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Ese sexismo en que nos cocemos todos los días

6 junio, 2013 a las 11:00/ por

A veces copipego, a veces extracto. Esta vez está tan bien contado en la fuente original (y en castellano) que enlazo los artículos originales. Son un par de artículos sobre temas cotidianos, que no tienen nada de exótico, nada que ver con asesinatos por monjes shaolín, sino con cosas que nos pasan todos los días. Una sobre un tema que levanta siempre muchas pasiones: El masculino genérico y el género al comunicarse. Lengua, sexismo y mi día a día en todo esto. Me encanta cómo lo escribe, cómo se queda en el punto justo, cómo lo explica de una manera que aún siendo leido por quien use muy pocas neuronas se entienda…

Copipego: «La segunda cuestión que me planteaba sobre el masculino plural es si nos incluye o no nos incluye. Como habéis leído, la RAE no duda: sí nos incluye. Y yo, la verdad sea dicha, cuando leo frases como Los trabajadores públicos se quedan sin paga extra o A debate el papel de los traductores, sí me siento incluida, creo que están hablando de mí.

Pero ¡cuidadito! Porque no siempre es así. A veces me creo que están hablando de mí y resulta que no. Mirad lo que leí hace poco en uno de esos periódicos gratuitos que reparten en las bocas del metro. El titular decía: 

Cada vez más vascos con problemas sexuales

Yo pensé: ¡ah! Voy a leerlo, a ver qué problemas sexuales tengo. Pero luego seguía:

Aumentan los casos de disfunción eréctil

¡Anda! ¡Qué sorpresa! No estaban hablando de mí. Yo creía que ese vascos me incluía, pero luego ha resultado que no, que se refería solo a los hombres vascos. Ahí se ha producido lo que Ángel García Meseguer, en su famoso libro ¿Es sexista la lengua española?, llamaba salto semántico.

Así pues, ante un masculino plural, las mujeres nos tenemos que preguntar si estaremos incluidas o no, porque son posibles ambas cosas. Tenemos que acostumbrarnos a esa duda y, además, a una identidad cambiante, a que unas veces se nos nombre en femenino y otras, en masculino, como pasaba en mis clases de gimnasia; nada raro ni especial, por otro lado.»

Que sí, hay mucha gente que prefiere cerrar este debate y quedarse en la opción elegida por la RAE (por lo tanto asumo que escribís cederrón, bluyin, no acentuáis «solo» en ningún caso…) pero por mucho que se intente echar el tema debajo de la alfombra, siempre sigue ahí. Y me parece maravillosa el comentario que hace la autora en el apartado «Igualdad sí, pero no así». : «El así no puede significar dos cosas: a) no en el patio de mi casa; b) dediquémonos a cosas más importantes que a estas tonterías del -os/-as.«. Es decir, me parece todo una señal que si te metes en lenguaje parezca que este tema es una bobada, si te metes en politica a veces da impresión que hay que ocuparse de temas más «serios» antes de ocuparse del aborto… ¿No os parece raro?. Ella lo escribe TAN BIEN en su artículo… 

Copipego de nuevo: «La a) la ilustra perfectamente el académico Ignacio Bosque, en su famoso informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, suscrito por el pleno de la RAE, recurría a un argumento que he escuchado muy a menudo para refutar estas propuetas para una lengua sin sexismo. Se resume con el título que os he puesto: Igualdad sí, pero así no.

… la verdadera lucha por la igualdad consiste en tratar de que esta se extienda por completo en las prácticas sociales y en la mentalidad de los ciudadanos. No creemos que tenga sentido forzar las estructuras lingüísticas…

Es decir: la verdadera lucha hay que hacerla en otro sitio; dejad mi terreno tranquilo. Y se mezcla en perfecta armonía con la b), que es más frecuente: está bien luchar por la igualdad, pero hagamos otras cosas más importantes, no estas bobadas.»

Vamos, maravilloso repaso del tema. Será un artículo que enlace a menudo sobre el tema.

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El otro tema cotidiano es el sexismo que también se descubre en las reuniones de tuppersex. Copio el comienzo, que lo resume la mar de bien: «Mujeres interesadas en dar placer más que en recibirlo, preocupadas por que un dildo grande intimide al novio, empeñadas en tener orgasmos simultáneos durante la penetración…» y sobre la realidad de los talleres que dan: » los talleres que más triunfan son para aprender a hacer striptease, a seducir, a hacer masajes, etc. Nosotras, obviamente, los enfocamos desde el empoderamiento, la autoestima y el feminismo.»

Entiendo que cueste procesar estas cosas cuando las mujeres no fueron «personas» hasta hace poco más de 30 años, hasta 1975. Precisamente el año que internacionalmente fue el primero con Día de la mujer. Por si no lo sabías las cosas eran así hasta entonces

  • Hasta 1975 las mujeres casadas estaban obligadas a obedecer al marido
  • Hasta hace poco más de 30 años necesitaban permiso de su marido para tener a su nombre una cuenta corriente
  • Hasta hace poco más de 30 años no podían sacar el carnet de conducir si no tenían el permiso de sus maridos
  • Una mujer no podía aceptar herencias sin permiso del marido, aunque fuese de su familia.
  • Una mujer española casada con un extranjero perdía su nacionalidad, aunque no saliese nunca del país .A la mujer se las obligaba a vivir en el lugar de residencia donde el marido se encontrara.

