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«Etica Promiscua» (The Ethical Slut): ¿Por qué se ha traducido así el título?

13 junio, 2013 a las 11:00/ por

Ese es el tema central, claro: Conseguir traducir el sentido que le quieren dar Dossie y Janet a cada expresión, a cada elección de palabra, a cada cosa que no dicen. La misma carga transgresora, la misma positividad usando palabras normales como cock, fuck… En asuntos fundamentales les escribía un email para saber de primera mano cual era la intención o qué palabra les parecía mejor. No estaba escribiendo cada día, que tienen mucho que hacer y el trabajo de traducir era mío, pero cuando la situación era crítica hacía todas las preguntas juntas. Y ya conté el otro día lo que hice: El tema del género me rompía la cabeza, cómo traducir hijos/hijas, como escapar a la vez del binarismo y del asignar un género a algo como child, o kid. Por eso aproveché que Janet iba a Barcelona para preguntarle en directo.

¿Por qué se llama «Ética Promiscua»? Porque la frase original, «The Ethical Slut» no es eso, para nada, ¿verdad?… La respuesta corta es: Las distribuidoras. (O eso entendí yo). No sé si conocéis a gente en el ambiente editorial, yo por varias vías (revistas, periódicos…) y alucinas con historias medievales que te cuentan. Los misterios que envuelven a estas empresas ¿quien está detrás de Jot Down, por ejemplo, que es también distribuidora?. ¿Por qué, aunque les pagues tantíiiiiiiisimo porcentaje no te dan una lista detallada de cuantos ejemplares dejan en cada sitio?.¿por qué los resultados de ventas son tan pobres? Te dicen «Es que hay kioskos que no venden ni un ejemplar». Pregunta lógica de mi amigo: ¿¿Y para qué dejas ejemplares en kioskos que no venden ni uno?? Por lo menos a mis amistades en periódicos les pasa eso, no sé si en libros es igual… Quizá da miedo hablar del tema, porque no he encontrado casi nada en un rápido googleo que acabo de hacer… Y si no vendes todos los ejemplares y quieres que te los guarden te cobran. Y si quieres ir a buscarlos para llevártelos otra vez, te vuelven a cobrar.En este caso el miedo era a que esa red no se tomase en serio un título así y renunciasen a distribuirlo. Y si no se lee, no vamos a ningún lado…

En realidad el libro se ha traducido como «Ética para putones». Eso es lo que se leerá en el interior del libro cada vez que se cite «ethical slut«. Por ahí habíamos leído «La ética puta», «La puta ética»…y siempre nos encontrábamos un problema: Que slut y puta son lo mismo en el diccionario, pero no en el uso. Es fácil saber la traducción «literal», pero es complicada la red de connotaciones, de relaciones que tiene cada palabra. No es sólo lo que tú quieres que signifique, son las imágenes, las asociaciones que surgen en la persona que lo recibe. Mientras que slut era usado por mujeres y gays ampliamente antes de que Dossie y Janet lo usaran, lo de puta… no es exactamente igual. Cuando se dice la palabra tal cual —»es que ya sabes que María es una puta»— te quedas pensando (si no conoces a María) si es su profesión o es un comentario sobre su moral. Tiene una carga demasiado cercana a la profesión. Y cuando se quiere hablar sobre la moral de alguien le añades adverbios: «Uy, bonita, me parece que tú eres un poquito puta». «¡Cómo me puse ayer, me sentía tan tan puta!». Si es con matices, ya suena a que estamos hablando de la moral.

