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¿Es la orientación sexual un tema público o privado?

28 agosto, 2014 a las 11:00/ por

El debate de esta semana ha partido del discurso contra la homofobia de Sandra Barneda, presentadora de televisión cuya pareja es una mujer (ojo, puede ser lesbiana O BISEXUAL) que se lanzó diciendo esto en televisión:

 Esta es la transcripción de lo que dijo, que luego cada cual atiende a lo que le da la gana:

«Quiero dar las gracias a mis cuatro compañeras: a Aly, Marta, Rocío y Yolanda. A mí me cuesta mucho hablar de este tema, aplaudo mucho lo que ha hecho Patricia Yurena, lo aplaudo porque ha tenido la necesidad de hablar de su orientación sexual para sentirse mejor. Pero también aplaudo a todos aquellos que viven su sexualidad en privado a pesar de que cada día reciben miradas o acosos silenciosos. Libertad es eso, hacer lo que te ayude a vivir y te dicta la cabeza»

Esa es la parte con la que sí estoy de acuerdo. Y esta la continuación del «discurso»:

«No creo en los lobbys, en las etiquetas, es más estoy harta. No creo en los prejuicios, creo en las personas. Estamos hablando del amor, porque la condición sexual es privada señores y señoras y solo atañe a dos personas. No debe ser usada como arma arrojadiza, ni tampoco como alabanza o mérito personal. Por eso, hoy más que nunca y después de tantos años, basta ya de armarios, de etiquetas, de juzgar a las mujeres y a los hombres. No existen dos caminos, que se enteren, esconderse o luchar. Existen tantos caminos… tantos como personas que se aman.  Seremos una sociedad moderna cuando entendamos el respeto al otro por encima de todas las cosas. Me siento orgullosa de ser mujer, de lo que siento, de lo que pienso y sobre todo me siento muy orgullosa de quién soy, sencillamente Sandra. Y también me siento muy orgullosa de quien está a mi lado, sea un hombre o una mujer. Si tú también te sientes orgulloso de quién eres por qué marcas la diferencia», ha dicho visiblemente emocionada.»

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Y es esa segunda parte la que no comparto, a pesar de haberla visto alabada en webs amigas. Este creo que es uno de esos casos de falsa dicotomía: Elige, blanco o negro, A o B, público o privado, cuando existen más maneras de desvelar o no nuestra orientación sexual: «Secreto» no es lo mismo que privado, «público» para una persona famosa no es lo mismo que para alguien con un reducido círculo social, se puede elegir que sea pública para unas personas y para otras no.

¿No sería mejor centrar el debate en si descubrir nuestra orientación sexual debe ser voluntario o no? No estoy pensando en un Nuevo Estado Supremo GayLesbicoBisexualTransQueer que ordene hacerlo público, sino en un debate que lo tenemos encima de la mesa continuamente: Quienes quieren imponer su moral a todo el mundo, pensando que TODO EL MUNDO debe callárselo frente a quienes entienden que hay diversidad de puntos de vista, por lo que cada persona tomará una decisión diferente

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Hubo un tiempo en que fui activista de las salidas del armario, dando la brasa con que había que salir y luchar por unos derechos que nadie te va a regalar y que te permitirán vivir a tu aire, a gusto, sin las presiones más o menos visibles para que «te cortes». Con los años me he dado cuenta que hacer pública tu orientación sexual no es buena idea para todo-el-mundo-todo-el-tiempo-en-todas-las-circunstancias. ¿Te imaginas qué pasaría en la mayoría de las ciudades y pueblos si una cuidadora en una guardería dice que es lesbiana? ¿Si lo dice una ginecóloga? ¿Si lo dice un pediatra? ¿una profesora de instituto?

El problema no está en que no tengas orientación sexual mientras eres menor, que sí la tienes, sí aparece en el colegio (¿se haría punible decir tu orientación cuando estás yendo el colegio? ¿deberías mantenerla en secreto?) sino que se haga visible esa opción. El problema está en que averigües que puedes elegir, algo que de nuevo, no le gusta nada a las personas que quieren que todo el mundo obedezca la moral que esas personas consideran la «verdadera». Por eso, por ejemplo, en España, se eliminaron los contenidos relativos a la homosexualidad en la Educación para la ciudadanía, asignatura eliminada en 2012 y sustituida por Educación Cívica Constitucional, «libre de cuestiones controvertidas» (Wert)  y también se eliminó con la ley Wert cualquier referencia a la educación sexual. Resulta un tema polémico, como en Rusia, que se muestre que ser gay, lesbiana, transexual, bisexual, intersexual o queer es lo mismo que ser heterosexual. Como dijo en ese país una de las autoras de la ley, Yelena Mizulina, «las relaciones sexuales tradicionales entre un hombre y una mujer […] necesitan una protección especial.»

