Relaciones tóxicas en relaciones convencionales y también BDSM, swinger, poliamor, LGTB… (Texto completo)
15 octubre, 2014 a las 22:45/ por moscacojoneraLos primeros casos en que se identificó este tipo de persuasión fue en prisioneros de guerra, analizando por qué una vez abandonada la situación de prisionero seguían hablando bien de quienes les habían secuestrado. A partir de ahí se aplicó a relaciones heterosexuales monógamas, y en esta charla se ha querido ampliar dando la información que se puede encontrar aplicada a otros tipos de relaciones.
¿Qué es y qué no violencia psicológica en una relación?
El maltrato psicológico no es algo que pasa una vez. No es una discusión de pareja. Es algo continuado en el tiempo, un proceso. Tienen que existir una serie de factores para que podamos estar hablando de maltrato psicológico:
- Existe una jerarquía (una de las dos personas ejerce el control)
- Existe miedo, angustia, en la persona maltratada cuando oye los pasos por las escaleras o que abre la puerta.
- Un estilo concreto en la comunicación, con mensajes contradictorios: “Con lo fea que eres, sólo yo te voy a querer”. “Así de amable, estás un poquito menos fea”.
- No hace falta el lenguaje verbal: Una mirada, un comentario —especialmente en público— son suficientes para continuar con el maltrato.
No es algo que sucede sin parar, de manera continua, sino que sigue el conocidísimo ciclo de la violencia: Se está en una situación neutra, pero se va acumulando tensión, poco a poco, hasta que hay un estallido, tras el cual la persona que ha agredido se arrepiente, promete que va a cambiar, las personas en la relación entran en el período conocido con el nombre de “luna de miel”, todo parece maravilloso… hasta que empieza a acumularse tensión y vuelve a repetirse el ciclo, una y otra vez. Eso es lo que complica salir de esa relación, el hecho de que haya unas fases muy buenas y unas muy malas. El hecho de que exista continuamente tensión hace que, cuando hay algo positivo, el efecto de ese comportamiento positivo se multiplique mucho más que en una situación normal.
El proceso
El proceso que se seguía con prisioneros de guerra, que se usa en las sectas y que se reproduce en las relaciones es:
- Aislar a la persona (de sus amistades, otras personas…)
- Controlar la información que recibe
- Hacer que coma mal, que duerma mal, que esté muy cansada… provocar un estado alterado de conciencia.
- Alternarlo con amenazas, lo que a veces es peor que la agresión, al no saber qué esperar, cuándo va a suceder, y sin ser todo el rato (hay momentos agradables). Estado de tensión permanente.
- Se pide que se hagan cosas triviales, repetitivas, sin importancia.
En las relaciones se observó que se repetían una serie de patrones:
- Existe un deseo de dominación desde el principio
- Aislamiento, que a veces incluía el desplazamiento a otra ciudad o el extrarradio, y que vaya cortando sus relaciones con su familia, amistades… acusando a esas personas cercanas “Yo creo que tu amiga en realidad te está manipulando”.
- Escala del mantenimiento del miedo.
- Inducción de culpa: Se le dice a la víctima “es que me provocas”, “me haces perder los papeles”, “¿por qué me haces esto?”, “lo hago porque mira a dónde me llevas”, se rompen cosas en casa…
El que se dé uno de estos comportamientos no significa automáticamente que estemos en un caso de violencia psicológica, y tiene que ser algo continuado, mantenido en el tiempo.
¿Por qué no se va?
Siendo esta la situación, ¿por qué la persona víctima del maltrato no se va? Porque está el amor. Porque al mismo tiempo hay grandes expresiones de amor. Al hablar con sus amistades tampoco se ve tan claramente, porque se autoculpa (“es que en realidad ha sido culpa mía”) y aunque pueda detectarlo en algún momento, en cuanto entre en fase de “luna de miel”, la persona agredida dice o piensa, “bueno, tampoco es para tanto”, “lo que pasa es que siempre lo exagero todo”.
Al autoculparse al hablar con sus amistades (incluso aunque alerten sobre esa situación), al seguir en la relación, las amistades se acaban “quemando” y se separan de su alrededor, con lo que aumenta el peligro de la situación de persuasión coercitiva.
Se suman la autoculpa (“soy idiota, todo lo hago mal”) + la sensación de indefensión + los celos continuos (controlar el whatsapp, el email, etc) + exigencia de secreto (“no me denuncies, por favor”, “no se lo digas a nadie que van a pensar que estás mal de la cabeza y te van a quitar a tu hijo”) con lo que se tiene la sensación de que, si se cuenta a alguien, se está traicionando a la pareja + comportamientos positivos que se repiten intermitentemente = Hace que la esperanza de que tiene solución aumente.
Es la educación “amorosa” que se da como “normal” en muchas ocasiones, como en “50 sombras de Grey” —como lo llama Marina, “manual de cómo entrar en una relación de maltrato en cómodos fascículos” o por ejemplo en “3 metros sobre el cielo”, en el trailer de más arriba o en este otro.
