Hoy martes 9 de mayo comienzan en la Univ. Complutense las jornadas post-sexualidades, que son, dice textualmente «unas jornadas críticas, multidisciplinares e interfacultativas. Un punto de encuentro entre investigadorxs, artistas, escritorxs, y estudiantxs interesados en la producción de conocimiento y arte entorno a la sexualidad y a las prácticas sexuales».

Por si queréis salir corriendo hacia allá, aquí podéis ver la información completa y aquí el programa, en PDF en Drive https://drive.google.com/file/d/1I113PvvgUB-MU0PeBzYJuKrY_quwbLsD/view

Es en la facultad de bellas artes, un buen sitio para mezclar con la sexualidad. Hay una larga historia donde se mezclan las ciudades donde se han reunido mentes curiosas a lo largo de la historia. Me gusta la mezcla de arte y sexualidad, no por lo irracional que puendan tener ambas cosas, sino por lo contrario, por la matraca que ya he dado y con la que seguiré dando los próximos años: lo que tienen las dos cosas de profundamente humanas.

Precisamente arrastramos una larga historia en la que se han ido mezclando ideas que siempre nos han dejado ese poso de nuestra sexualidad como problema. Y al que intentamos poner solución con el consentimiento en el centro, por ejemplo, para poner ciertas normas a «lo animal» de las relaciones sexuales. Cuando en realidad, alimentarnos, por ejemplo, sí es algo instintivo (si no comes, te mueres) y, en cambio, ahí no ha aparecido la necesidad de incluir normas sobre el consentimiento cuando compartes la comida con otra persona. Dejando lo animal en el centro (cuando en realidad no es un instinto, como dice Nagoski, Amezua, Kleinplatz, Gottman…) intentamos encontrar soluciones para sostener esa leyenda.

Tanto el arte como nuestra manera de relacionarnos, nuestro ars amandi, nuestro arte al relacionarnos con alguien que nos atrae, son algo que podemos cultivar, que nos muestra cómo quiénes somos realmente, nos conecta realmente con el mundo. Y son, ambas cosas, profundamente humanas.

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