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Conviene tener presente que el armario no es algo creado voluntariamente. Es algo impuesto desde fuera, no un recurso de la comunidad LGBT (y la queer, y la intersexual, y la BDSM, y la kink etc etc) porque pensaron que les gustaba así. Es una decisión —¿permito que lo vean o no?— en un mundo que no oculta la orientación sexual de las personas: Millones de revistas, webs, blogs hablando de los amores heterosexuales,  miles de películas en las que el tema central puede ser la amistad, la guerra, atrapar a un asesino… pero donde de serie los personajes «TIENEN» que mostrar que son hetero, habitualmente con el chico-y-chica-terminan-siendo-pareja.

Y no olvidemos tampoco que Stonewall, el orgullo gay, es de anteayer, de 1969. Hemos heredado muchísimo cine, mucha televisión, una cantidad inmensa de literatura de un tiempo en que se obligaba a vivir en el armario, y por eso hemos heredado que nos parezca natural que NO existan gays, lesbianas, transexuales, bisexuales, intersexuales en miles de películas. Y que nos parezca natural que los personajes masculinos y femeninos muestren continuamente su atracción. No es nada nuevo, es la lucha de siempre entre «lo normal» y «lo no-convencional», lo permitido y lo discriminado, lo hetero-«normal» y el resto. Esas categorías —la «buena» o la «mala»— son en las que crecemos, no ya en la sociedad —que suena muy abstracto— sino lo que es la sociedad para todo el mundo: Tu padre, tu madre y el colegio. 

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¿Cómo reacciona tu madre cuando le dices que eres bisexual? ¿Y tu padre? ¿Qué te dicen en el colegio si descubren que eres intersexual? ¿Si descubren que eres transexual? Mi familia lo sabe, por ejemplo. A mi padre no se lo he dicho directamente, pero no porque sea problemático (sabe que escribo esto, sabe lo de la web, el grupo…), sino porque probablemente es un tema del que no le apetece hablar (aunque sabe lo de esta web), y no tengo problema con que no quiera hablar del tema. Tampoco «necesito» hablarlo. Es un tema que ahí está y lo hablo con quien quiera hacerlo. Yo de todos modos les cuento lo de Golfxs con principios, por si les puede interesar…

Pero sabemos que, cuando hablamos cada cual con su familia, es distinto si vamos por el camino «oficial» (tener novia si eres chico, tener una identidad sexual como hombre o mujer, casarte, tener descendencia…), porque les gustará preguntarnos cómo vamos, que si a ver si un día nos presentas a tu novio, que si se te va a pasar el arroz… hasta que aparece el tema: Que no eres «normal» en algún sentido y entonces se transforma en un tema del que es mejor no hablar.

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En realidad parece que lo que propone Sandra Barneda es el sistema que tuvo el ejército norteamericano frente a la homosexualidad desde 1993 hasta 2010, «don’t ask, don’t tell» (prohibido preguntar, prohibido decir). Y, en la práctica, la consecuencia de esa medida es que  «hace innecesario tener que mentir para ingresar y seguir en el ejército, pero obliga a mantener en secreto la orientación sexual y cualquier relación homosexual.»

Comprendo a Barneda, de verdad, en lo que dice de que no quiere estar ni en el armario ni ser activista, entiendo sus opciones personales, pero lo que ya no me gusta tanto es que use su situación privilegiada para defender una manera de hacer las cosas COMO COLECTIVO que no habrían hecho posible que hoy tuviese lo derechos que tiene.

 

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No somos «personas». Si te has quedado con ganas de seguir leyendo del tema, te pongo un extracto de «Eres lesbiana, no persona»:

«Las mujeres que matan sus parejas no son asesinadas por ser personas, sino por ser mujeres; los palestinos no son masacrados por ser personas, sino por ser palestinos; los negros no sufrieron el apartheid por ser personas, sino por ser negros en un mundo dominado por los blancos; y lesbianas, gays o transexuales no hemos sido obligados a ocultarnos por ser personas, sino por ser gays, lesbianas o transexuales.

(…) Cada uno es libre de vivir su orientación sexual como quiera, en eso consiste la libertad. Pero a lo que nadie tiene derecho, desde el glamour que dan los medios de comunicación y una igualdad legal conseguida por miles de personas que no tuvieron miedo a pronunciar las palabras mágicas, es a esconder a las personas homosexuales y transexuales debajo de la etiqueta “soy persona”. No conozco a ningún heterosexual que se defina como persona delante de sus amigos para hablar de su pareja. Ni delante de su jefe o de su familia. A las personas gays, lesbianas y transexuales no nos cuesta trabajo pronunciar “soy persona”, sino “soy gay, soy lesbiana o soy transexual.

