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Reinas con matojo, feminismo y follar, no-monogamia femenina, parejas abiertas, hombres-muñeca, series de TV sobre sexo, orgías, censura y cine LGBT.

22 enero, 2014 a las 11:00/ por

Ya comenté en otros recopilatorios que se publican tantas tantas cosas que me parecen interesantes que me daba pena dejarlas pasar sin dedicarles un enlace siquiera. Y la cantidad de cosas que se me pasarán por alto. Sinceramente espero que hayáis leído muchos de estos enlaces ya, porque si no ¡vais a tardar una buena temporada en leerlo todo!

 

 

¿Te lo depilaste con láser?

Ahora va apareciendo entre famosas la costumbre de reivindicar que ellas tienen una entrepierna muy poblada: «Vuelve el matojo». «

«Bienvenidos a la era del pelo. Teníamos algunas pistas de que andaba por aquí, pero en los últimos meses ya han aparecido los indicios definitivos dentro de la cultura de masas: el mundo de las celebrities, verdaderas estrellas de la industria de la belleza, se vio algo agitado cuando Gwyneth Paltrow anunció risueña, en el programa de Ellen DeGeneres, que llevaba un estilo «muy setentero» en la entrepierna y Cameron Diaz comenzó a abogar públicamente por el vello púbico femenino como muestra de higiene y liberación personal.

Y el asunto copó realmente los titulares cuando American Apparel descubrió en su última campaña la semana pasada a unos maniquíes con buenos matojos en la entrepierna y todo el mundo se chaló: ¿ha vuelto el pelo?, ¿a quién le gusta?, ¿y a quién le pone?»

 

Quiero que me tengas como una reina

Un artículo de Coral Herrera en El País: «Que me tenga como una reina». «

«A ellos les han contado que pueden comprar o alquilar mujeres, y a nosotras nos han contado que si un hombre nos ama de verdad nos tendrá como a una reinay nos concederá todos los caprichos a cambio de vivir encerradas en el palacio. Siempre me dan ganas de decir en voz alta: «Chicas, la realidad es que nos juntamos a hombres corrientes y molientes que sufren la precariedad igual que nosotras. No nacimos princesas, y son muy pocos los príncipes herederos. Y además, la mayor parte de los multimillonarios de este planeta son viejos y panzones» (…) Tenemos que reflexionar colectivamente por qué seguimos soñando con príncipes, por qué queremos ser las reinas, y por qué creemos que nos salvaremos a través del amor. Nuestro sistema amoroso perjudica seriamente la igualdad, y nuestro sistema económico perjudica seriamente el amor: tenemos que replantearnos cómo queremos querernos y cómo vamos a organizarnos para evitar las dependencias mutuas. A ver si entre todos y todas se nos ocurren formas más bonitas de estar juntos.» 

 

El feminismo (hetero) y follar.

Un artículo de otra de las grandes, Beatriz Gimeno: «Hacia una agenda sexual (hetero)feminista.»

«“Está el feminismo y está el follar”, es una frase que leí hace un tiempo en un artículo de la feminista Lynn Segal. En él criticaba que el feminismo mainstream se ha olvidado “del follar”, de con quién, cómo, por qué; de cuestionar los profundos significados simbólicos asociados al follar. Segal se hace la siguiente pregunta: ¿Cómo puede un movimiento que tuvo su fuerza inicial y su inspiración en el radicalismo sexual de los 60, tener hoy tan poco que decir acerca de la sexualidad?  Desgraciadamente así es; la  corriente principal del feminismo no tiene hoy una agenda cuestionadora del heterocentrismo o el coitocentrismo, ni ofrece alternativa alguna a las representaciones sexuales ominipresentes, casi únicas, que se nos ofrecen en la televisión, el cine, la publicidad, en la cultura hegemónica en definitiva. Hemos construido un discurso público de igualdad al mismo tiempo que seguimos atadas a imágenes o prácticas sexuales de desigualdad. Intentamos educar contra el amor romántico y la dependencia, pero no hacemos nada para aprender o desaprender de la construcción generizada del deseo y de las prácticas sexuales

El feminismo heterocentrado parece haber renunciado a tener una agenda sexual que pueda poner en cuestión ese enorme edificio tanto de la sexualidad material, las prácticas, como de lo simbólico: deseos, fantasías, emociones…, lo inexpresado. Al feminismo mayoritario le cuesta enfrentarse a la madeja de las contradicciones que conviven en el sexo; las mil y una experiencias dolorosas y placenteras, de creación de conocimiento, de fuente de poder y despoder.  Aunque seguimos afirmando enfáticamente que lo privado es político, la  sexualidad sigue siendo tratada como un asunto privado, cuando sabemos –gracias al feminismo, precisamente- que no hay un asunto más público; que la sexualidad nos rodea, nos moldea, nos forma, nos da entidad, nos asusta, nos empodera, está en el centro de nuestra personalidad, es un mercado global, crea conocimiento, injusticias, desigualdades y también placeres y felicidad.». 