Inmovilización
Hay más comportamientos que pueden sumarse a las estrategias habituales, aparte del aislamiento (se tiene más poder sobre la percepción de esa persona y no hay críticas al comportamiento que puede estar siguiendo quien agrede) o que se produzca una desvalorización constante (“soy yo, que soy idiota”), como puede ser la desposesión de medios económicos (yo te manejo las cuentas, yo te doy el dinero, desplazamiento de ciudad, de país a otro con otra lengua…) o que los actos violentos sean imprevisibles, que no sepa cuándo, cómo, por qué serán.
Los actos violentos (sea agresión física o psicológica, romper cosas, tener una bronca inmensa…) no tienen una lógica por la que “si hago algo concreto, se produce la agresión”. Esto provoca que se intente comprender qué se está haciendo mal, pero como es aleatorio el que haya un “castigo”, es imposible encontrarle una solución a la pregunta. Eso lleva a que se esté en tensión permanentemente, con una situación de estrés constante al no saber si ahora va a “tocar” amor o violencia. La consecuencia suele ser que entonces se van probando cosas aleatoriamente a ver si se acierta (“a ver si va a ser esto lo que provoca el enfado…”).
Como consecuencia de todo esto, al final la víctima no sabe qué hacer, se siente inmovilizada, no sabe cómo comportarse.
Factores que facilitan la violencia psicológica en relaciones no convencionales (LGTB, BDSM, swinger, poliamor…)
A la hora de buscar información sobre la violencia psicológica en este tipo de relaciones, es complicado. De la que existe en relaciones LGTB se encuentra información, pero por ejemplo al buscar de la que se da en BDSM sólo se encuentra información de la distinción entre BDSM y maltrato, no de los casos que se dan cuando ese tipo de relación es usada para encubrir el maltrato psicológico. Información de lo mismo en relaciones poliamor, prácticamente no hay nada.
La importancia de analizarlo en este tipo de relaciones es que se dan elementos extra que facilitan el maltrato:
1. Que una persona agresora lleve mucho tiempo en ese ambiente, que tenga un cierto carácter de mentor. “Tú no sabes, las relaciones bollo/maricas/BDSM/abiertas/poliamor/swinger son así”.
2. El uso del secreto. La situación empeora para la víctima porque como no puede decir a su terapeuta, o médico del centro de salud, que es BDSM o está en una relación abierta (que está en relaciones “mal vistas”), esto hace que el secreto sea mayor. La víctima puede tener miedo de pedir ayuda porque tendrá que explicar la naturaleza de la relación a personas que puede que no la entiendan (“yo había aceptado tener sesiones en público y que eligiera a una persona con quien yo tendría sexo pero no que fueran seis personas a la vez ni que no se respetaría mi negativa”).
3. Acusar de homofobia, transfobia o de ser menos transgresora que lo que decía para crear sentimiento de culpa. En el caso de relaciones LGTB la persona agresora puede acusar a su/s pareja/s de homofobia o transfobia para generar culpa. En el caso de relaciones no convencionales (BDSM, swinger, poliamor…) se puede acusar de normatividad con el mismo fin y utilizarse para forzar los límites de esa persona (“por lo visto no eres una persona tan abierta como pensaba…”).
4. Se agrega el factor de vulnerabilidad: Se ha descubierto en relaciones LGTB que las personas que han sufrido experiencias de acoso escolar, bullying, transfobia, homofobia… tienen más probabilidades de caer en una situación de maltrato psicológico.
5. Diferencias de poder dentro y fuera “del armario”. Si la persona agresora está fuera del armario y la/s agredida/s no, puede amenazarla/s con sacar a la otra persona/s fuera del “armario”, con contarle a su familia, en su trabajo, amistades, etc qué tipo de relación o prácticas realiza/n.
6. En las relaciones no convencionales se da la complicación añadida de que la persona no se vea a sí misma —o que no sea vista por su entorno— con la imagen típica que se cree debe tener una víctima de maltrato. O que la víctima no se quiera ver a sí misma como víctima de una situación de maltrato, por lo complicado que resulta para la autoestima admitir que se ha estado o está con una persona de ese tipo, o por tener sentimientos encontrados.
Como en todos los casos expuestos, el que alguien nos acuse, por ejemplo, de transfobia en una relación LGTB no significa que esa persona nos esté maltratando psicológicamente. Todo esto debe verse como parte de un proceso, como parte de un conjunto de acciones y actitudes que se repiten de manera sistemática.
La clave siempre está en: No hace falta centrarse tanto en qué hace o no hace quién agrede, sino en cómo nos sentimos, por ejemplo si a veces sentimos miedo, si tenemos que ir con “pies de plomo” para decirle algo por si se enfada…
Preguntas concretas para las relaciones BDSM
El punto de partida básico es que entendemos que las relaciones BDSM son relaciones consensuadas en que dos o más personas deciden tener prácticas o relaciones consideradas dentro del BDSM. Que practicarlo de manera sensata, segura y consensuada, cuidando de la integridad física y psíquica de las otras personas implicadas, no supone la manifestación de ningún proceso psicopatológico necesariamente.
