A veces se encuentra por ahí la argumentación que dice: «Es que ella cree que lo del BDSM es degradante, machista y que por eso no le gusta. En realidad no tiene nada que ver».

Y como todo, tiene su parte de verdad y tiene su parte de mentira.

Es cierto que el BDSM es sólo un juego con unas reglas, que en la gran mayoría de los casos llevan a cabo dos personas adultas que deciden adoptar cada uno un rol en esa relación/sesión.

Pero también es cierto que muchas veces cuando oímos hablar de estos temas no conocemos al caballero en cuestión… y a lo mejor resulta que ya es machista en muchas cosas, con lo que es más que razonable cierta prevención o absoluto rechazo a poner las cosas todavía peor…

Y el machismo está muy extendido.

El tema lo saco porque algo ha pasado (fuera de una sesión bdsm, ojo, en la vida diaria) y, mientras que no me parece que sea bueno de repente saltar la gente a linchar a nadie (y creo que estamos en unos tiempos muy dados a eso), sí me parece bueno desligar la violencia machista del BDSM y no dejar el tema en el armario, sin que nadie lo toque. Precisamente estos asuntos son los que, si no se explican y aclaran, hacen difícil entender a algunos el BDSM entre un hombre ejerciendo de dominante y una mujer haciéndolo de sumisa. Y creo que sí es bueno dejar determinadas conductas fuera, muy fuera del BDSM.

Porque que un funcionario, por ejemplo, sea maltratador no quiere decir que todos los funcionarios lo sean.

La imagen es del blog de Campanilla

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