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¿Golfxs con principios es una asociación?¿una fundación?¿una ONG?

4 marzo, 2013 a las 11:00/ por

Para leerse este artículo hay que superar varios obstáculos: Superar lo cansino que ya resultan las palabras «emprendedor», «sostenible», «innovación»… superar el lavado de imagen que supone la Responsabilidad Social Corporativa o lo del greening de las empresas (darles un aire de respetuosas con la naturaleza para vender más), superar la sospecha que despiertan las fundaciones (con razón), superar el cinismo, o al menos desconfianza, con el que se suele mirar a cualquier propuesta que busca mejorar algo. Y entonces podemos hablar de empresas sociales. Eso es lo que es Golfxs con principios: Una empresa social.

El tema ya se ha tocado antes aquí, aquí y aquí. Pero se acaba de publicar un artículo en prensa sobre el nuevo marco legal que la Unión Europea quiere dar a las empresas sociales, y con ese motivo explican de nuevo en qué consisten. Y puede ser interesante para entender un poco mejor Golfxs con principios. Quien quiera leerse el artículo entero lo puede leer en «Emprendedores con alma social«.  

«Su trabajo debe repercutir en que la sociedad mejore, pero deben conseguirlo manteniendo la rentabilidad económica. Son proselitistas de su propio modelo de emprendimiento y a menudo trabajan en red. Y cada día son más numerosos en España. Son las llamadas empresas sociales, y poco a poco empiezan a abrirse un hueco importante en el tejido empresarial europeo.

“El emprendedor social busca obtener beneficios, no para enriquecerse, sino para reinvertirlos en el propio proyecto, quiere que su compañía sea sostenible y, de forma paralela, busca el impacto social de su empresa. El objetivo de estos proyectos es dar solución a un problema social, sea de la envergadura que sea. Esto hace que sean empresarios muy involucrados con su idea de negocio, que trabajan con mucha ilusión”, explica Marta Solórzano, codirectora del curso de experto universitario en Emprendimiento e Innovación social de la UNED y profesora de organización de empresas. “Como es un sector que se enfrenta a muchas dificultades, saca recursos de donde a otros no se les ocurre y, debido a ese fin social, logra involucrar a personas que no se implicarían igual en iniciativas puramente empresariales”.

La primera dificultad estriba en definir qué es exactamente el emprendimiento social. En ello está la Comisión Europea. Aunque comparten con muchas ONG su finalidad social, las empresas sociales tienen que ser económicamente sostenibles y concebirse así desde el principio, aunque reciban puntualmente alguna subvención. Esta es la descripción de estas empresas aceptada por todo el mundo académico, a nivel internacional, y asumida por la propia Comisión Europea. Pero esta reconoce, a su vez, que es un problema que “no haya un modelo legal definido para estas empresas”, que “se posicionan entre el sector privado tradicional y el sector público”. Aunque sí está claro que la característica esencial que las diferencia del resto “es que tienen un objetivo social y societario combinado con el espíritu empresarial del sector privado”.

(…) “Este tema se está tratando aún en la Comisión Europea, porque como hay un déficit de fondos públicos para cubrir el Estado de bienestar se ha detectado que las empresas sociales son un sustituto ideal para hacer actividades que antes realizaban las empresas sostenidas con fondos públicos. También hay muchos servicios que realizan las ONG con fondos públicos que podrían experimentar un cambio. Por ejemplo, una ONG puede montar un centro especial de empleo que consiga financiación para la venta de sus productos o servicios”, señala Mercedes Valcárcel, doctora en Ciencias Sociales, especializada en este tipo de emprendimiento y en la valoración de su impacto social. Valcárcel ha colaborado en el Grupo de Expertos en Emprendimiento Social de la Comisión Europea y es una de las creadoras de la Fundación Isis, que apoya este tipo de iniciativas.