No nos han discriminado históricamente por ser personas, sino por ser homosexuales y transexuales. Por ser los maricones, las bolleras y los travelos de nuestros barrios, pueblos o familias. Yo no he atravesado un exilio personal para poder decir que “soy persona”, sino para poder decir que “soy gay” y devolverle el significado de esta palabra en forma de bomba a quienes piensan que el delito es ser homosexual o transexual y no la homofobia.»

 

Igual que se habla de feminismo blanco vs el postcolonial (ahora con el tema del velo) e interseccional, creo que también se podría hablar de demanda de derechos LGTB desde Madrid/Barcelona y/o cuando tienes una posición profesional en la que ya te lo puedes permitir frente a la de quienes no tienen una posición tan cómoda. No poder hablar del tema no va a hacer el camino muy fácil a quienes vengan detrás o a quienes vivan en otras ciudades y pueblos, o en países donde la homosexualidad, bisexualidad, transexualidad e intersexualidad son mucho menos bienvenidas o permitidas.

 

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6 Comentarios a “¿Es la orientación sexual un tema público o privado?”

  1. Santiago dice:

    Yo no estoy para nada de acuerdo con lo que dice Sandra Barneda y, es más, comparto el texto del artículo «Eres lesbiana, no persona».

    Supuestamente Sandra Barneda lo tiene muy fácil para salir del armario en público, y lo que ha hecho ha sido mandar el mensaje de «no digais vuestra opción sexual porque a nadie le importa». ¿ALguien puede creerse que nuestra opción sexual no nos condiciona, estemos dentro o fuera del armario?.

    Como si no existiera la homofobia, leyes injustas, etc, etc.

  2. Eva Witt dice:

    Las personas heterosexuales están todo el día hablando de su heterosexualidad, de sus parejas, de su falta de parejas, de sus hijos. Del mismo modo, las personas homosexuales deberían poder hablar con la misma libertad. Es absurdo negar que la mitad de nuestras conversaciones versan en torno al sexo deseado (o sexos deseados). Siempre que conoces a alguien lo primero que surge es si tienes pareja, si estás casado, si tienes hijos. ¿Es mentira lo que digo? Las presentaciones siempre pasan por el nombre en primer lugar, y luego rápidamente se habla de la situación sentimental y de los hijos, antes incluso de hablar sobre el lugar de residencia o nacimiento, de la edad, de la política o ideología, o de la religión. La personas homosexuales y bisexuales tienen que sortear estas conversaciones si quieren seguir en el armario. Mienten activamente por omisión, y cuando digo activamente es porque se esfuerza en que no se les escape nada que les haga salir del armario. No son libres para hablar de sus parejas, de sus hijos, de su vida. Y yo creo que eso es una equivocación.

    Por otro lado, si alguien teme exponer su homosexualidad o bisexualidad a un grupo, es porque existe discriminación y no sabe cuáles serán las respuestas. Pero el caso es que esa discriminación seguirá existiendo si no se visibilizan. La mayoría heterosexual tiene que normalizar las diferentes orientaciones, y eso no se va a conseguir «espontáneamente», eso solo se va a conseguir si las personas homosexuales y bisexuales viven fuera del armario. Todas. Exigir que todas salgan del armario es muy duro, pero la situación no va a cambiar si se quedan escondidos. El desconocimiento provoca miedo, y el miedo provoca rechazo. Esto es de manual. Mientras más sepan y conozcan todos, menos rechazo.

    Hablo por experiencia. Soy madre de un niño transexual y cuando empezamos a visibilizarlos en los medios hace poco más de un año, la mayoría se escandalizaba. El 80% de los comentarios eran contrarios. Hablaba el desconocimiento. Un año más tarde, cuando sale alguna noticia sobre niños transexuales, el 60-70% de los comentarios es favorable, con muchas incorrecciones por desinformación, pero la actitud ya es positiva. Para que esto esté dando lugar hace falta visibilización. Es algo que los primeros gais y lesbianas que se visibilizaron saben. Ese terrible lobby del que habla Sandra Barneda y que nos ha abierto tanto las puertas. Pero hay tanto todavía por cambiar, que defender a quienes viven en el armario es una equivocación grandísima.

    Sí, mi hijo no tiene por qué visibilizarse, porque es muy duro. Pero esconderse no es sano, es vivir avergonzado de lo que eres. Y eso, yo, como mujer empoderada que sé de la necesidad del empoderamiento, no se lo deseo. Todos tenemos obligaciones morales y cívicas, mal que nos pese. Visibilizarnos es una de ellas. Si no lo hacemos seremos responsables del adolescente apaleado en el instituto, y de la mujer transexual asesinada.

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