Hoy, por el contrario, en la sexualidad que aprenden los y las adolescentes, no hay más que penetraciones orales, anales o bucales que los chicos hacen a las chicas.  El sexo para los y las adolescentes se reduce a un falo omnipresente que penetra cualquier orificio femenino y esta escena se representa como lo único que ella desea. El pene es obviamente en todas las representaciones culturales y en las prácticas de la inmensa mayoría de lxs adolescentes un símbolo de potencia y poder, literalmente el agente de control sobre la mujer. Quizá no sea correcto hablar tanto de una sexualidad masculina como más bien de una ortodoxia masculina de la sexualidad  cuyo centro sería el coito.

Enfrentarse a todo esto es complicado porque hay pocas cosas en el mundo, especialmente hoy, que reciban tanto refuerzo por parte de todos los poderes como las normas sexuales hegemónicas;  pocas cosas hay que se pretendan hacer pasar por naturales con tanta fuerza como la heterosexualidad. A los cuerpos se les dan o se les niegan significados mediante instituciones y discursos que dan valor a eso que es visto como “masculino” y “heterosexual” y que degradan “femenino” y “homosexual”. En la cultura occidental, al menos, vivimos en mundos de subjetividad donde las dinámicas de género, atadas a los imperativos de la heterosexualidad (o a nuestra resistencia a ellos) prevén las bases de nuestro sentido del yo, constituyen la certeza de lo que somos.

Y frente a todo esto el feminismo mayoritario ha creado mucha teoría de la construcción del género e incluso del deseo en abstracto, pero se echa en falta una teoría del deseo en relación con el cuerpo, del cuerpo deseante y del cuerpo como objeto de deseo. Y aquí nos encontramos con uno de los problemas fundamentales, y es que lo que hace crecer el deseo raramente tiene que ver con los deseos de una consciencia feminista. Necesitamos una teoría feminista  heterosexual que se enfrente al sexo BDSM, que hable de lo extrañas, peligrosas y perversas que son las fantasías sexuales; de cómo manejarse con deseos “no feministas” sin culpabilizarse por ello pero sin renunciar tampoco al placer.

¿Tiene el deseo algo que ver con el género? ¿Y las prácticas sexuales? ¿Hasta qué punto los deseos nos sitúan en una posición social u otra, hasta qué punto las prácticas sexuales pueden cambiar o marcar una posición social? ¿Cómo les explicamos a los chicos que abandonarse, entregarse, perder el control, pueden ser actitudes sexuales masculinas? ¿Alguien ha visto un chico femme?  ¿Alguien ha visto a una chica hetero que sea butch? ¿Qué hacemos con las chicas que tienen fantasías de sumisión o violación, de sexo en grupo, de penetración femenina? ¿Y con los chicos que creen que esas fantasías de poder asociado al sexo son el paradigma de las relaciones con las chicas?»

Y ya paro, porque pegaría el artículo entero…

 

Quo apoyando la no-monogamia femenina.

 «Se puede querer a dos hombres a la vez…y no estar loca». Y con estudios antropológicos, que lo hacen todo más serio y académico, aparte de dar esta legitimidad de «bueno, no es algo moderno que se me ha ocurrido, es que el ser humano es así».

«(…) en estos días, una reciente investigación demuestra que amar a dos hombres, o a tres (y suma los que quieras) es una posibilidad biológicamente eficaz para las homínidas. Afirma que la mujer es, por naturaleza, tan promiscua como el hombre (que también) y los únicos límites a nuestra díscola genética están en los cinturones culturales que cada cual aprende y, entre ellos, la independencia económica. El nuevo estudio lo firma la antropóloga Brooke A. Scelza, de la Universidad de California, Los Ángeles, y lo acaba de publicar en Evolutionary Anthropology. Scelza sostiene que el papel sexual de las mujeres no se limita a la elección de un macho adecuado, sino que también buscamos múltiples parejas sexuales.»

 

…y El Mundo hablando a favor de las parejas abiertas.

