llevan una década viniendo), de amistades recientes, de quienes visitan Madrid y quieren encontrarse gente similar («minorías eróticas» o personas con identidades, prácticas o relaciones poco convencionales), un punto de encuentro con exrelaciones, con futuras-relaciones, con quienes hemos compartido (estamos compartiendo/compartiremos) juegos, cuerdas, BDSM, etc,  con toda una red de afectos, pero también de quienes nos acaban de descubrir y tienen curiosidad por ir. Un espacio donde socializar teniendo en común algo relacionado con nuestra sexualidad (de muy diferentes maneras) pero que eso no signifique que ahí tenía que «pasar algo», se tenía que acabar follando. Ni un espacio terapéutico, donde «curar» nada. Sino algo tan sencillo como un lugar dónde encontrarnos con gente en situaciones similares, con vidas similares, con una falta de referentes similar. Y nos sienta muy bien, y por eso estamos deseando la vuelta a una normalidad que lo haga posible con todo el cariño que habido siempre, sin la incomodidad de no vernos la cara, los gestos, no poder acercarnos, tener diferentes valoraciones del riesgo… actualmente es un campo de minas emocionales, dónde puedes ir buscando sentirte mejor… y donde todo acaba siendo incómodo con la distancia y las mascarillas, más incómodo y complicado de lo que ya es relacionarse con identidades/prácticas/relaciones no convencionales. Y la alternativa de no usar mascarillas no es una opción.

El experimento de encontrarnos via Zoom, en cambio, permite que unas cosas mejoren, otras empeoren y otras no cambien. Via Zoom sigue haciendo complicado dejar que se les vea la cara a quienes viven en un pueblo pequeño. Para quienes viven en esa situación complicada (la gran mayoría), es igual de comprometido aparecer en una reunión via zoom donde no saben quién va a aparecer. Lo mejor de las dos veces que lo hemos probado ha sido poder hablar con quienes teníamos relación solo por internet, poder charlar, preguntarnos cosas. Y ha sido peor en la falta de ese espacio para encontrarnos.

Es decir, como resumen del experimento: es una mejora para relacionarse con quien no había un diálogo habitual, pero ya hay mucha confianza. Pero falla en lo fundamental: no funciona como punto de encuentro para charlar como son esos debates presenciales. No funciona para charlar de forma relajada como hemos hecho tantos años ¿Por qué? Porque si dejas abiertos todos los micros, se acoplan y el ruido hace imposible hablar. Y si los cierras, se vuelve muy poco espontáneo pedir la palabra, abrir el micro, hablar…

 

CURSOS Y TALLERES

 La otra actividad habitual desde hace unos años son los cursos y talleres de un par de días fuera de Madrid y Barcelona. En sitios a los que hemos ido hasta ahora: Oviedo, Málaga, Cáceres, Sevilla, Valencia, Mérida, Bilbao, Pamplona… Cualquier sitio donde alguien se anime a organizarlo (buscar un local, estar pendientes de las inscripciones y poco más) y ahí vamos. Porque sabemos lo importantísimo que es poder encontrarse con iguales (de nuevo, como en el «Sexo Oral») en el lugar donde tú vives, descubrir que no eres un bicho raro. Hacer un taller en Bilbao y descubrir que hay que hacer dos talleres seguidos por la cantidad de gente que había donde se pensaba que no había nadie… Hacer uno en Oviedo y descubrir que aparecen en el local un montón de gente que nunca se había acercado a ese espacio…

Y sobre todo: lo valiosísimo de los ratos de descanso, de cenas y charlas, de contar nuestras historias con todos los detalles mientras tomamos algo. Ahí es donde hemos contado más nuestras vidas, donde hemos conectado, donde nos hemos quedado con ganas de volver, donde tenemos amistades con las que seguimos en contacto años más tarde…

La temporada 2020-2021 parece que va a seguir sin tener encuentros presenciales y, como digo, sabemos lo importante que es conectar en persona, tener esos ratos, alrededor de una cerveza o un pincho de tortilla, compartiendo la historia de nuestras vidas. Los echamos mucho de menos y volveremos a hacerlos en cuanto sea posible. 

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