(…) “Dado que en Europa hay confusión sobre lo que es empresa social y lo que no, la Comisión Europea lanzó en 2011 la Social Business Iniciative. La Comisión está trabajando en la creación de todo un ecosistema a nivel europeo a favor del emprendimiento social para crear mecanismos y estructuras que promuevan el acceso a financiación, mejorar la visibilidad de estas empresas y establecer un marco jurídico claro para este tipo de compañías”, señala José Luis Ruiz de Munain, consultor de emprendimiento social y asesor para su desarrollo en el sureste asiático, además de director adjunto del curso de experto en este tema que imparte la UNED.

¿Cuál es el canal de financiación de las empresas sociales? El mismo que el de las compañías tradicionales, responden los expertos. Puede ser pública o privada; o las dos cosas. Aunque en este tipo de compañías cala más la financiación colectiva o en masa (una nueva fórmula de financiación, conocida con el término inglés crowdfounding), que consiste en que se busca una pequeña financiación de un amplio grupo de personas. Lo usan desde pequeñas compañías a artistas desconocidos en busca de apoyo para su trabajo. También hay mecenas que invierten en estas empresas, algo que suele estar supeditado a que el proyecto, aparte de tener valor social, lo tenga económico.

(…) Uno de los problemas a los que se enfrenta este sector es la medición del impacto social de estas empresas, algo vital para lograr financiación. (…)  “Estudiamos todas las metodologías que hay y elegimos una de ellas como la más adecuada, que se llama tasa de recuperación de inversiones sociales —Social Return on Investment (SROI)—. Este índice indica la eficacia y la eficiencia de las inversiones. Aunque tiene una carencia: solo trabaja con elementos tangibles, por ejemplo, lo que se ahorra un Gobierno si la gente no vuelve a prisión. Un intangible sería, por ejemplo, cuánto vale que una persona deje de consumir cocaína, que una familia deje de estar desestructurada y se normalizase, o que una persona recobre la autoestima”. ¿Qué ocurre al no incluir estos intangibles en la medicación del impacto social de un proyecto? “Lo que pasa es que se confunden valor y coste, de ahí nuestro empeño en introducir estos intangibles, porque si retiramos ese valor añadido, ¿qué aportamos a esta sociedad? Además, si cualquier empresario supiera traducir el valor social en valor económico, porque dispusiera de un ciclo que lo posibilitara, empezaría a resultarle interesante contratar a gente con problemas sociales”, responde este experto.

¿Dónde hay más empresas sociales? En los países con más emprendedores, responden los expertos. Destacan tres: Estados Unidos, donde está el origen de todo esto y donde hay un sector privado filantrópico importante; el Reino Unido, donde el emprendimiento tiene mucha tradición y el Estado de bienestar está menos cubierto desde el sector público que en otros países, y Francia, donde siempre ha habido preocupación por la ayuda social. Y destacan que, en general, en el sur de Europa hay un alto interés en impulsar este tipo de iniciativas.»

De todos modos no lo veo como sólo una fuente de cosas buenas. Lo mismo que antes las ONG, ahora las empresas sociales pueden acabar cubriendo las necesidades que ya no cubre «un Estado en retirada», un Estado que cada vez recorta más servicios sociales. Y sobre las ONGs y similares comparto lo que cuenta Arundhati Roy en su artículo, el que siempre enlazo: ¿Con qué detergente lavas?. El poder público en la era del imperio»
En concreto esta parte sobre la ONGización de la resistencia:

«Otro peligro que amenaza a los movimientos de masas es la ONG-ización de la resistencia. Será fácil distorsionar lo que voy a decir para que parezca una acusación a todas las ONG. Eso sería falso. En las sucias aguas de las ONG de pega montadas para chupar subvenciones o eludir impuestos (en estados como Bihar se regalan como dote) también existen ONG que realizan labores valiosas. Pero es importante observar el fenómeno de las ONG en un contexto político más amplio.

