¿Censura o negocio?
18 mayo, 2018 a las 12:35/ por moscacojoneraComo Instagram es una red social centrada en fotografías en lugar de texto es normal que… haya millones de fotografías. Cuando hay millones y millones, es lógico prever que habrá entre ellas un porcentaje de desnudos o casidesnudos. Y lo que hace tanto Instagram como Facebook es eliminar esas imágenes ¿Es la política de censura de Facebook/Instagram?¿Es la moral de Zuckerberg tan estricta?¿Quiere mantener la herencia del código Hays, como en la mayoría de películas estadounidenses, donde es más habitual ver un asesinato que unos genitales?¿Quiere Zuckerberg que Facebook sea una red social familiar? Siempre he pensado que lo único que quiere es el dinero de la publicidad, ni más ni menos. Cuanto más «limpia», menos conflictiva, más neutra sea tu red social, el contenido que compartes, más soportes tendrás para incluir tu publicidad. En las redes sociales el contenido es nuestro: Las visitamos porque todo el mundo subimos ideas, imágenes, conversaciones, debates, activismo… Y de lo que se encargan las empresas que gestionan las redes sociales es de asegurarse que el soporte donde van a insertar la publicidad de sus clientes sea lo menos conflictivo posible.
La publicidad es una parte del negocio de internet del que quizá no somos conscientes del tamaño que tiene. Google está considerada por las mismas agencias de publicidad como una de las agencias más grandes del mundo. Google factura 100.000 millones de dólares al año como soporte publicitario, frente a los 40.000 de Facebook. Y entre Google y Facebook controlan el 75% del mercado publicitario digital. Su lucha está en crear soportes lo más atractivos posible para sus anunciantes, aparte de negociar con los datos personales.
Hoy he hecho esta prueba por curiosidad. Al crear una página en Facebook puedes crear un nombre de usuario para hacer más fácil encontrar tu página. Y pensé ¿qué sucederá si escribo algo tan neutro como «educación sexual»?¿lo prohibirá? Este fue el resultado…
El problema está cuando se aplican normas sin filtro ninguno como evitar «todo contenido sexual». Como siempre ha dicho Amezúa, el significado de «sexual» se ha ido desplazando poco a poco a medida que se ha ido aplicando a todo: Salud sexual, educación sexual, abuso sexual, práctica sexual, identidad sexual, orientación sexual, homosexual, heterosexual, bisexual, asexual, disfunción sexual… Con lo que ahora, con las redes sociales, recogemos uno de los frutos de aplicar ese adjetivo a todo lo que relacionamos con genitales: Se aplica a todo, sea porno o la educación sexual. Frente a la torpeza de Facebook, está el sistema de Google, o de Twitter, que también «censuran» aunque más sutilmente. Por eso han conseguido crear esa inteligente percepción de que Google y Twitter no censuran.
Sim duda, Twitter y Google no censuran sus soportes, hay incluso porno de todo tipo. Pero si intentas conseguir ingresos a través de tu blog, por ejemplo (ejem, ejem, lo que nos habría ayudado todos estos años), y tu proyecto tiene «contenido sexual», será un contenido donde Google no te permite incluir su publicidad. Lo mismo sucede con Twitter, que no te permite obtener ingresos de su publicidad si tu contenido cae dentro de sus categorías «prohibidas».
A esto se le conoce como «concentración de capitales», como lo explica Chomsky: Las empresas ponen dinero en la prensa que les interesa y no contratan publicidad en los que no les interesan, con lo que la prensa «financiada» por las empresas finalmente tiene más fácil competir con el resto de proyectos periodísticos. Lo mismo pasa con las redes sociales: Los proyectos «limpios» consiguen tener ingresos a los que los otros proyectos «sexuales» (sea porno, educación sexual o cualquier «tema sexual») no podrán acceder. Los medios de «contenido sexual» tendrán que sobrevivir con menos ingresos, lo que complica su supervivencia. Pasó con la prensa a principios del siglo XX y parece que pasa con las redes sociales a principios del XXI…
Aquí estamos décadas después, manteniendo ese doble código de eliminar todo lo «sexual», que va MUCHO MÁS ALLÁ que un pezón (despidámonos de la diversidad sexual, educación sexual y tantos etcéteras), pero ve normal matar de un tiro a alguien como lo más cotidiano. Ahí lo tenemos todos los días, tan creíble como el porno… pero a todas horas en nuestra casa, en nuestras series, en nuestro móvil. Y la razón para que las cosas sean así, y no de otra manera, siempre he pensado que tiene que ver poco con la moral y mucho con el negocio.
Fuente imagen principal
https://www.flickr.com/photos/billkerr/200721567/
El paradigma del siglo XXI es que resulta más permisible vender centenares de millones de datos personales para que un gobierno, un partido, una corporación, pueda manipular cómodamente a los usuarios en ellos representados, haciendo caer gobiernos, aupando otros, masacrando en resumen la libertad individual, que mostrar el asomo de un vello púbico en una figura yacente.
«¡Tócala otra vez, Sam!»
IKARA