Resumen del «Sexo Oral» de diciembre, sobre el consentimiento.
16 enero, 2014 a las 11:00/ por moscacojoneraEn diciembre hicimos una charla sobre el tema del consentimiento. Esta era la convocatoria. Estrenábamos local (Volta Café) y fuimos muchísima gente, 38 personas en total. Eso suele ser una receta segura para que una charla salga mal (por encima de 25 es complicado dar turnos, seguir los temas, que sea interesante…) pero resultó que el local está muy bien, se hablaba muy cómodamente.
Eso sí, siendo tanta gente no nos da tiempo a estar pendientes de que la charla sale bien, de que nadie la interrumpe y tomar notas al mismo tiempo. Por eso es posible que, si fuiste a la charla y lees el resumen veas que faltan cosas que oíste allí. En su lugar intentamos comentar algunas de las cosas que se comentaron allí.
Si hay algo en lo que coincide todo el mundo es que lo que debe primar en toda situación componente sexual es el respeto. Lo que tiene esta palabra es que es muy fácil decirla y llenarse la boca con ella…y muy complicado determinar qué quiere decir, qué comportamientos están dentro de ese supuesto «respeto universal». La trampa es que al final ese respeto depende de las costumbres de cada persona, con lo que para una persona es algo respetuoso para otra es una falta de respeto, algo que se ha hecho sin contar con consentimiento. Nos conviene ser conscientes de lo relativo de nuestra idea de respeto. Es mejor preguntar, por muy obvio que nos parezca todo.
Otro punto débil en esto del consentimiento es que, cuando se cuentan situaciones en las que no se respetó suelen ser situaciones ajenas o situaciones donde se es la víctima. Nunca aparece nadie (en la charla no pasó) diciendo: «Pues yo un día que no hice caso de que me pusieran mala cara…». Al ser categorías negativas (la gente que no respeta el consentimiento es torpe, maleducada, no sabe comportarse…) nadie se identifica con ellas. Nadie se ve como una persona pesada, cargante, molesta. Pero la realidad es que si podemos serlo.
Sobre todo hablamos de las situaciones heterosexuales para el consentimiento (la composición de cada charla cambia), nos faltaba más representación gay/lésbica para sacar conclusiones de otros ambientes.
Lo que vimos es que las chicas que están en parejas NO monógamas encuentran más complicado decir no. ¿Las causas? Pues el primero la presión de grupo, similar a lo que pasaba en los años 70: Que para evitar ser vista como «la estrecha» del grupo se acababa diciendo que «bueno, vale, ¿qué me cuesta?» cuando en realidad no apetecía. El ver que el resto de tus amistades se han puesto a «enrollarse» presiona también para que creas que estás haciendo «algo raro» si no haces nada, en lugar de plantearte qué es lo que te apetece y quieres realmente, sea lo que sea. A eso se suma la educación dada a muchas mujeres sobre todo en el sur de Europa para que sean complacientes y poco conflictivas. Eso lleva a la situación común de verse a sí misma pensado «¿qué me cuesta?» cuando alguien le pide que haga algo sexual, sea activa o pasivamente.
Como tercera causa algo muy humano: Evitar el conflicto. Algo que se hace especialmente complicado cuanto más cercana es la relación. Es fácil enfrentarse, negarse, cabrearse con alguien que no conocemos de nada. Pero cuanto más cercana es la relación más se complica decir que no, a veces simplemente por el miedo a que se estropee esa amistad, a enfadarse con alguien con quien no ha pasado nunca. Es precisamente en el entorno más cercano donde menos se respeta el consentimiento…
Allí también nos planteamos también los diferentes consentimientos, como el del ambiente swinger, donde incluso se suele especificar «Toca y si te retiran la mano, es que no». Y que según quien ese primer acercamiento de tocar ya nos resulta violento si no ha habido antes un contacto visual, cierta interacción de alguna manera.
En el BDSM ya es un consentimiento más elaborado…supuestamente. Porque dados los casos en que se malinterpretan los límites de la persona dominada («si ha aceptado ir de 1 a 8, deduzco que el 9 tampoco le va a importar, y no lo ha dicho como límite»), y que llevó en EEUU a la campaña «Sí es sí», es decir, si no hay un sí explícito entiéndelo como un «no».
¿La solución? Pues como todo, no hay solución mágica. La que podemos apuntar es una mezcla de crear espacios donde se haga sentir seguridad, y por parte de quienes encuentran complicado decir «no», es importante echar un ojo a la autoestima (a que tu no, tu postura, es tan validad como cualquier otra), a la asertividad, a la tolerancia al conflicto, a conectar con el propio deseo (¿yo realmente quiero esto?¿me apetece?). Y el apoyo del entorno, del grupo, en esas situaciones.
A esto añadir que este tema ya lo habíamos tratado en el blog, en el post «El hombre es fuego, la mujer estopa…», donde hay un corto que en 20 minutos resume muy bien el tema, «Get consent». La cosa es que no está online subtitulado al castellano; si queréis verlo deberéis descargarlo, sea en alta definición o calidad estándar. En Youtube sólo se puede encontrar en islandés con subtítulos en inglés: «Get Consent». ¿Alguien se anima a subir la subtitulada en castellano?
Las imágenes son capturas del vídeo «Get Consent».
Buen artículo!!
Precisamente, sobre el consenso ando yo tiempo dándole vueltas a escribir algo. Observo que una buena parte del BDSM español (casi me aventuraría a decir que el sector mayoritario, el nacido, desarrollado y arraigado a internet) no lo sabe utilizar bien. Parece como si simplemente se limitasen a: «Consensuamos?… Vale, consensuamos!», sin asegurarse que efectivamente se consensúa y consiente.
Y luego vienen los problemas. Por que a toro pasado, surgen las dudas, las acusaciones, los problemas. Y sería taaan fácil evitarlos. Tan solo gestionando bien el consenso, asegurándose que se hace adecuadamente.
Aunque sobra: Felicitaciones por tu blog.
Acabo de subir una versión del subtitulado español a Youtube. Le coloqué el nombre «Que te digan sí» que es como lo traduce la traductora que trabajó en los subtítulos. La dire https://www.youtube.com/watch?v=kvnGMf98JJM