«Parejas abiertas. ¿Funcionan?» Curioso leer en El Mundo algo como «La fidelidad, como sinónimo de exclusividad, hace aguas. Aunque quizá siempre las ha hecho. Un estudio de la empresa Sondea realizado hace un par de años establecía que algo más de la tercera parte de la población adulta en España había sido infiel en algún momento. El porcentaje era similar en hombres y mujeres. Esa cifra se elevaría hasta el 50% en ellos y el 40% en ellas en el caso de tener la total seguridad de que sus parejas nunca lo iban a saber. No parece por tanto tan extraño que algunas relaciones intenten convertir una realidad innegable en una normalidad que no perturbe su vida en común, eliminando obligaciones, engaños e hipocresías que condicionan el amor.»

 

Rubber dolls

 «Los hombres que viven como muñecas de goma«. Este tema está visto que le gustaba a El País para llamar la atención, porque salieron un par de artículos bien largos en la prensa anglosajona y esta vez no tardaron nada en tratar el tema. Es sobre hombres a los que les gusta vestirse con un traje ajustado de goma que da cuerpo de mujer. Según Peter Czernich “deben vestir totalmente enfundadas en látex y tener los rasgos femeninos muy exagerados. Eso incluye tetas de torpedo, cintura de avispa y caderas, muslos y trasero muy acentuados. Barra de labios brillante, pestañas superlativas y uñas extralargas. Por lo general, suele ser sumisa, lista para el disfrute de otros. O sea, un juguete sexual

 

Las series de televisión que retratan el sexo… como algo poco deseable.

«Bienvenidos a la era glacial del sexo«

«(…) ahora parece que tenemos buenas historias con mal sexo, o al menos sexo que no nos pone a nadie. Solamente hay que remitirse a las pruebas: en la pequeña pantalla el coito se ha convertido en una excusa para mostrar la incomunicación ( Masters of sex) o las dinámicas frías de poder ( House of Cards), pero jamás para excitar al espectador. ¿Se ha vuelto frío el sexo en las narrativas contemporáneas? ¿Estamos ante una nueva era de sexo analítico en la pantalla?»

Y ponen cuatro series como ejemplo de lo que dicen: «Masters of Sex», «Nymphomaniac», «Sex//Now» y «House of Cards»

 

Las orgías en El País

El País recurriendo al tema de las orgías por enésima vez para escribir un artículo lleno de topicazos para hacer publicidad de unos organizadores de eventos de lujo: «En busca de la orgía perdida». Porque nombrarlos tantas veces…suena raro.  Y lo dicho, ni una sola pega al sexo en grupo.

«El sexo en grupo es como un amplificador de todas las sensaciones y placeres que tienes cuando estás solo con otra persona. Las experiencias más satisfactorias que he tenido en mi vida han sido en el terreno erótico y me han aportado un enorme conocimiento de mi mismo y de mi pareja. Me han dado complicidad y tolerancia».

¿Más topicazos? «Son individuos que saben separar conceptos como cuerpo y mente o sexo y amor y, según dicen las pocas estadísticas al respecto, pertenecen a la clase media-alta y son profesionales liberales. Generalmente, a mayor nivel cultural, mayor amplitud de miras”.

¿Otra dosis? Allá va la última.  “a los más jóvenes les proporciona la posibilidad de aprender de amantes más experimentados, además de ser el lugar ideal para poner en practica un amplio abanico de fantasías sexuales. Siempre desde el punto de vista del respeto. En una orgía nunca pasa nada que no quieras que pase y entre las normas más visibles del código de conducta está la de respetar un “no” como la cosa más sagrada, sea en el momento que sea de la relación sexual. Además del uso del preservativo como medida de prevención, cuando se están teniendo relaciones con desconocidos”.

Sólo me quedé con la última frase, la del ambiente swinger en Auschwitz. Y no es un chiste : «la psicóloga y superviviente de Auschwitz, Edith Eger, reveló en una convención de swingers que hubo en California, en 1996, que incluso en los campos de concentración, en medio del infierno, la gente practicaba esta modalidad sexual.»

 

La realidad es como digo yo que es.

El Ministerio de la Verdad funcionando en todo su esplendor: Sanidad borró de su web el descenso de abortos con la ley de Zapatero.

 

Censura

Unos pocos ejemplos de censura franquista en los carteles de la época dorada de Hollywood.

 

Cine LGBT
Y un listado de las mejores películas LGBT de 2013 según Chueca.com

y la imagen ha salido de http://www.flickr.com/photos/ajc1/9568156463/

1 Comentario a “Reinas con matojo, feminismo y follar, no-monogamia femenina, parejas abiertas, hombres-muñeca, series de TV sobre sexo, orgías, censura y cine LGBT.”

  1. C. dice:

    ¿Por qué es curioso lo de El mundo? No es un periódico «puritano», precisamente…

    Interesante el artículo de Beatriz Gimeno… hay quien cree que lo de dominar y ser dominado es solo una fantasía masculina… en fin.

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