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Explicando a hostias que el mundo es heterosexual

14 enero, 2016 a las 12:52/ por

Ejemplos como el de la última paliza dada en Lavapiés a una mujer transexual son los que utilizo en mis charlas y talleres para explicar MUY LENTAMENTE que vivimos en un mundo obligatoriamente heterosexual. Personalmente creo que vale la pena pararse a explicar algo tan obvio. En mis charlas suelo evitar hablar del «sistema heteropatriarcal» porque, aunque sea un concepto claro en el activismo, suena a trabalenguas cuando se lo decimos a cualquiera en la calle y, a veces, no se es consciente de hasta qué punto nos lo recuerdan por los sistemas más antiguos que existen, como las palizas.

Sean quienes sean los descerebrados que dieron la paliza, son otro ejemplo más de que, en la calle, muy a menudo, se nos «explica» que el mundo es heterosexual, y que corremos peligro dejando de serlo. Por eso se le da una paliza a una transexual hasta dejarla inconsciente, porque identifican a una mujer transexual con un maricón, algo que para ellos es lo peor de lo peor, un hombre al que no le gustan las mujeres. El gran pecado, saltarse los mandatos de la procreación…

 

 

Suena a antiguo, todo el mundo se identifica CONTRA esos seres mononeuronales que dieron la paliza (a quien habría que recordarles qué la homofobia de estos tipos es probablemente homosexualidad reprimida), nos vemos como personas mucho mejores que ellos (y lo somos). Pero mientras que es fácil no identificarse con una paliza, es más complicado darse cuenta de que no vemos (ni en Madrid) a parejas de chicos de la mano o besándose (excepto en el orgullo gay y en Chueca). Y España es algo más que Chueca. Hay muchas más calles, más barrios (¿habéis probado a ir de marcha del orgullo a Vallecas? yo sí, y no es tan festivo), más ciudades y pueblos.

En el resto del mundo (menos Chueca) sigues corriendo peligro si «se te nota» que eres gay, si «se te nota» que eres transexual, crossdresser o travesti. Corres peligro si se te nota que siendo hombre no te gusten las mujeres. O que no te gusten los hombres, si eres mujer. O que si te ven facciones masculinas, no te vistas/hables/comportes como tu entorno considera que debe comportase un hombre. Ese es el agujero inmenso e inhabitable en que nos metemos cuando consideramos que sólo hay dos maneras de expresarse (masculina y femenina) y que hay que elegir dependiendo de si eres hombre o mujer: Si eres hombre, debes ser masculino y no debe haber rasgos/detalles/vestimenta femenina, y si eres mujer, no debe haber nada masculino. El mito de la raza aria. De los masculinos y femeninos absolutos, en el que todas las mezclas intermedias están mal, son equivocadas, son errores…. sin darse cuenta de que EL 100% SOMOS UNA MEZCLA DE AMBAS COSAS.

 

 

Y por eso nos encontramos esos pequeños detalles que nos cortocircuitan (por vivir en ese mundo tan rígido): Unas manos demasiado grandes para ser de mujer, unos hombros demasiado anchos para ser de mujer, unos pezones demasiado abultados para ser de hombre, demasiado vello para ser una mujer, demasiadas curvas para ser un hombre, una voz demasiado grave para ser mujer, una cara demasiado femenina para ser hombre. La ecuación imposible, uniendo siempre hombre y masculino, mujer y femenino, aspirando siempre a los ejemplos ideales de hombre y mujer y que, obviamente, no existen. Todo el mundo tenemos una mezcla de características masculinas y femeninas, eso es lo normal, lo común, la manera en que se nos «fabrica». El hombre puramente masculino y la mujer puramente femenina son MITOS. MI-TOS. Repitamos otra vez: MI – TOS. (con acento en la í, que si no parece que estamos hablando de toses y catarros)

Y mientras eso no lo entendemos (la infinita diversidad de todas las mezclas posibles masculinas y femeninas), se sigue explicando a hostia limpia, complicando la vida, destrozando lazos familiares y de amistad, por culpa de que a alguien se le ocurre la osadía de salirse del mandato de tener descendencia. Y así siguen las palizas, insultos, discriminaciones, leyes que le complican la vida a quienes quieren tener un matrimonio que no puede procrear (¿qué pasa con los matrimonios heterosexuales estériles?), que no lo llamen matrimonio, que no pueda tener nombre de hombre, de mujer, que se identifique, que diga claramente qué es. Quién sabe para qué hace falta tener tan claro que somos, como si tuviéramos que estar 24 horas al día disponibles para que llegue una paloma y nos fertilice.

