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El héroe, el antihéroe y Wonder Woman
en mi vida

21 mayo, 2015 a las 11:00/ por

 

Qué fácil resulta hablar de lo complicado que es sacar un proyecto adelante. Casi sabemos lo que tenemos que contar: La vida medianamente tranquila que teníamos antes, la decisión que tomamos un día de embarcarnos en un proyecto, las dificultades y miedos que tenemos al principio, las personas que encontramos por el camino y nos ayudan a superar nuestros miedos y dificultades…

Si hemos superado esa primera etapa ya podemos contar cómo montamos nuestra primera empresa, o despacho, o registramos nuestra primera marca, y empezamos a luchar para sacarlo adelante durante un año, dos, tres… A veces con sustos inmensos. Con disgustos. Pero que si llegamos a superarlos, se consigue sacar adelante nuestro proyecto.

Y al final podemos sentir el orgullo de estar con nuestras amistades/familia/pareja/etc compartiendo el placer de haber conseguido llegar donde llegaron antes otras personas a quienes admiramos.

Todo esto estaría muy bien, y me podría valer de guión, de referente para mi vida si, aunque sea un relato tan parecido a tantos que hemos oído mil veces, no se pareciese tanto al viaje del héroe descrito por Campbell en los años 50.

 

 

Siempre sospecho de esa imagen fácil del héroe, del cowboy,  que en realidad tenía mucho resuelto si pensamos en el mundo de los años 50, donde alguien iba a estar en casa trabajando y encargándose de “minucias” como saber dónde conviene ir a hacer la compra, dónde están más baratos los yogures, con qué limpiar el cuarto de baño, encargarse de las criaturas, lavar la ropa, cocinar, estar pendiente de los recibos, de si queda algo en la nevera… Me recuerda a la poetisa feminista negra que escribía poemas cortos porque no podía permitirse dedicar horas y horas a escribir ensayo…

Es un relato del que me creo poco porque, aunque sincero en muchas ocasiones, a menudo no se da cuenta, por un lado, de lo «peliculero» que suena (el héroe luchando contra las dificultades de la vida) y, por otro, de lo poco cotidiano que suena, de que, como si viviese en una adolescencia eterna, no se ha dado cuenta de que, mágicamente, se ha lavado la ropa, se ha cambiando la cama sola, que los duendes han venido a fregar el suelo. Por supuesto conozco excepciones a eso, pero esa es la norma, y no sólo en España, claro; Es mundial.

Por eso, para mi trabajo —ahora dividido en muchos proyectos (eventos y actividades diferentes, blogs, cuentas de twitter, producción, pensar cómo dar un buen servicio, activismo, traducciones, charlas…)— me resulta mucho más útil utilizar una mitología diferente: La de las madres (las que lo hacen consciente de dónde se meten, no porque lo hace todo el mundo) o la de las «amas de casa». Teniendo varios proyectos simultáneos, la metáfora más útil es la de tener criaturas.

 

 

Es la idea central de mi referente: Las madres deciden un día meterse en el lío de tener retoños. Y lo hacen pensando en sacarlos adelante a todos. No valoran dejar a uno abandonado si ven que el retorno de lo que invierte no le compensa… ¿Sigue cumpliendo el objetivo inicial?¿Le sigue pareciendo una buena idea?¿Se lo puede permitir? Pues adelante con ese retoño.  Y aparte del proyecto “Descendencia”, muchas de ellas tienen el proyecto “Casa”, el proyecto “Pareja” y unos cuantos más. Y muchas muchas muchas consiguen llegar a todos los platos y mantenerlos girando durante décadas. Y recogerlos sin grandes estropicios. Aunque con mucho esfuerzo y a veces no dar más de sí…

Por eso, seguramente no es casualidad, me inspiro, admiro y pido consejo (si me lo dan) a empresarias —como Begoña, una amiga, eficacísima— más que empresarios (aunque algunos amigos han ayudado). Y si tienen criaturas o son capaces de llevar varios proyectos (empresariales y vitales) a la vez, mejor. Porque como en las relaciones amorosas, como en los miedos y errores de la vida, creo que ellas tienen la educación sentimental (o menos exigencia de ese rol de cowboys) de compartir esos miedos y errores, contarlos y, en definitiva, ser alguien más de carne y hueso, y no un héroe al que le veo mucho de película y poco de real.