Aclarado esto, conviene decir que, como norma general, es más seguro y fácil de controlar que no se sea víctima de maltrato psicológico si se el BDSM se practica por sesiones (períodos de tiempo acordados con un comienzo y un final) en lugar de en relaciones 24/7, lo que no quiere decir en ningún caso que las relaciones 24/7 supongan una situación de maltrato, pero sí se deben tener más controles.
Estando en relaciones BDSM está bien plantearse de vez en cuando estas preguntas:
1. ¿Negociamos las prácticas que tenemos? ¿Lo hacemos “fuera de rol” (sin ser top y bottom al negociar) pudiendo poner límites las dos personas?
2. ¿Conocemos y respetamos nuestros límites? ¿Se intentan forzar? Se pueden usar, como parte de la manipulación, frases como “pensaba que sabías bastante más de BDSM”, “al final no es tan transgresor lo que te atreves a hacer”, “pensaba que aguantabas más” y similares.
3. ¿Revisamos de vez en cuando nuestros acuerdos? ¿Estamos bien? ¿Seguimos así?
4. Comprobemos de vez en cuando el bienestar psíquico de nuestras relaciones, cómo se encuentran, de manera expresa. Es algo que se debería hacer ya no sólo en relaciones BDSM, sino en toda relación, pero es algo que en la realidad no se tiene como una prioridad o no se le da la importancia que convendría que tuviera.
En general, esas cuatro consideraciones se pueden resumir en que se deben de repensar los básicos del cuidado, más que buscar si se dan comportamientos concretos.
¿Qué se puede hacer desde fuera?
¿Qué podemos hacer como tercera persona, fuera de la relación, para ayudar a la persona que creemos que es víctima de violencia psicológica?
1. Estar ahí. Es algo mucho más cansado de lo que se cree, dan ganas de arrancar a la fuerza a esa persona de esa relación abusiva, pero eso no valdría de nada. Lo conveniente es estar a su lado, quedar para cosas agradables y sencillas que la saquen de su aislamiento, como ir al cine, hacer actividades agradables juntas…
2. Criticar a su pareja puede funcionar si está pasando por un momento de violencia, existe la posibilidad de que ahí vea en qué situación está. Pero si está en el período de luna de miel, no lo verá o disculpará su comportamiento, lo que probablemente nos enfade (es algo normal), y que nos haga distanciarnos de la persona agredida, lo que contribuirá a su aislamiento.
3. Ampliar el círculo de la persona agredida, buscar entornos sociales agradables, ayudarle a mejorar su autoestima…
Para terminar, conviene recordar que…
• CUALQUIERA podemos ser víctima del maltrato psicológico, estar en relaciones tóxicas, sufrir violencia psicológica. No es propio de un determinado tipo de personalidad, ni de una situación concreta, ni depende de si se tiene más o menos educación (se suele decir la frase “¿Cómo me ha podido pasar esto a mi, que soy independiente, me veo como una persona sensata, tengo mis estudios universitarios…”?), nos puede pasar a cualquiera.
• Quien agrede SIEMPRE dice “voy a cambiar”, “voy a ser una persona maravillosa”, “te voy a querer más que nadie”, la fase de arrepentimiento y promesas es parte del ciclo de la violencia.
• Si la vida le va bien así, si no siente angustia por su situación, por su comportamiento, no existe la posibilidad de cambio en la persona que maltrata.
• Lo habitual es que quienes maltratan NO VEN que estén maltratando, sino que lo ven como que la otra persona les ha provocado, les ha sacado de sus casillas…
• Se puede maltratar psicológicamente desde una posición sumisa, haciendo depender su vida de la otra persona (“si te vas, me mato”).
• La pregunta que hay que hacerse para saber si estamos en esa situación NO es si la persona con quien estamos nos maltrata o no, sino ¿cómo estoy yo?¿cómo me siento?
• “Es que tiene mucho carácter” suele ser la frase habitual para definir a alguien que en realidad lo que tiene son comportamientos agresivos.
• El maltrato psicológico, la violencia psicológica, la persuasión coercitiva, no es una bronca de pareja, no es que se lleve una semana en una relación y haya maltrato. Es un proceso lento, por goteo, poco a poco. Y la salida también es un proceso.
• En lugar de evitar la agresión o centrarse en como evitar que nos agredan, estaría bien centrarse en quién, cómo, por qué agrede y hacer lo posible para evitar que lo hagan.
• Cuesta darse cuenta de que estás siendo víctima de violencia psicológica (o que estás agrediendo) si has estado viviendo antes en esa situación, si para ti es algo “normal”.
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Este post es resumen de la charla dada por Marina, psiquiatra especializada en Diversidad de Género y Sexualidad, en el “Sexo Oral” del domingo 28 de septiembre en Volta Café (Madrid), donde hacemos nuestras charlas mensuales.
pedido de ajuda,
hola somos pareja de lisboa, nos encanta bdsm, fetish, latex, exibicion, etc…, vamos estar em Madrid (centro), hotel melia princesa, nos encantaria participar ativamen em fiestas ou inventos deste tema, por favor se ha alguna informacion pedimos que conpartilham com nos outros, somos los 2 Bisex.
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