Resulta curioso ver la preocupación que ha surgido entre quienes han visto, en la serie Creedme de Netflix, los libros que tiene en la mesilla el violador en serie. Entre ellos está The Ethical Slut (Ética Promiscua). Y les ha parecido un escándalo: «¡¡¿¿Pero a quién se le ha ocurrido poner ese libro en la mesilla de un violador??!!» Ese es el problema del que aviso a menudo a gente en relaciones heterosexuales que han vivido toda su vida en la norma y que ahora tienen como referente Ética Promiscua o similares: ¡Hola, eso es vivir en los márgenes!¡Eso era el estigma! Pero como no lo han vivido nunca, o pocas veces, les extraña ver parte de su cultura convertida en retrato del Mal.

Tiene una larguíiiisima tradición asociar las conductas antisociales con la promiscuidad y la sexualidad no convencional. Hay muchísimos thriller estadounidenses que han mostrado una y otra vez a la asesina bisexual, al asesino sadomasoquista, al asesino travesti…como si una cosa fuera parte de la otra. Es la herencia de la teoría de la degeneración del siglo XIX. Ahora se asocia a conductas menos comunes, pero de siempre se ha relacionado masturbación y locura… ¡Qué malo es tocarse sin intención de procrear!

Lo que ahora le llama la atención a quienes se consideran parte de los colectivos no monógamos, nos pasa desde hace mucho tiempo a quienes somos parte de otros colectivos estigmatizados desde hace mucho ¿Cuántas películas hay donde se asocie el sadomasoquismo con los asesinatos? El problema es que con ese tema mucha gente sí se ha creído que existe una relación entre sadomasoquismo y locura. Es lo que tiene vivir en medio de la patologización diariamente, que ni te das cuenta los márgenes tan estrechos que tienes para entender la sexualidad humana.

Como The Ethical Slut/Ética promiscua es un libro muy leído por quienes nos rodean, es razonable ver tanto ruido alrededor. Pero no he oído comentar que encima de ese libro está la Biblia y debajo está Sexy Origins and Intimate Things (The Rites and Rituals of Straights, Gays, Bis, Drags, Trans, Virgins, and Others). O sea, que mucha mucha gente se debía dar por aludida y preocupada por ver a un violador leyendo lo que leen en sus casas. Lo dicho: es un clásico con una larguísima tradición el de relacionar sexualidad no convencional con asesinatos y otros delitos ¿Quiere esto decir que en los ambiente no monógamos es todo seguro y no hay ningún problema? En ab-so-lu-to. Es más, cuesta destapar a la gente por su discurso público de amor infinito, de luchas prometeicas librándonos de los mitos que nos atenazan y de las relaciones infelices. 

Pero de verdad, si os preocupa que os retraten en los medios de comunicación (que siempre trabajan a partir de estereotipos) como antisociales…os debéis acostumbrar, porque no parece que vaya a cambiar dentro de poco, y mucho menos en películas estadounidenses, que más que ninguna, siguen usando los mismos estereotipos desde hace muchas décadas. Eso es el estigma. Poe eso hace tanta falta el activismo, la educación sexual y mostrar otros modelos posibles.

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