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El arte del fisting anal, de Tristan Taormino

27 noviembre, 2013 a las 11:00/ por

Hoy un artículo de Tristan Taormino sobre el fisting anal, y sobre las diferencias entre su visión y la Bert Herrman, el especialista más antiguo de fisting gay. La fuente original es: http://www.villagevoice.com/2005-09-13/columns/the-art-of-anal-fisting/. Traducción propia.

 

«Fisting anal: ¿Un truco de magia o un acto sexual real?». Un periodista me preguntó eso durante una entrevista. Me dio la risa, pero tenía algo de razón. Mucha gente piensa que el fisting anal es o bien una leyenda urbana gay o un numerito sexual circense. La verdad, puede ser un auténtico acto sexual y un «numerito» de magia, si juegas bien tus cartas y sabes qué estás haciendo.

Así que ¿dónde se aprende el arte del fisting anal?. En Florida, por supuesto. Hace un par de semanas, el Hollywood Clarion Hotel, en las afueras de Ft. Lauderdale, era la sede para uno de los pocos eventos nacionales de la comunidad SM: «Living in Leather». Era el XIV Congreso anual de la National Leather Association International, una organización que agrupa a las agrupaciones de 10 ciudades o estados que se dedican a activismo SM, educación y eventos sociales (…). El fin de semana en el Clarion ofrecía lo básico de un seminario: Talleres, reuniones, compras, premios y play parties. Conocida como profesional como ButtGirl [la chica del culo], tuve el honor de dar dos talleres este año: «Básico sobre juguetes anales» y «Fisting anal».

Cuando digo las palabras «fisting anal» la reacción inmediata de la mayoría de la gente es abrir mucho los ojos, medio por terror, medio por emoción, «Ay». Respira hondo. (La clave está en respirar). El fisting anal, también conocido como handballing, es el proceso gradual de poner tu mano (y para participantes con mucha experiencia, a veces tu antebrazo) dentro de ano de alguien. Fisting es un término equívoco puesto que no metes el puño de una vez como con un puñetazo; normalmente tu mano no está cerrada en forma de puño una vez está dentro. Los hombres gays popularizaron el fisting a finales de los años sesenta y setenta durante la revolución sexual y fundaron clubs privados de fisting en las ciudades grandes.

He leído y oído historias de esos clubs de sexo, llenos de hombres hambrientos, slings preparados y latas de Crisco. Aunque supone un intenso intercambio de poder entre dos personas, el fisting no es exactamente S/M. Siendo una práctica sexual proscrita practicada por leathermen gays, mantiene su asociación y sigue siendo practicado por miembros de la comunidad S/M, aunque no exclusivamente. Aunque, como el S/M, el fisting anal explora y comprueba hasta dónde llega la mente y los límites internos del cuerpo.

El fisting anal es escaso entre mujeres, aunque el fisting vaginal ha sido aceptado hasta cierto punto. La vagina ha demostrado versatilidad desde hace tiempo, pero quienes se aventuraban sexualmente han prestado tanta atención a este fabulosamente flexible orificio que han pasado por alto las promesas del otro. Como resultado de ese, al revés que los hombres gays, las mujeres carecen de una historia a la que aludir tan sólida como un robusto sling, de un legado de profesionales del fisting o de modelos para pasar sus conocimientos de generación en generación.

Mi taller de fisting anal fue con el leatherman y experto en handball Bert Herrman, autor del único libro dedicado exclusivamente al tema: Trust: The Hand Book (Alamo Square Press). También publica Trust: The Handballing Newsletter. Bert, una leyenda del fisting, ha estado poniendo sus manos en culos de hombres desde que yo estaba en pañales. Un importante encuentro entre mentes y culos, el taller en Florida fue una conexión entre diferentes perspectivas, géneros y generaciones. En nuestra introducción, cuando hablamos del calentamiento para el fisting, nuestras diferencias se volvieron obvias. Como todo un fister al viejo estilo, Bert propone ponerse hasta arriba de hierba y popper aparte de usar montones de Crisco, mientras que a mí me gusta ponerme hasta arriba de endorfinas y usar montones de un espeso lubricante al agua.

Vimos Handball Loving (Alamo Square/Erospirit Institute), que no se parece a ningún video que haya visto antes. La aproximación de Bert al fisting es muy espiritual; él lo ve como un camino de iluminación y conocimiento, un camino para conectar con un poder mayor y un lazo espiritual con otra persona. Bebe de religiones orientales, principalmente los principios del sexo tántrico. En cierto modo, está en la vanguardia del sexo del futuro, incorporando espiritualidad al sexo.

Aparte, está simplemente el factor de fascinación al ver a Bert con su brazo casi hasta el codo en el culo de su pareja, y luego con las dos manos dentro de él. Es realmente un tipo diferente de sexo; sí, hay placer, e intimidad, y orgasmo, pero eso no lo es todo. Ambos hombres se transportaron en un trance produndo, sus cuerpos y sus almas se fundieron.

Esa noche, después del taller, me sentía inspirada. Me han hecho fisting anal antes, pero hacía ya mucho tiempo desde la última vez y tenía ganas de hacerlo otra vez. Mi pareja, Red y yo había decidido organizar una pequeña sex party, media docena de personas, en nuestra habitación. Empecé con un butt plug mediano (llamado apropiadamente Voyager) en mi culo, el que tuve puesto durante un rato, luego me puse un butt plug mayor, más ancho, de color rojo. Cada vez que ese se mete en mi culo, da sensación de ser demasiado grande al principio, pero no falla, inspiro profundamente y entra. 

Cuando sentí que mi culo estaba relajado y preparado para más, Red se puso un guante de látex, sacó el butt plug y empezó a meter poco a poco sus dedos dentro de mi, que estaba tumbada sobre mi espalda. Inspiré profundamente muchas veces y me concentré en relajarme y abrirme. Al final ella metió cinco dedos hasta los nudillos (la parte más ancha de la mano, el temido límite. Completamente excitada, totalmente sorprendida de que hubiese tanta parte de ella en mi culo, intenté darme la vuelta y ponerme sobre mi estómago. «Au, au», dijo Red. Estaba tan absorbida que no me di cuenta que le habría roto el brazo si hubiese seguido girando. No dejé de pedir más lubricante, pero al final Red dijo: «Cariño, tienes una tonelada de lubricante en tu culo. Simplemente no hay más sitio».

Ambas sabíamos que eso era todo lo lejos que ella podía ir. En ese punto el orgasmo no era importante porque la experiencia es física y mentalmente tan intensa y completa. Red retiró la mano y nos relajamos. Comimos un poco de queso y crackers con el resto de personas que habíamos invitado.

Durante la sesión recordé a Bert hablando sobre la sensación cuando estás dentro del colon transverso de alguien (más allá del recto y la parte descendiente del colon). Me di cuenta que soy una persona por-debajo-del-colon-transverso. Incluso Buttgirl tiene sus límites.»

La imagen, de aqui: http://www.flickr.com/photos/22750018@N05/4292418713/

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