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¿Quién tiene la razón cuando no se cubren nuestras expectativas en una relación?

1 agosto, 2016 a las 13:01/ por

 

Una de las recomendaciones que suelo hacer cuando alguien está pensando en meterse en relaciones no-monógamas es que valore cuáles son sus necesidades
¿Qué necesitas que cubra tu relación?

¿Necesitas enrollarte a menudo?¿es imprescindible que haya sexo?¿necesitas que haya contacto físico a menudo?¿hay algún tipo de prácticas que te sean imprescindibles?¿necesitas sexting?¿necesitas que haya un nivel cultural similar?¿necesitas que tengáis aproximadamente el mismo nivel de ingresos?¿necesitas que conviváis o al menos compartáis a menudo la misma casa?¿necesitas que haya la posibilidad de hacer viajes?¿necesitas que haya relación entre las familias respectivas?¿necesitas que te dediquen muchas horas de la semana?¿necesitas que te dejen mucho tiempo libre para tus propios planes?¿necesitas que tengáis una visión similar sobre el BDSM, lo queer, la identidad, lo que sea?¿necesitas que seáis compatibles políticamente? Y así repasar las necesidades que nos resultan importantes en una relación (cada cual tiene las suyas), y cuáles son imprescindibles, cuales más importantes, cuales menos.

Cuando se va a entrar en una relación, o queremos comprender de dónde viene nuestra insatisfacción cuando ya estamos en ella, esto es útil para ver en qué medida esa relación está cubriendo esas necesidades que tenemos. Podemos tener mucha necesidad de contacto físico y encontrarnos en una relación en que hay poco, lo que hará que estemos más a digusto. Podemos tener poca necesidad de convivir, con lo que eso aunque no nos lo cubran, tampoco nos produce tanta insatisfacción… Y lo mismo se aplica a todas las necesidades que podemos tener.

¿Y qué hacer con esa insatisfacción? Pues ahí está nuestra decisión y valorar…:

• si queremos seguir en esa relación

• si queremos cambiar nuestro comportamiento en esa relación (adaptándonos)

• si queremos cambiar nuestras expectativas respecto a esa relación, rebajándolas.

 

 (Obviamente, esto se complica mucho si hay criaturas de por medio, una hipoteca, una empresa…)

 

 

Todo depende de nuestras experiencias previas

Lo interesante de esto es que el que no se cubran nuestras necesidades, que no se cumplan nuestras expectativas, puede significar dos cosas OPUESTAS:

• Que la relación no cubre nuestras necesidades, con lo que entonces querremos demandar más tiempo/atención/contacto físico/etc

• Que nuestras expectativas son demasiado altas, con lo que nunca nos parecerá suficiente lo que tenemos.

 

¿Y cómo se sabe quién tiene derecho a más tiempo?¿quién puede demandar qué, y hasta qué punto?¿cuándo es demasiado o demasiado poco?¿qué es justo y qué no?¿cómo sabemos si nuestras expectativas son excesivas? Pues por frustrante que pueda parecer para quien siente que no cubren sus necesidades… no existe una medida «normal». No hay una medida estándar para todo el mundo. Todo depende de tu propia experiencia hasta ese momento.

Si hasta hoy siempre has convivido con quien te relacionabas, te parecerá inaceptable que alguien te diga que no entra en sus planes convivir contigo aunque tengáis una relación. Si siempre has tenido mucho tiempo para tus propios asuntos, te parece inaceptable que alguien te demande que le dediques menos tiempo a tu familia, a tu trabajo, a tus aficiones, etc. Si siempre has tenido relaciones con un componente BDSM, te resultará complicado aceptar que alguien te diga que eso no le interesa en absoluto. Si siempre le has dedicado mucho tiempo a tu familia de origen, te resultará complicado relacionarte con quien no lo hace. Y así con cualquier faceta de nuestra vida.

