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¿Cómo saber cuándo te van a hacer daño?

26 diciembre, 2019 a las 17:18/ por

Spoiler: No lo puedes saber.
Spoiler del spoiler: Pero a veces ves señales y puedes reducir los daños en lo posible.

Hoy escuchaba un programa de radio donde hablaban de cursos que dan en Vallecas para que la gente aprenda a detectar bulos y «fake news». Las consecuencias de las fake news en nuestra vida cotidiana las tenemos en el señor naranja americano, en Brasil, en Andalucía, en Madrid, en Murcia… ¿Cómo se evita propagar las fake news y bulos? La teoría la sabe todo el mundo: Comprobar, fuentes fiables, buscar en google, etc. Pero la verdad es que si te provoca una reacción intensa, es muy probable que no hagas nada de eso. No nos da la vida para hacer muchas cosas que querríamos, y comprobar las fuentes de cada cosa que vemos en redes sociales es una de ellas.

Entonces ¿no hay solución? Sí, hay un remedio que no es infalible, pero ayuda: Nunca reenviar cosas sin pararse a pensar un poco. Eso no evitará que reenviemos noticias falsas y bulos, pero al menos reducirá el número y nos entrenará la mirada para detectar otros bulos.

 

LA INTUICIÓN, UNA DE NUESTRAS ALIADAS

Con el daño en las relaciones humanas es igual. Gente manipuladora va a existir siempre.Hay quien maneja muy bien la estrategia de refuerzo permanente al principio (todo maravilloso) y refuerzo intermitente después (no sabes por qué, a veces se está bien y a veces mal, y te es imposible saber de qué depende). Curiosamente el segundo refuerza aún más la conducta en lugar de hacer que nos alejemos. En psicología hay muuuuucho escrito sobre condicionamiento.

Lo complejo de eso (por eso hace falta hablar con profesionales de psicología o con alguien que tenga una visión de la «foto completa») es que ese condicionamiento no opera en el vacío, sino en nuestro día a día, entre dos personas concretas, cada una con sus rasgos de personalidad, sus intenciones, sus formas de apego, su propia biografía, sus experiencias anteriores, sus diferentes capacidades de poder (género, edad, rango en un colectivo, experiencia, capacidad de presionar, de convencer, de «comer la oreja», de liar a la otra persona, de argumentar, de cercanía/lejanía de familia o círculos de apoyo, situación económica, etc etc). Y aparte de lo que aporta cada persona, la propia historia de esa relación, cómo surgió, con qué expectativas, con qué presiones externas e internas…

Todo eso es una maraña muy muy compleja. Una opción es analizar todos esos elementos, lo que, como en el caso de las «fake news» nos puede llevar a detectar exactamente qué sucede ahí… Y la otra opción es, como con las noticias falsas y bulos, pararnos a pensar un momento. Darnos un minuto de silencio, sin mirar el móvil, sin estar haciendo otra cosa y reservarnos un instante para conectar con las tripas ¿Por qué me estoy encontrando así?¿Por qué lloro tan a menudo?¿Por qué me dice todo el mundo que no me ve bien?. Y echar a correr cuando algo en «las tripas» nos dice que estamos mal. Al final la solución no está en que sepamos interpretar per-fec-ta-men-te las intenciones de la otra persona. Quizá nunca lo llegamos a saber realmente, o quizá no lo hace con mala intención, y «simplemente» es el daño que siempre ha ido dejando esa persona por el camino con quien se ha relacionado (preguntar a exes es un buen aviso también). Pero lo que sí sabemos interpretar (o podemos ir mejorando en ello) es interpretar nuestras emociones.

Como bien dice Gottman, en las relaciones sólo tienes tres opciones cuando algo no te gusta:

1. Tolerarlo

2. Llegar a un acuerdo para que cambie

3. Ver que no es posible cambiarlo y que no puedes tolerarlo, por lo que te distancias o dejas esa relación.

 

https://www.flickr.com/photos/31077588@N02/8139233736/

https://www.flickr.com/photos/31077588@N02/8139233736/

 

¿CÓMO EVITAR QUE SE APROVECHEN DE TI?