En la India, por ejemplo, el apogeo de las ONG subvencionadas comenzó a finales de los años 80 y en los 90, coincidiendo con la apertura de los mercados indios al neoliberalismo. En aquel momento, el estado indio, cumpliendo los requisitos del ajuste estructural correspondiente, estaba retirando su apoyo financiero al desarrollo rural, la agricultura, la energía, el transporte y la sanidad pública. A medida que el estado abdicaba su función tradicional las ONG se pusieron a trabajar en estas áreas específicas. La diferencia, evidentemente, es que los fondos que tienen a su disposición son una fracción minúscula del recorte que se realizó en el gasto público. La mayoría de las grandes ONG subvencionadas están financiadas y patrocinadas por las agencias de ayuda y desarrollo, que a su vez dependen para su financiación de los gobiernos occidentales, el Banco Mundial, la ONU y algunas corporaciones multinacionales. Aunque no sean exactamente las mismas agencias, siguen siendo parte del mismo mundillo político que supervisa el proyecto neoliberal y que exige el recorte drástico del gasto público.

¿Cuál es la razón por la que estas agencias financian a las ONG? ¿Podría ser a causa del anticuado afán misionero? ¿Será el sentido de culpabilidad? En realidad, es algo más que eso. Las ONG dan la impresión de estar llenando el vacío creado por el estado en retirada. Sí que lo hacen, pero de forma materialmente inconsecuente. Su contribución real es que por medio de ellas se descarga la rabia política y que reparten como asistencia o caridad lo que corresponde al pueblo por derecho.

Las ONG alteran la psique pública. Convierten a las personas en víctimas desvalidas y mellan las puntas de la resistencia política. Las ONG forman una especie de parachoques entre el «sarkar» y el «public». Entre el imperio y sus súbditos. Se han convertido en árbitros, intérpretes, mediadores.

En última instancia, las ONG son responsables de sus acciones ante los que las financian, no ante las personas con las que trabajan. Son lo que llamarían los botánicos especies indicadoras. Es como si, cuanto más devastación produzca el neoliberalismo, más ONG surgen. No hay ilustración más pertinente que el fenómeno de EEUU preparándose a invadir un país y simultáneamente preparando a las ONG para que fueran a limpiar los despojos.

Con el fin de asegurarse la financiación y conseguir que los gobiernos de los países donde trabajan les permitan actuar, las ONG tienen que presentar su trabajo dentro de un marco superficial más o menos exento de contexto histórico o político. Por lo menos, de un contexto histórico o político inconveniente.

Las llamadas de socorro apolíticas (y, por lo tanto, extremadamente políticas en realidad) que envían los países pobres y las regiones en guerra acaban por formar una imagen en la que aquellas gentes (oscuras) de aquellos países (oscuros) aparecen como víctimas patológicas. Otro indio desnutrido más, otro etíope que se muere de hambre, otro campo de refugiados afganos, otro sudanés mutilado… todos los cuales necesitan la ayuda del hombre blanco. Estas imágenes refuerzan sin querer los estereotipos racistas y reafirman las hazañas, las comodidades y la compasión («es todo por tu bien») de la civilización occidental. Son los misioneros seglares del mundo moderno.

A la larga, a menor escala pero de una forma más traicionera, el capital de que disponen las ONG tiene la misma función en la política alternativa que el capital especulativo que entra y sale de las economías de los países pobres: empieza a dictar el orden del día, convierte el conflicto en negociación, despolitiza a la resistencia, interfiere con los movimientos populares locales que tradicionalmente se han mantenido por sí solos. Las ONG disponen de fondos para dar empleos a personas que, de no ser así, trabajarían en los movimientos de resistencia, pero que de esta manera sienten que están haciendo algo inmediata y creativamente bueno, y encima se ganan la vida. La auténtica resistencia política no tiene atajos de esos.

La ONG-ización de la política amenaza con hacer de la resistencia un trabajo cortés, razonable, con su salario y su jornada de 9 a 5, más algunos extras. La verdadera resistencia tiene consecuencias de verdad. Y no paga salarios.»

 La imagen, a más resolución, salió de aquí.

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