Educación heterosexual —a hostias si hace falta— para que no nos olvidemos de que, lo que no da problemas es ser heterosexual. Y para compensar esa educación que se nos da respecto a que el mundo es hetersexual, a veces de manera brutal, a veces de manera sutil, viene bien a veces salir a la calle para dejar claro que si hay tres descerebrados que dan una paliza hasta hacerle perder la consciencia, enfrente se van a encontrar a trescientas personas, o tres mil o las que nos juntemos el viernes en la plaza de Lavapiés.

 

 

Esta es la convocatoria que está circulando:

VIERNES 15 ENERO 19h Plaza de Lavapiés.
CONCENTRACIÓN
¡Fuera transfobia de nuestro barrio! Lavapiés libre de violencias machistas
El pasado lunes una vecina del barrio fue brutalmente agredida en la Plaza de Lavapiés sumándose a una larga lista de violencias machistas que sufrimos, en este caso fruto de la transfobia.
A nuestra vecina la atacaron en una zona visible, cerca de la Plaza de Lavapiés y nadie paró la agresión ni los insultos, así que vamos a levantar la voz y gritar bien fuerte porque nos negamos a mirar hacia otro lado y no tomar parte, no permitimos estas violencias en nuestro barrio y las combatiremos.
No podemos quedarnos impasibles ante ninguna agresión porque necesitamos calles y ciudades seguras para quienes las habitamos, bien sea de día o de noche, en un callejón o en plena plaza.
Hoy es nuestra vecina trans, mañana puedes ser tú, yo o cualquiera, por ser mujer, por ser negra, por ser pobre, por ser marica, por ser bollera, por ser migrante… Caminar alerta y la solidaridad ayudan a prevenir este tipo de sucesos.
Por ello son importantes nuestras redes vecinales, el apoyo y los cuidados que nos aportamos desde la diversidad de personas que vivimos en este maravilloso barrio.
Reivindicamos el derecho a un barrio libre de todo tipo de violencias machistas y LGTBfóbicas y convocamos a quienes lo habitamos a condenar estos hechos el próximo viernes 15 a las 19.00h en la Plaza de Lavapiés,
¡Traéte la cacerola, que nos van a oír!

 

*Con razón nos han comentado en facebook que, tal como estaba escrito, «homofobia es homosexualidad reprimida» parecía que volvíamos a colocar a la heteronormalidad de nuevo en una posición privilegiada, asumiendo que toda homofobia viene de personas con deseos homosexuales, en lugar de dar más detalle. Lo que les provoca cortocircuitos a estos descerebrados es el conflicto entre los deseos que se encuentran en su cabeza y sus ideas sobre cómo debe funcionar su cabeza y, sobre todo, la cabeza de quienes están a su alrededor, solucionándolo ¿con palizas?. El odio es así como se manifiesta, intentando eliminar lo diferente…de su idea de lo que debe de ser la realidad. Bueno, ya sabemos cómo funcionan quienes atacan por odio por orientación o identidad sexual, etnia, sexo… ¡Es que lo que no sea un señor blanco y heterosexual es muy malo!

Como hemos contado en facebook «Quien es descerebrado, bestia y fascista, lo es. Ojo, que el hecho de que un fascista homófobo en realidad esté luchando contra sus deseos no significa en absoluto lo contrario en la otra dirección, que vivir una homosexualidad reprimida te convierta en un monstruo. A veces se hace ese razonamiento : Como A tiene la característica B, eso significa que toda persona con esa característica es A. Y no. No funciona así«

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La foto principal , que salio de aqui, y el resto son el mundo en el que prefiero vivir y por el que prefiero seguir luchando. Prefiero poner esas imágenes que las de agresiones, hospitales y demás.

 

 

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