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¿Son las perversiones enfermedades mentales?

9 diciembre, 2012 a las 11:00/ por

A estas alturas no me voy a poner yo con dudas sobre el tema. No, para mí no lo son. Todo lo que suceda entre dos personas de manera consensuada, —es decir, mediante un acuerdo activo y libre (no manipulado) de quienes intervengan, no un simple «sí— es válido. Cada cual tiene sus gustos y manías. Y sí, hay algunas prácticas con riesgo pero, como dice el artículo que encontré barajando la posibilidad de retirarlas como enfermedad mental, también tiene riesgo el buceo, la Fórmula 1, etc y no se considera que sufran una enfermedad mental.

«Cuando  los  individuos tienen intereses sexuales poco frecuentes, hay a menudo la especulación de que cualquier otro problema presente está relacionado con su sexualidad.» Qué razón tiene. Si buscas ayuda psicológica/médica en el sitio equivocado, puede que, cuando le digas que tienes mucho estrés y que tienes una relación poliamor o BDSM o no-convencional, te digan «Pues deja esa relación». Pero resulta que nunca se dice, excepto casos extremos,  «¿Te da estrés el trabajo? Pues deja el trabajo». Por eso, cada vez que tenemos problemas personales en nuestras vidas parece fácil echarle la culpa a nuestras conductas sexuales… y a lo mejor esas conductas son muy llamativas, parecen muy curiosas…pero quizá no tengan NADA que ver como causa de esos problemas.

El artículo es «EL DSM-IV Y LAS PARAFILIAS: UN ARGUMENTO PARA SU RETIRADA» de Charles Moser y Peggy J. Kleinplatz, ¡YA TRADUCIDO!.  Aunque va a salir el DSM5, sólo se ha oído que desaparece la transexualidad pero nada sobre las perversiones, hasta donde yo sé. El artículo es muuuuuy largo, por eso sólo pongo una parte. Allá cada cual si quiere leerse el resto o incluso esto. Pero me parece como una buena argumentación académica a favor de la retirada de las perversiones del DSM. Que no por ser una opinión médica es la última palabra (lo mismo que con la transexualidad) pero que puede ser como un argumento más de apoyo de esa postura de naturalización de las perversiones. Yo totalmente a favor, como ya se sabe.

Como lo resume esta parte del artículo, «es la situación histórica a la que se enfrentaron los homosexuales. Cuando un paciente homosexual se presentaba ante un terapeuta con cualquier problema, a menudo se suponía que el problema estaba causado o exacerbado por sus intereses homosexuales». Pues lo mismo con las perversiones.

¿Son las parafilias trastornos mentales?

El concepto de que los intereses sexuales poco convencionales son enfermedades mentales o crímenes (religiosos o sociales) está perjudicando tanto al DSM como a la psiquiatría moderna. Las sanciones contra individuos que se implican en conductas sexuales condenadas han cambiado con el tiempo. Al principio se consideraba un pecado que debía estar controlado por tribunales religiosos y penitenciales. Después se utilizaron las leyes civiles para «controlar» la conducta inaceptable. En el siglo XIX se aplicó el modelo médico para transformar estos «pecados» o «crímenes» en «patologías» (Bullough & Bullough, 1977).

La opinión de que las parafilia son formas de psicopatología se ha cuestionado y cada edición posterior ha intentado tratar algunas de las debilidades percibidas en esta categoría diagnóstica. Sin embargo no se ha tratado completamente el grueso de la crítica seria (Davis, 1996; McConaghy, 1999; Rubín, 1992; Silverstein, 1984; Suppe, 1984).

En el DSM se indica que es difícil definir tanto el trastorno mental como la salud mental. No obstante, el texto define un trastorno mental «asociado actualmente con angustia… o discapacidad… o riesgo significativamente incrementado de muerte, dolor, discapacidad o una importante pérdida de libertad» (APA, 2000, p. xxxi). Los individuos que realizan muchas actividades.comunes (ej., buceadores, poseedores de armas de fuego, escaladores, habitantes de muchas grandes ciudades y criminales) también sufren alto riesgo de muerte, dolor, discapacidad o pérdida de libertad, pero no están diagnosticados de trastornos mentales. Esta aparente contradicción demuestra que el contexto social puede afectar la aplicación de esta definición.

Para clarificar la definición el DSM establece posteriormente «Ni el comportamiento desviado (ej., político, religioso o sexual) ni los conflictos que hay fundamentalmente entre los individuos y la sociedad son trastornos mentales a menos que la desviación o el conflicto sea un síntoma de disfunción en el individuo, tal como se describe arriba» (2000, p. xxxi). Existe la preocupación de que los diagnósticos psiquiátricos puedan ser utilizados de forma inapropiada para perjudicar a los discrepantes; al menos en algunos lugares, los criminales tienen más derechos y credibilidad que los pacientes psiquiátricos. La afirmación inicial se añadió para evitar que las actividades impopulares o ilegales recibieran la etiqueta de enfermedad mental, pero la última proposición permite al clínico obviar esta distinción.

El DSM no define la sexualidad saludable y mucho menos el temperamento, los pensamientos o las personalidades saludables. Desgraciadamente, no se conoce el rango de comportamiento sexual «saludable», creando así brechas potenciales en el proceso diagnóstico. Se supone que el DSM ha de ser interpretado por un clínico objetivo y experimentado. Sin embargo, sin el consenso de la literatura científica, los clínicos se ven a menudo forzados a fiarse de sus propias evaluaciones subjetivas.

El problema que estamos tratando es que al involucrarse en conductas «parafílicas» el participante se convierte a priori en un candidato para el diagnóstico. Además,  cuando  los  individuos tienen intereses sexuales poco frecuentes, hay a menudo la especulación de que cualquier otro problema presente está relacionado con su sexualidad. Cuando una conducta per se conlleva un diagnóstico, entonces, por definición, la conducta es sintomática del desorden. Esta confusión impide ver que, al menos para una parte de los individuos, sus conductas sexuales específicas son expresiones de una sexualidad saludable y que los benefician. El hecho de que algunas conductas sexuales específicas sean socialmente inaceptables o ilegales es y debería ser irrelevante para el proceso diagnóstico.

Esta es la situación histórica a la que se enfrentaron los homosexuales. Cuando un paciente homosexual se presentaba ante un terapeuta con cualquier problema, a menudo se suponía que el problema estaba causado o exacerbado por sus intereses homosexuales.

http://www2.hu-berlin.de/sexology/BIB/DSM.htm

Charles Moser, Ph.D., M.D.
Instituto en Estudios Avanzados de Sexualidad Humana
San Francisco, California

Peggy J. Kleinplatz, Ph.D.
Universidad de Ottawa
Ottawa, Ontario, Canadá

Originally published in:
Revista de Terapia Sexual y de Pareja, Número 19, Agosto 2.004, paginas 31-56

La imagen, de aquí

1 Comentario a “¿Son las perversiones enfermedades mentales?”

  1. porlaverdad3 dice:

    La pedofilia no es ni siquiera una perversión, es una orientación sexual, ya que involucra el mismo rango de sentimientos y deseos complejos y amplios, que la heterosexualidad u homosexualidad. Estaría bueno que se acabara con la discriminación contra las personas pedófilas.

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