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Hoy es Bi-ernes (4) : «Las buenas compañías» (tercera parte)

23 agosto, 2013 a las 11:00/ por

Sigo con el relato, estábamos en el momento de irme a Reino Unido, que fue donde descubrí los gremios, como tales, no como personas independientes, que obviamente ya conocía: El Orgullo, el BSDM, el fetish, el grupo bisexual… y en general, el activismo. Después de eso apareció internet y eso hizo posible que nos encontráramos personas de gremios no muy numerosos. Habíamos de dejado de ser el bicho raro de cada sitio, ahora éramos miles, cientos de miles en el mundo con esos gustos, y nos podíamos poner en contacto, compartir experiencias, hacer planes…

Y después del gremio BDSM en Madrid, estuvo la época de Chueca, la de conocer gente dentro del gremio swinger y más tarde, el grupo poliamor.  La semana que viene termina la serie.

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Brighton: Salir del armario BDSM y el comienzo del activismo en varios frentes.

1995 fue un año donde se dieron muchos cambios radicales en mi vida. Acabada la carrera, fue la primera vez que me fui a vivir al extranjero, a Brighton, durante un par de años. Es una ciudad muy pequeña, conocida por tener un barrio abiertamente gay, donde acabé viviendo por casualidad: Kemptown. Fue un año de posicionamiento de identidad, de orientación, de prácticas, de autodescubrimiento… Fue la época en que vivi algo que me cambió: Fue la primera vez en mi vida que entraba en una fiesta BDSM/fetish abierta a todo el mundo, Endorphine Visions, por un precio muy accesible y con una gente fascinante. Ahí me pude dar cuenta que había estado viviendo en un país con una visión mucho más oscura de este tema. Hasta entonces yo lo había vivido como algo privado, como algo que practicaba a solas o en compañía de una sola persona y que tampoco comentaba con nadie más, tampoco sentía la necesidad de ello. Esa ciudad fue el mismo lugar donde seguramente estaban las semillas de mi activismo.

Supongo que me pasó lo mismo que si vienes de vivir tu orientación o identidad sexual en el armario toda tu vida, y un día descubres el barrio de Chueca: Que debe ser bastante complicado ignorar esa idea que te dice que se puede vivir de otra manera. Si en Brighton ves que todo el mundo lo vive de modo diferente, como algo normal, como un gusto más, como una opción más, igual de válida…cuesta volver a lo anterior, a vivirlo sólo en privado (excepto si tienes miedo de romper tus vínculos personales más cercanos o perder el trabajo, algo también muy razonable). Es como cuando fui al Orgullo en Londres: Cuesta olvidar el día que ves policías, bomberos, funcionarios… desfilando DENTRO del Orgullo. No como algo privado. No, con el uniforme.

Ese local, esa primera fiesta, esa ciudad fue el comienzo de mi activismo por dos razones. Una, por descubrir semejante libertad para vivir públicamente tu gusto por el BDSM/fetish, sin seudónimos, sin ocultar cual era su profesión, sin ese aire tan enrarecido con el que se vive a veces en la zona mediterránea. A partir de ahí he querido mantener esa sensación, que ese recuerdo me valga como orientación, como imagen de las otras maneras de vivir las aficiones, los gustos sexuales, las perversiones (consensuadas).

La otra razón fue que en esa misma fiesta estaba el cartel que anunciaba la próxima reunión del primer grupo bisexual de Brighton, formado por un chico y tres chicas. La suerte hizo que ellas tres fueran la editora de una revista online de literatura lésbica, una anarquista activista y una profesora de estudios de género en la universidad. Al chico le perdí la pista tras la primera reunión pero sigo en contacto con ellas tres vía Facebook.

De ahí aprendí cómo gestionaban el grupo, qué cosas pueden suceder al organizar algo así, la variedad (había swingers, había gente de muchas profesiones…), pude aprender de diferencias que nunca hubiera esperado: Las reuniones fueron durante una buena temporada en una sala aparte que tenía una iglesia pro-LGTB. Probablemente era 1996 cuando fuí al Orgullo LGBT en Brighton con la pancarta “Bi the way”, mi primera vez en una marcha del Orgullo; en Cuenca no había habido nada de eso.

