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Un mundo que prefiere las cosas blancas o negras. Todo o nada.

5 noviembre, 2013 a las 11:00/ por

Ha salido el segundo número de Bi 2.0, una revista bi-mensual sobre bi-sexualidad. Escribí un artículo para ese número (que se podría titular como el post, no le puse título) y de paso también hay un artículo de Victoria Rosa, «Cómo salir del armario bisexual». Podéis ver la revista aquí: http://issuu.com/bi2.0/docs/bi_2.0_esp_002.

El artículo lo he centrado en la persecución de lo distinto, de lo que no es blanco ni negro. Persecución de la intersexualidad, del crossdressing,  de lo queer, de lo bisexual, de la transexualidad sin operarse, de BDSMs que son switch y se ve como algo sospechoso… Ha sido mi primer intento de hacer un artículo que no sea tan autobiográfico. 

 

«Desde hace décadas, casi un siglo, cuando ha habido cualquier duda respecto a los genitales de un bebé, se ha resuelto la duda a golpe de bisturí. La medicina no entendía otra manera de hacer las cosas que eliminar todo lo que se saliese de la heteronorma de genitales masculinos o femeninos, con su correspondiente expresión sexual masculina o femenina y una orientación sexual hacia el sexo opuesto.

Es la (desgraciada) herencia que hemos recibido de los siglos XVIII y XIX: Los cinturones de castidad (y el mito de que son de la Edad Media). La lucha contra la masturbación, incluso mediante ablación e inmovilización. Se le debe a Charles K. Mills, a finales del XIX, haber propuesto la costumbre anglosajona de eliminar los prepucios de los recién nacidos para que no se entregasen al “placer solitario”. Y de esa época también nos viene la teratología —literalmente, estudio de monstruos—, el estudio sistemático de todo ser vivo que al nacer mostrase alguna característica que lo separase de la norma.

De todos modos el intento de ignorar, eliminar, reconducir, reclasificar lo intermedio, lo que provoca incertidumbre ya es parte de nuestro código genético. Nos han educado en una cultura que lleva clasificando la realidad en dos cajas separadas, en dos únicas categorías, desde hace miles de años. Lo llevamos de serie. Aunque no el primero, Aristóteles sí lo formuló en su Lógica, pero también Pitágoras, Platón… pero si queremos buscar las raíces tenemos que irnos a las raíces indoeuropeas, al zoroastrismo, en 2000 A.C. (Ahura Mazda frente a Ahriman) o incluso más atrás: En el antiguo Egipto, en el 3000 A.C., también tenían un papel central dualismos como el de los dioses Osiris (orden, vida) y su malvado hermano Seth (desorden, muerte) para explicar los mitos egipcios.

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Las dicotomías (o lo uno o lo otro, blanco o negro) han tenido más éxito que «sistemas de lógica modales o plurivalentes (…), [que] aceptan un tercer valor, como «indeterminado» o «posible». » Una lógica bastante menos conocida que la de Aristóteles. En su lugar nos es fácil, nos sale sin pensarlo, el dividir todo en dos bandos opuestos. Es una tendencia automática, una de las distorsiones cognitivas, la del «pensamiento polarizado o dicotómico (todo o nada)» que consiste en «interpretar los eventos y personas en términos absolutos, sin tener en cuenta los grados intermedios, evidenciado en el uso de términos como «siempre», «nunca», «todos», cuando su uso no está justificado por los acontecimientos propiamente».

Somos fruto de esa cultura dualista. Una cultura que hemos ido absorbiendo, que ha ido conformando nuestra manera de pensar y que nos rodea constantemente dividiendo a menudo la realidad en dicotomías, en falsos dilemas en los que «se presentan dos puntos de vista como las únicas opciones posibles, cuando en realidad existen una o más opciones alternativas que no han sido consideradas». Día y noche, piel blanca y piel de color, hombre y mujer, masculino y femenino, el bien y el mal, lleno y vacío…la lista es infinita.

Lo llamativo es que todas esas clasificaciones tienen, como poco, una gradación de un polo al otro…algo que se suele ignorar. El día y la noche no funcionan como un interruptor, gradualmente van pasando de la luz a la oscuridad. Las pieles tienen muchos tonos diferentes. Entre lleno y vacío, entre orden y desorden hay infinitos estados intermedios. Y el sexo, el género, su expresión, las orientaciones, guste o no, también tienen infinitos grados incluso si lo quisiéramos ver desde un punto de vista binario, como un abanico entre dos polos en lugar de como diferentes identidades no jerarquizadas.

Pero aún así parece existir una tendencia a ignorar, eliminar, extirpar, expulsar lo intermedio, lo difuso. En el terreno de lo sexual es obvia esa fobia en la mutilación de personas intersexuales recién nacidas. Pero se extiende a millones de personas, muchos más casos.

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Es el caso de personas transexuales con genitales diferentes a los esperados por su apariencia, que no quieren operarse o no por el momento. Cuando van al gimnasio, a la piscina ¿qué vestuario deben elegir?. Lo más probable es que sean expulsadas de cualquiera de los dos. De hecho, las expulsan. Ese estado intermedio, ese aspecto indeterminado no tiene dónde encontrar un lugar.

