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Te roba el móvil, precisamente, quien NO parecía que te lo iba a robar

25 noviembre, 2019 a las 13:12/ por

Cuando te roban el móvil, o la cartera, la experiencia más común suele ser: «no me lo explico, porque lo tenía en el bolsillo y no he visto que nadie se me acercara». Lo que suele suceder es que, como no se te acercó nadie que te hiciera sospechar, no te pusiste alerta y, no sabes en qué momento, alguien te robó el móvil. Precisamente ese par de amigas, ese señor tan mayor e inofensivo, precisamente esas personas son las que NO creías que te fueran a robar el móvil. Por eso se acercaron, ni te diste cuenta que estaban a tu alrededor y te han robado sin que hayas sido capaz de hacer nada en ningún momento.

Esa es la experiencia que he encontrado más veces cuando me han contado relaciones de maltrato: no saben cómo han llegado ahí pero ahora están en una situación de la que no pueden salir. Porque esa es la maraña que me he encontrado más a menudo: Pequeños «favores» que parecen hacerte la vida más fácil y en los que cuesta ver lo complicado que va a ser salir de ahí cuando quieras hacerlo. «Pásate a mi banco, que conozco al director de la sucursal y así no te cobran las comisiones», «dame tu clave y ya te lo hago yo», «ponlo a mi nombre, que así te ahorras el quebradero de cabeza», «firma esto para echarme una mano».

Como en el caso del móvil, quien te dice eso es alguien con quien estás muy a gusto, con quien tienes una relación íntima, cercana, de confianza. Y quien te va a complicar tanto la vida más adelante, obviamente, no te va a decir que tu vida será un infierno unos años más tarde. Simplemente, pasito a pasito, cada vez tiene más capacidad de ver lo que pasa en tu móvil, en tus redes sociales, en tu correo, en tu cuenta de banco… «Bueno, tampoco tengo nada que esconder».

El problema es que, si en algún momento llegas a sentirte mal, o sentir miedo, si en algún momento quieres dejar la relación por la razón que sea ¿podrías empezar a planearlo SIN QUE SE ENTERE?

¿Te da miedo pensar en qué puede pasar si se entera que te quieres ir? Ese es el problema que he encontrado una y otra vez con quienes se han dado cuenta y han querido irse.

Ese es el grano de arena que creo poder aportar a todo lo que vais a leer hoy. Hay mil cosas que se pueden leer. El problema con internet es que, precisamente, hay demasiada información. Por eso mi empeño en resumir y simplificar, para que eso sirva como un punto de partida y desde ahí ir leyendo todo lo que vaya pidiendo la situación de cada cual. Así que aparte de esa anécdota que cuento del móvil (y la necesidad de no renunciar a esa autonomía por si más adelante hace falta), recomendaría el monólogo de Pamela, No solo duelen los golpes, que te llevará menos de dos horas y te cambiará para siempre la manera de verlo. Y si prefieres leer, El acoso moral, de Hirigoyen.

Como en los hoteles, en los aviones… disfruta del viaje. Pero no te olvides que siempre es mejor saber dónde están las salidas de emergencia. Rara vez hay que usarlas, no hay que estar en guardia permanentemente en el hotel o en el viaje…pero siempre es bueno tener esas vías de escape en caso de emergencia. Sólo por eso, por si aparece esa emergencia. Nada más…

Y si eres el otro tipo de persona, el que tiende a ir a desplegando esa tela, si tiendes a tener ese control… busca ayuda.

 

 

1 Comentario a “Te roba el móvil, precisamente, quien NO parecía que te lo iba a robar”

  1. Maloa Sterk dice:

    Gracias, Miguel. Buena analogía.
    La violencia nunca empieza por cosas chungas y grandes, siempre empieza por detalles.
    Hace años la cerradura de la puerta de mi habitación (oficina en casa) no cerraba bien, lo comenté con mi ex y dijo que él se encargaría.
    Con el paso del tiempo me di cuenta que no servía ninguna cerradura de la casa, pero no le di importancia.
    El tiempo pasó y yo nunca me ocupé del tema cerraduras por mí misma, hasta que en una situación de violencia doméstica con él me di cuenta que no había un solo lugar en la casa en el que pudiera cerrar la puerta y protegerme. Muy conveniente para él, mala idea para mí.
    Por fortuna: esa persona ya no está en mi vida. Pero fueron años muy duros para recuperarme del maltrato.
    En mi caso fue invaluable el apoyo de instituciones como el SARA en Barcelona, quienes me ayudaron a irme de casa.
    Abrazos
    M.S.

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