 

 

No todo el mundo negocia desde la misma posición

¿Y quién tiene razón en cada situación? Pues nadie en exclusiva, sino que es un acuerdo al que tienen que llegar las personas involucradas en esa relación. … Eso sí, siempre es mejor ser consciente desde dónde llega a ese acuerdo, de cuales son nuestras situaciones: Si se tiene más independencia económica o menos, si se tiene papeles o no, si se está «en el armario» o no, las diferencias de  experiencia/estatus en determinados ambientes, la capacidad de negociar, convencer, seducir, roles sociales aprendidos… Porque no siempre se negocia en igualdad de condiciones.

¿Parece sencillo? Pues no lo es… La igualdad/desigualdad de condiciones (que a veces se nombra como «privilegio») es más complicada de lo que parece, porque puede suceder que tengamos la tendencia a fijarnos en un tipo concreto de desigualdades y no tengamos la costumbre de fijarnos en otras. Como todo en la vida, simplificar las cosas desde una sola perspectiva no siempre es la mejor idea cuando estamos tratando algo tan complicado como las relaciones. Como alguien dijo una vez: Si tienes una solución sencilla para una situación muy compleja, quizá es que no has comprendido cuál es la situación. Y las relaciones son muy complejas, como un Tetris o un sudoku**, en donde entran en juego muchos factores.

Como se dijo en el congreso de Coimbra, el privilegio es algo a resolver colectivamente, y no una persona contra otra, porque todo el mundo nos podemos «echar en cara» algo. Como dice Macintosh (la primera en poner en circulación el concepto de privilegio) en la entrevista “Los orígenes del privilegio”

La clave es dejar que la gente cuente su propia experiencia. Así dejarán de enfrentarse. Uno de mis colegas en SEED decía «si no dejas a tus estudiantes hablar sobre lo que saben —algo que los colegios no hacen generalmente— seguirán haciendo lo que la sociedad dominante quiere que hagan, que es que se destrocen mutuamente». A quienes están luchando entre sí no se les permite que sus propias vidas se conviertan en la fuente de su propio crecimiento y desarrollo. Adrienne Rich escribió, al comienzo de Women’s Studies «Nadie nos dijo que tenemos que estudiar nuestras propias vidas, hacer un estudio de nuestras vidas».

Parece que, para usted, hablar de privilegio no tiene que significar que lleve a enfrentamientos; debe ser una especie de terapia.

Yo no lo llamaría terapia, porque la psicología no es muy buena incorporando el punto de vista sociológico**. Pero tiene que ver con trabajar sobre tu propia biografía para entender que estás dentro de un sistema, y que los sistemas están en ti. Tiene que ver con mirar a tu alrededor como hace la sociología y ver los patrones que sigue la sociedad, al mismo tiempo que manteniendo un equilibro y respetando tu experiencia. Ver la opresión del resto es, por supuesto, importante. Pero también lo es ver cómo el sistema nos oprime”.

 

* Prefiero la metáfora del sudoku. Puede ser muy complicado, puede necesitar mucho tiempo y esfuerzo para resolverse, pero siempre se puede buscar una solución. Pero nos puede hacer creer que todo es una cuestión lógica, intelectual, analítica… En cambio con el Tetris parece que nos puede recordar a que se van a acumular problemas y problemas hasta que se acabe la partida. Pero las fotos de Tetris eran mucho mejores, y además, todo el mundo identificamos Tetris con hacer encajar un montón de piezas diferentes y que se pueden poner en diferentes posiciones. Y al fin y al cabo son metáforas, nuestro destino no está unido a cómo sean los sudokus o Tetris ;-)

**Sobre psicología que sí incorpora el punto de vista sociológico, se puede googlear conceptos como «Concepción Operativa de Grupo», «teoría de los ámbitos» y autores como Pichón-Riviere o Bleger. ¡Gracias, Inma, por la información!

La imagen principal también salió de Flickr Creative Commons, concretamente, de aquí.

 

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