Sucede también a crossdressers, especialmente si son hombres heterosexuales o si sobre todo prefieren relacionarse con mujeres. Sigue siendo una violación de las normas de género; como dice J.Butler,

«el género se manifiesta a través de actuaciones (performatividad) rituales, pero en el cross-dressing masculino se vuelve una “ruptura” performativa de lo masculino y una “repetición subversiva” de lo femenino.».

Como dice wikipedia sobre el crossdressing,

«debido a las dinámicas de género más frecuentes en el mundo los hombres encuentran más discriminación al desviarse de las normas de género masculino, especialmente las violaciones de la heteronormatividad. El que un hombre se vista de mujer es considerado a menudo bajar en la jerarquía social del género mientras que el que una mujer use ropa tradicionalmente de hombres (…) tiene menos impacto porque las mujeres han estado tradicionalmente sometidas por el hombre, incapaces de causar cambios importantes a través de la vestimenta. Por eso cuando un hombre crossdresser se pone esa ropa, se transforma en una semimujer y por lo tanto se vuelve una encarnación intolerable de la conflictiva dinámica de género.»

Si a eso se le suma que sea heterosexual, ya tenemos la incertidumbre completa.

Las posturas se extreman con lo queer, cuya naturaleza es vivir en esos estados intermedios, cuestionar categorías supuestamente intocables. Ha disparado las reacciones más fundamentalistas de la jerarquía católica frente a lo que llaman “ideología del género”.

«Los proponentes de esta ideología quieren afirmar que las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres. Piensan más bien que las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son el producto de la cultura de un país y de una época determinados, que les asigna a cada grupo de personas una serie de características que se explican por las conveniencias de las estructuras sociales de dicha sociedad.
Quieren rebelarse contra esto y dejar a la libertad de cada cual el tipo de «género» al que quieren pertenecer, todos igualmente válidos. Esto hace que hombres y mujeres heterosexuales, los homosexuales y las lesbianas, y los bisexuales sean simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar.
No se necesita mucha reflexión para darse cuenta de lo revolucionaria que es esta posición, y de las consecuencias que tiene la negación de que haya una naturaleza dada a cada uno de los seres humanos por su capital genético. Se diluye la diferencia entre los sexos como algo convencionalmente atribuido por la sociedad, y cada uno puede «inventarse» a sí mismo. Toda la moral queda librada a la decisión del individuo y desaparece la diferencia entre lo permitido y lo prohibido en esta materia.»

 

Estos señores echan de menos que se trate todo este tema bajo las reglas de lo “natural”, entendiendo por natural las dichosas dos casillas, hombres y mujeres, volviendo a esa visión de la medicina de comienzos del siglo XX para la que hay que eliminar, mutilar lo que sea “antinatural”, lo que sea una “deformación” de la especie.

En esa persecución de lo intermedio existe dentro del BDSM el eterno (falso) dilema sobre ser switch, personas que a veces prefieren ser dominadas y otras ser quienes dominan. ¿Parece antinaturai?¿No tiene sentido?¿Necesita ser continuamente cuestionado?. El negar su legitimidad tiene tanto sentido como intentar separar a los hombres en activos y pasivos, en hombres que siempre serán penetrados frente a otros que siempre penetran. ¿Tienen sentido unos roles sexuales que nunca cambien dentro de prácticas sexuales no convencionales? La realidad no es así de simple.

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Las personas bisexuales somos otro buen ejemplo: O eres heterosexual o eres homosexual pero el que te encuentres ahí en medio se critica o ignora constantemente. Aparte de no ser monosexual la situación de bisexual también tiene la cualidad de ser invisible: Nunca se dice “mira qué pareja bisexual más atractiva”. O son una pareja homosexual o una hetersexual pero rara vez se habla de parejas bisexuales…

Una situación intermedia, la bisexualidad, aún tiene que vivir en un entorno semejante al de homosexuales a quienes se intenta persuadir para que “se curen”. Como respuesta desde la homosexualidad se insiste siempre en que la orientación sexual no es algo que se elige sino algo que te sale naturalmente y que después contrastas con el mundo que te rodea y descubres si es la opción mayoritaria, si no lo es, si es aceptada o no… No hay un día en nuestra vida en el que elegimos ser gays, lesbianas, heterosexuales, transexuales…y lo mismo sucede con la bisexualidad, no es una decisión voluntaria ni necesita de una elección posterior. Se es bisexual, ese es el destino final, no hay que esperar a ningún desenlace. Pero parece que a la mayoría le resulta incómoda esa posición intermedia. Curiosamente, sí parece socialmente aceptado, en todos los ambientes, hacer algo que se considera impensable con otras orientaciones: cuestionar constantemente la orientación sexual de las personas bisexuales. Parafraseando la conocida frase: “Some people are bisexual. Get over it”. (Algunas personas son bisexuales. Supéralo).

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Fuentes:

Imágenes

 

 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

1 Comentario a “Un mundo que prefiere las cosas blancas o negras. Todo o nada.”

  1. Si abandonas el pensar en blanco y negro para empezar a pensar en gama de grises, todavía estás atrapado en un modo pensamiento lineal. No concibes los colores. En la escala blanco-grises-negro te mueves dentro de una sola variable (intensidad de luz) cuando hay otras variables (longitud de onda de la luz, que da el color). La sexualidad de las personas viene definida por muchas variables: masculino-femenino, dominante-sumiso, sádico-masoquista, clítoris-vagina, pene-ano, monogamia-poliamor, etc, etc. Todo esto genera un vasto espacio multidimensional de posibles combinaciones.

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