Y luego está el problema del género en TODAS PARTES en castellano… Es algo que no podemos obviar, mirar hacia otro lado como si no existira. Eso determina muchos efectos en las palabras, connotaciones, suposiciones, asociaciones… En inglés tienen la costumbre de salir del trabajo, ver a su partner en casa, ir a casa de sus parents, o dejarles allí sus children para que se los cuiden, quedar más tarde con some friends, pudiendo hacer eso sin que se sepa el género de nadie, en ningún momento, y sin tener que hacer ningún esfuerzo. En su lugar en castellano ese género va marcando territorios continuamente y por eso nos parecía mejor optar, siempre que fuera posible, que el género fuera neutro. Y por eso nos pareció más apropiado «putón», nos da impresión de que es mucho más fácil que se entienda algo que, admitámoslo, es querer transplantar aquí todo un proceso cultural que se ha dado en otro lado. Para empeorar las cosas, cualquier palabra que vaya seguida de «con ética» tiene un cierto sonido incómodo de lo más tonto similar a «Connecticut», la ciudad.  Por eso en nuestra traducción personal del título lo llamamos «golfxs con principios»; porque nos parecía que golfa y golfo se usaba de manera similar para hablar de la moral de alguien, porque principios nos sonaba a algo más cotidiano que la ética, que casi únicamente se cita en la «ética profesional», o como asignatura, como filosofía. Pero no es tan común el decir «yo tengo unos valores éticos» sino «unos principios».

Pero para el libro no podía ser esa versión personal que nos sacamos de la manga… y por eso se optó por putones. Esperamos que «ética para putones» y «putones con ética» sea algo con lo que nos sea fácil conectar. Desde luego a Dossie y Janet les gustó… y he de decir que Melusina me dio libertad total para traducir todo el texto como me pareciese más adecuado.

A eso sumemos un miedo personal, algo que no oí de nadie más pero a mí sí me intranquilizaba: El libro aparece en EEUU surgiendo de la zona de la Bahía de San Francisco, el epicentro de muchos de nuestros futuros casi utópicos. Querer imaginar que estamos en el mismo punto es… admirable, pero falso. España es mucho más machista* Y en medio de ese panorama no quería que el libro, en una sociedad heteropatriarcal como tenemos, acabase en las zonas de literatura «femenina», como la sección de «mujeres» de El País que a veces se despacha con una «joyas» terribles, que se creyera que era un libro «para chicas»…y que fuese el libro que debía leer ella, PERO NO ÉL, para aprender a tener menos celos, para entender que él no ha nacido para la monogamia tampoco. Pero sin que él se replantee NADA de su manera de hacer las cosas, de su manera de pensar. Lo potente de The Ethical Slut, a mi manera de entender, es que se lo aplique todo el mundo independientemente de su género…si no, vamos a acabar con otra nueva vuelta de tuerca de «supuesta liberación sexual» como la de los 60, en las que se mantenían, según quienes estaban allí, en EEUU, una buena cantidad de situaciones misóginas. Sólo era en los circulos más pequeños como la Sociedad de Janus —el grupo BDSM donde se conocieron Dossie y Janet, y donde también estaba Jay Wiseman— donde la heterosexualidad era minoría… y lo mismo pasa en nuestro caso. No me gustaría nada que, fuera de nuestros círculos, al final el libro no sirviera para el empoderamiento sino precisamente para que la atención se fuese a la puta y no a la ética.

Parece que Brigitte Vasallo también ve problemas más allá, como el escaqueo emocional. Que no es leer el libro y que cambie el mundo. Problemas que pueden hacer que la no-monogamia no se adopte con toda su potencia política (como por ejemplo, Wilheim Reich y el sinsentido de defender un mundo idílico de puertas afuera de tu casa, pero tener un sistema incompatible dentro de tu casa con tu pareja) sino que acabe siendo publicitado y llevado a otro territorio, como avisaba el artículo de la polinormatividad (parte 1 y parte 2). Igual son sólo paranoias mías, vete tú a saber. 

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*¿Sabías que el un porcentaje inmenso de las personas dependientes son cuidadas por mujeres, no por instituciones? ¿Y suelen ser las hijas o los hijos?¿Con mucha diferencia? En el gráfico de debajo se puede ver (2009). Ese dato no significa nada crucial, la cantidad de datos es inmensa.
Suelo recomendar leer el libro «El subdesarrollo social de España». Este es un artículo del tema por el mismo autor. 

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