Siempre existe la posibilidad de que alguien nos acabe metiendo en una situación complicada, aprovechando nuestra manera de relacionarnos, de nuestras necesidades afectivas, de nuestras ganas de tener un determinado tipo de situaciones, de nuestra necesidad. Sea en lo romántico, lo afectivo, lo emocional, pero también lo económico (de eso se aprovechan para hacer unos contratos de mierda, para cobrar unos alquileres imposibles).

La otra opción para que no se aprovechen de nuestras debilidades es que no necesitemos nada de nadie. Que es la dirección en la que estamos yendo. Creemos que tenemos un problema con el sexo, cuando el lío lo tenemos con las emociones. Mientras no aparecen las emociones, la necesidad, mientras no sentimos el «anhelo del otro», de alguien muy importante en nuestras vidas, no hay problema. Pero cuando aparecen esas emociones intensas no se sabe qué hacer, no se sabe manejarlas. Las emociones nos colocan en una situación en la que no queremos estar para no ser vulnerables.  Algo que se nos puede complicar  muy mucho en ambientes activistas. Ya hablé de las emociones el otro día.

El error es que sin vulnerabilizarnos, es imposible vincularnos. Nos enredamos con otras personas al contar algo relevante que nos vulnerabiliza, algo que nos importa, y al contarlo vemos que la otra persona lo escucha, lo valora, nos devuelve señales de que lo valora como algo importante y a su vez, nos cuenta algo importante también para ella, y así nos vamos enredando (por eso es posible sin verse, por whatsapp).  Vulnerabilidad a menudo se confunde con debilidad y no, no es lo mismo. Un rapido resumen (20 minutos) puede ser esta charla de Brene Brown. Toca muchos temas cruciales: conectar, valía personal, vergüenza… Con kleenex al lado, diría yo. Pero cuando la traduzcan os recomendaría también esta de Johann Hari, más cercana (creo) a la visión mediterránea. Necesitas CO-NEC-TAR para crear esa red. Y para conectar necesitan verte cómo eres. Como dice Brene Brown, «para que exista conexión debemos dejarnos ver, que nos vean de verdad».

No quiere decir ponerse en una situación de debilidad frente a la otra persona, entregar el mapa de dónde nos pueden hacer daño, sino ir poco a poco. Como digo, es muy complejo, si sumamos personalidades, situaciones personales, formas de apego, el valor que se le da a esa relación… Y para evitar el dolor, primero se empezó a evitar las rupturas (mi hipótesis es que eso es lo que llevó al ghosting, icing, benching, simmering) y ahora se piensa que evitando las relaciones «de pareja», se evitará lo malo que venía con ellas, como si el problema estuviera en «el sexo», cuando el lío viene con las emociones, haya «sexo» o no. Y las emociones las vamos a tener en todo tipo de relaciones., sean las románticas, las de familia (mucha gente en estas fechas sabe lo complicado y ambivalente que es), las de red afectiva cuando son algo más que un apoyo circunstancial (que se evapora cuando surgen problemas serios). Y cuánto más nos importen esas relaciones, más complicado se hará. No porque sea «malo» relacionarse, sino porque las emociones son complicadas.

Vamos a depender siempre de nuestra red, la que sea. Aunque ponga corazones para ilustrar el post, lo pongo por el dolor emocional, que relacionamos con el corazón, sean del tipo que sean las relaciones. Tendremos relaciones sociales de muchos tipos. Pero habrá unas que nos importarán más y querremos que sean más importantes en nuestra vida, frente a conocidos, colegas de trabajo… Y muchas cosas nos dolerán en esas relaciones sociales que necesitamos inevitablemente para vivir. Y ahí podemos, o ser invulnerables, no necesitar nada de nadie, mostrar nuestra impermeabilidad todo el rato… o meternos en el lío de enredarnos en la vida de otras personas y atender a nuestras emociones para saber cuándo una persona, una situación, una relación no nos están haciendo bien y alejarnos. Por eso nos metemos en en lío de enredarnos con otras personas: porque nos hacemos bien mutuamente.

 

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