Y mientras estábamos así, había existido casi 10 años antes una revolución hippie, habían existido los Beatles, mayo del 68, se había viajado a la luna… Es fácil ver Cuéntame y creer que todo era tan amable. Sin duda, nunca te parece represivo el lugar donde vives si te conformas, si no quieres llevarle la contraria a nadie… Pero sólo hace falta echar una mirada fuera, a un país cercano al tuyo y puedes notar la diferencia. Y hay mucha. Algo que explica muy bien la historia de la rana y el agua caliente.

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La imagen, de aquí

7 Comentarios a “Ese sexismo en que nos cocemos todos los días”

  1. lavacamejor dice:

    Soy profesora. De gimnasia. A mis clases vienen 10 alumnas y un alumno. Me repatea dejar sin género a 10 mujeres por uno solo. Enseño en femenino y neutro alternativamente. Tengo la sospecha que a mi alumno no le hace ninguna gracia.

    • moscacojonera dice:

      Está claro que el tema no está resuelto en absoluto. Y seguir la academia, todo el mundo en masculino tiene marcianadas como lo que dices, 11 chicas hablando en masculino.

  2. Xpartakus dice:

    Hace poco me sentí sexista por primera vez en mucho tiempo, y fue muy incomodo: Queria comprarme una afeitadora eléctrica en el mediamart y al tipo al que le pregunte me dijo que el solo entendia de laadoras pero que pregunara a su compañera Fuanita.
    «Prefiero que me atienda un hombre», si da grima escucharlo de otra voz imagina de la tuya propia. Intente hacerle ver que no era un tema machista sino de conocimiento del producto como usuario pero…. Me senti fatal.
    Terminé aceptando consejo profesional sobre afeitadoras de alguien que jamás se afeitará.
    Quizá la historia no venga a cuento pero queria compartir tan emarazoso momento

  3. Sebastián dice:

    Aparte de la gente que considera que los problemas de género en el idioma no son urgentes estámos los que, considerando que sí lo son, no tenemos una solución al problema. Estaría bien que tod@s aquell@s que lo consideráis extremadamente urgente, y ante la mala fe que creéis tienen la rae y demás dilatantes, os pusierais manos a la obra y propusierais algo plausible que solucionara de una vez el problema.
    Además del problema, por otro lado, del acceso a la universidad por parte de la mujer hace 30 años, hay otro mucho más grave que dura hasta nuestros días. Y es que cuando la mujer española llegó en poco tiempo a ser mayoritaria en muchas carreras no lo hizo en una proporción muy alta para ser abogada, geóloga o arquitecta sino para pillar un marido de esas profesiones que mantuviera a sus hijos, proyecto prioritario, ser madres (y muy por encima de la realización profesional), para la inmensa mayoría de las mujeres en este país.
    España no ha dejado de ser un país de posguerra, con una economía dependiente y gobernado por beatos moralmente infantiles. En este contexto realizarse profesionalmente es una pérdida de tiempo al alcance de muy poc@s
    e irse fuera no entra en los planes de la inmensa mayoría de las mujeres españolas.
    Hay, por tanto, un problema económico mucho más grave que de género. Y no es por quitarle importancia al de género, es que mientras no soluciones el primero no vas a solucionar el segundo.
    Un cordial saludo.

  4. Maja dice:

    Juego a muchos juegos online, lo que viene al cuento porque no se ve que soy mujer y muchas veces he visto que, después de hablar mucho tiempo normalmente con la gente, cuando averiguan que soy mujer se empiezan a portar de otra manera, mas… cordial, como si de repente gritaran «UUuuuu! Una mujer! Cuidadito chicos, que tenemos a una mujer aquí!! Todos a prestar atención a lo que decis, que una del sexo femenino os va a leer!»
    A raíz de esto os sugiero un experimento a todos, pero sobre todo a los hombres- un día fingid ser mujer en un chat para ver como se siente, como la gente os trata, me interesarían mucho las diferencias que notariais!

  5. Sebastián dice:

    Bueno, es un experimento bastante «experimentado» en ciertos círculos. Se siente que los hombres no follan ni la quinta parte de lo que quisieran y que las mujeres ejercen un control bastante estricto de la sociedad a base de dosificar esa represión. Lo curioso es la doble lectura que las mujeres hacéis de esa «amabilidad» que los hombres demuestran hacia vosotras, como si no quisierais ver la realidad en la que vivimos…

  6. Luna dice:

    Es curioso ese comentario Sebastián, ya que pones toda la «responsabilidad» de follar poco sobre la mujer. Por cuestiones biológicas o fisiológicas, es cierto que nos pica menos, aún así también follamos menos de lo que nos apetece.
    La conciencia colectiva de siglos parece seguir dictando que la mujer utiliza el sexo para «cazar» al hombre, de ese modo, la mujer que «sólo» quiere disfrutar del sexo hiere vuestro orgullo masculino porque no os da la oportunidad de rechazarla en algunos casos, y en otros casos sencillamente no os lo creéis. El dato estable sigue siendo «La mujer utiliza el sexo como medio, no como fin»; mientras no cambiéis ese dato estable pudiendo dar cariño a ese «tipo» de mujeres todos seguiremos follando menos de lo que nos apetece.

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