Salta todo por los aires, por ejemplo, cuando personajes admirados por su trabajo como Einstein, empiezan a resultar repugnantes al ir averiguando sobre su vida privada. Gandhi. Lennon con su primera mujer. Casos de misoginia similares hay a puñados, de «caídas en combate» detrás de un gran hombre.Y no hace falta la crueldad de esos casos, sino la simple inercia de esa adolescencia eterna, yéndose directamente a estudiar, a trabajar en su proyecto, hasta que su madre pareja lo llame a la mesa.

Frente a esa imagen de héroe, de cowboy —siempre solo, independiente, con la fantasía de no depender de nadie, de no necesitar a nadie— nos ofrecen la alternativa de otras vidas con un halo de antihéroe, bohemio y autodestructivo que es la otra cara de la moneda del mismo mito, el héroe.
No, gracias, no me vale. Básicamente porque es una fachada, nada más.

 

 

Volviendo a mis referentes, en esa lista de mujeres fueron apareciendo Eva Lootz en Bellas Artes, a Xenia que me hizo cambiar la manera en que veía el diseño y mi carrera profesional (otra cosa es que el sexo haya pasado a ser central, eso ya ha sido mi decisión), a Raquel Pelta que fue la primera superwoman capaz con todo que conocí en el diseño, Dossie y Janet (dos autoras, sexagenaria una de ellas, a quienes admiro y reconocen sus errores tranquilamente), Cunning Minx, Susan George, Arundhati Roy, Naomi Klein, Taormino (la autora, entre miles de cosas, de Opening Up), Audre Lorde… Incluso ejemplos que sonarán muy superficiales, como Sofía Vergara, y su capacidad para ser la alegría constante por donde va, cuando todas las mañanas tiene que seguir medicándose tras su cáncer (como tanta gente).  En resumen, una buena cantidad de mujeres.

… Seguro que me olvido de unas cuantas, porque han sido muchas las que me han influido y me siguen influyendo. Admiro el trabajo de hombres y mujeres, por supuesto. Pero es la capacidad de llevar todos los proyectos a la vez lo que admiro de muchas de ellas. Y que lo hagan desde la normalidad (qué remedio), sin tener la compensación del relato heróico frente al mundo, frente a su entorno. ¿No es obvia la ausencia de relatos heróicos deportivos femeninos, cuando hubo y hay ejemplos de sobra?

 

 

En el cine, Superman vuela, la gente se muere de un sólo disparo, o en una porno aparece la vecina y surge hacer un trío. Esas cosas están bien para las películas, para los ratos de ocio. Pero para la realidad prefiero otros referentes que me cuenten, de verdad, cómo son las cosas, cómo metieron la pata, que no adornen lo que cuentan, que no lo intenten covertir en un relato monolítico. Que no quieren presumir de sus dramas y proezas, sea en el bar o dando una conferencia.

Igual este enfoque resulta demasiado ¿sentimental?. Precisamente, ahí está algo de lo que huyo: Es el relato del héroe, el del cowboy, el que exige que el relato de empresa, el de los proyectos personales, no sea sentimental, íntimo, con aciertos y errores, sino grandes pruebas a superar y grandes recompensas. Hay cosas pequeñas por las que también vale mucho la pena levantarse e ilusionarse todos los días.

Tener criaturas quita horas de sueño, da mucho trabajo, es para siempre (para lo bueno y para lo malo). Pero también da muchas alegrías y satisfacciones. Quien las tiene sabe que una sonrisa, una frase de nuestra criatura hace que olvidemos —o se hagan más llevaderas— las horas de no dormir. Así veo mis proyectos: Cada vez que alguien me comenta que el blog, las traducciones o la web les han resultado útiles, cada vez que el proyecto da uno de los resultados esperados, cada paso avanzando, cada vez que conseguimos ser útiles para alguien más, se olvidan las cosas negativas que hay por el camino. Esas pequeñas cosas te alegran el día. Y la vida.

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Este post, un poco más corto, hace tiempo lo publiqué en mi otro blog, que lo tengo muy descuidado por el momento. Este verano va a sufrir un lifting, junto con la web de Golfxs con principios.

La imagen de cabecera salió de Flickr Creative Commons

 

 

2 Comentarios a “El héroe, el antihéroe y Wonder Woman
en mi vida”

  1. bienve dice:

    ¿Cómo no te van a dar alegría tus proyectos?
    Cosas interesantes que no encuentras en ninguna parte.
    Cosas desconocidas, hasta ahora, para mí.
    Puntos de vista diferentes y aclaradores, encuentro cada vez que me asomo a estas páginas.
    Ánimo para que sigas teniendo la ilusión que demuestras en todo lo que publicas.

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