Ceara Lynch: A los tíos realmente les gusta la idea de que les arruine la vida (1)
20 abril, 2015 a las 11:00/ por moscacojoneraHay cosas que me fascinan de Ceara Lynch. Para quien no la conozca, Ceara es una humiliatrix joven (28 años) y guapa. Es decir, vive de la humillación profesional online. Una de las cosas que me fascinan es que he ido viendo cómo ha ido cambiando desde los vídeos con Team Tease, —productora/web/marca que montó con Monique Stranger, de cómo entre las dos fueron «entrenando» a Princess Rene, a Kyaa, un grupo de «humiliatrix» que tenía hace tiempo— y de ahí pasar a centrarse en ella sola. Otra cosa que me interesa es cómo ha ido creando su personaje (algo que creo fundamental hoy día para vender vídeos, vender un personaje, no sólo «el producto», la película). También el que no se desnude nunca (algo muy habitual en los vídeos de humillación erótica POV, mirando a cámara) y no le haga falta para que le vaya tan bien. Pero lo que más me fascina es lo que dijo hace algún tiempo: Reconocer que no le pone lo que hace, como comenté en 2012 y como decía en su blog, algo que cuesta encontrar en el mercado de videos eróticos. No que no se excite, lo que cuesta encontrar es alguien que diga que no le excita y que eso no afecte a su carrera profesional. Pero al fin y al cabo todo lo que necesita es ser buena actriz, nada más.
La periodista “Guys really like the idea of me ruining them”: A “humiliatrix” on shaming men for their sexual pleasure — and for a living. Ceara Lynch started her career in the sex industry by selling her urine. Now, she’s a full-blown entrepreneur» O lo que viene a ser lo mismo, «A los tíos realmente les gusta la idea de que los arruine: Una humilatrix habla sobre avergonzar a hombres para su placer sexual— y para ganarse la vida. Ceara Lynch comenzó su carrera en la industria del sexo vendiendo su orina. Ahora es toda una emprendedora«.
le ha hecho una LARGA entrevista para Salon.com, así que comparto la traducción. La entrevista ininglis se puede leer aquí,La gran mayoría de las fotos que aparecen en este post vienen de las que tiene en su cuenta de twitter: twitter.com/cearalynch/media
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Hace unas semanas, en un cumpleaños a la hora del brunch, mi hermana y yo estábamos hablando con un nuevo amigo sobre nuestros podcasts favoritos (somos unas invitadas fantásticas). Como he dicho otras veces, lo que escucho es muy limitado: Me gustan los temas sexys, con toque feminista. Le conté esto a mi nuevo amigo y señaló que me faltaba algo fundamental.
«¿No escuchas ‘Love + Radio‘?» dijo
«Creía que lo escuchabas», dijo mi hermana. «De verdad que debes hacerlo».
Ya lo sabía. La última vez que escuché el podcast, que ofrece «entrevistas profundas y maravillosas sobre una ecléctica gama de temas, desde lo más bajo a lo más sublime, fue sobre el fetichismo de globos. Fascinante, por supuesto. Pero para alguien que escribe sobre sexo y feminismo para vivir —y que, como la mayoría de la gente disfruta de un rato libre de camino al trabajo cada día— escuchar «Love+Radio» daba demasiada sensación de ser como mi trabajo de todos los días.
“I thought you did,” my sister interjected. “Oh, you really should.”
Por supuesto, eso es por qué es tan buena idea que haya admitido el consejo de mi hermana y mi nuevo amigo, y me descargase el capítulo más reciente de «Love+Radio», “Thank You, Princess.” Porque ahí es donde descubrí a Ceara Lynch, la fascinante protagonista de esta entrevista.
Lynch se describe a sí misma como «humiliatrix», alguien que vive principalmente de vender vídeos que satisfacen una amplia gama de fetichismos sexuales, especialmente los de los hombres que desean no sólo ser dominados por una mujer, sino ser despreciados, denigrados y, finalmente, destrozados. Como Lynch dice en su web, sus videos están «específicamente diseñados para exacerbar tu inexplicable necesidad de que una chica guapa te destroce la vida».
Cuando hablamos por teléfono a principios de esta semana, Lynch le contó a Salon la historia urinaria de cómo comenzó ella en la industria del sexo, cómo compartimenta los muchos fetichismos y fantasías que se encuentra y por qué no le excita denigrar a hombres para que ellos disfruten, aunque ella considere su trabajo «un puto sueño hecho realidad». Nuestra conversación está ligeramente modificada y condensada para que sea más clara.
Quiero comenzar con cómo empezaste con la humillación dentro de la dominación femenina [femdom]. ¿Qué es exactamente lo que haces?
Empecé cuando tenía 17 años. En internet creaba perfiles en varias páginas «vainilla» de contactos, nada demasiado pervertido [kinky]. Bueno, nada pervertido en absoluto, la verdad. Entonces un tío comenzó a chatear conmigo. Era un gran pervertido, y tenía un montón de fetichismos raros. Me dio asco pero también me intrigó mucho. Por razones que no entendí en su momento, cuanto más ruin era con él, más deseaba él hablar conmigo. Él quería que le mease encima —eso era lo que le ponía, le gustaba mucho que le measen encima. Así que un día me preguntó si podía comprar una botella de mi orina y yo le dije «Claro, por supuesto». No pensaba que lo estuviese diciendo en serio. Me contó que sólo me pagaría por ella si se la enviaba yo primero. Pensé, de acuerdo, no me creo lo de este tío pero ¿qué puedo perder con esto? Meo gratis todo el tiempo. Hay una ínfima posibilidad de que me pague, así que veamos qué sucede.
Es una buena historia, pasase lo que pasase.
Una buena historia o un secreto que nunca le cuento a nadie. Así que le envié la botella con mi pis y un par de semanas más tarde recibí un sobre de vuelta con 250 dólares. Estaba sorprendida y alucinada e inmediatamente empecé a pensar sobre el tema. Este tío me había encontrado por casualidad pero ¿qué pasaría si yo fuese buscando a hombres como él?. Así que, desde ese momento, comencé a investigar un poco. Ya había oído que había mujeres que vendían sus bragas, y a partir de ahí encontré una web llamada Ebanned. Es básicamente una web de subastas como eBay, pero está especializada en bragas usadas o calcetines, prácticamente todo lo que una mujer puede obtener de su cuerpo, incluso cosas raras como los restos de la pedicura, vello púbico o tampones. Estuve viendo las subastas de las otras chicas y todas cobraban poco, como 20 dólares. Yo pensé que quizá por 70 dólares; si alguien comprase mis bragas por 70 euros, sería genial. Lo hicieron al día siguiente.
hay una peli comercial «no porno» de ella: https://www.imdb.com/title/tt6032090/