Me iba encontrando cada vez con más libertad, y al mismo tiempo, cada vez acercándome más a la normatividad. Algo de lo que no fui consciente mientras sucedía pero que estaba empezando a aparecer al contactar con colectivos activistas concretos. Mientras que en entornos más informales esas diferentes identidades parecían no necesitar una uniformidad para ser reconocidas, parecía que cuanto más se quería definir la identidad del grupo, más se hacía en contraste con grupos “adversarios”, frente a las características de los demás. No fue en Brighton donde me sucedió, donde seguía viendo muchísima variedad, fuera en el ambiente BDSM/fetish o el LGTB, sino cuando en 1997 volví a Madrid con la idea de querer seguir en los mismos ambientes. Precisamente esa normatividad dentro de cada grupo relacionado con la sexualidad y los afectos no convencionales ha sido lo que me ha ido llevando a la situación en la que estoy hoy día.

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Chueca: El mundo gay normativo.

 El mayor choque, por lo inesperado, fue en Chueca. Ya había oído del “barrio gay” cuando estaba en Cuenca y lo veia como una especie de equivalente en España a ese ambiente de Brighton donde todo era posible. Y lo que no te esperas es ir con una chica bisexual es sentirte mal en un espacio así. Y sí, es posible. Ese es el problema al ver un chico y una chica bisexuales: Que nadie los ve y dice “Oh, mira qué bisexuales más interesantes!”. La bisexualidad en algunos casos es algo que es imposible percibir excepto si es percibido en el tiempo, …y aún así. Es un problema que conoce cualquier bisexual/pansexual/queer. Si es un chico, dirán que es hetero cuando su pareja es chica, que es gay cuando su pareja es chico, que no lo tiene claro cuando alterna, que en realidad no es bisex si suelen ser casi siempre chicos o casi siempre chicas. Que es una fase, etc etc. Y siendo chico y chica, no sólo no se ve en el ambiente heterosexual, es que tampoco en el ambiente del que se supone que eres parte, al tener tu B junto a las LGT…

 Ese fue el problema en Chueca, que se me percibía como “el enemigo”, con malas caras de vez en cuando… Aún así fueron años saliendo en ese barrio, pero me acabé cansando de ese ambiente hostil. También intenté montar un grupo bisexual en Madrid…con un resultado muy distinto al de Brighton, así que como tampoco parecía muy buena idea fue mejor cambiar de plan.

 

Cambio de reglas: Aparece internet.

1995 fue un año crucial por el viaje a Brighton. Y 1998 (creo) fue otro año crucial al empezar algo que cambiaba radicalmente las reglas del juego: Internet. Conviene dedicarle unos segundos a darse cuenta de que todo lo contado hasta aquí era resultado de coincidencias. No era fácil buscar colectivos bisexuales o BDSM, como mucho se encontraban personas usando anuncios por palabras. Y el resultado, por lo menos en mi caso, habia sido hasta entonces, hasta llegar a Brighton, bastante sórdido… Endorphine Visions apareció gracias a una fotocopia pegada en la calle. Conocer el grupo bisexual en Brighton fue posible gracias a un cartel casero que habían pegado en la fiesta BDSM. Si ese dia no vas a la fiesta, si no deciden poner ahi el cartel, no los encontrarás en mucho tiempo o quizá nunca en tu vida.

 1998 de repente me facilitó algo imposible de imaginar antes: Desaparecía el problema de tener unos gustos diferentes a tu entorno y tener que vivirlo a solas o tener que esconderlo. De repente, fuese cual fuese tu tendencia, descubrías que eras parte de un inmenso colectivo mundial de cientos o miles de personas que compartian recursos, consejos, ideas, eventos…

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El gremio BDSM

Así encontré el ambiente BDSM mixto (frente al gay) de Madrid, mediante chats. Y ahí descubrí algo más sobre mí: Que en mi caso ya no parecía tan buena idea la mezcla de BDSM y bisexualidad. Era la masculinidad mainstream, normativa, los ambientes masculinos con los que no acababa (y sigo igual) de encontrar la manera de relacionarme. No me hace clic, no me resulta fácil encontrar la manera de relacionarme. Y tampoco tengo claro dónde está el problema. Quizá está en las expectativas creadas por la normatividad del colectivo gay BDSM, que siempre me dan impresión de blanco o negro: O te lo tomas en serio y lo aceptas todo poniendo pocas pegas a la mayoría de las prácticas o no nos hagas perder el tiempo. Y me gusta que se respeten mis límites, por poco razonables o contradictorios que puedan ser.

El deseo hacia chicos en relaciones de dominación/sumisión sé, sin la más mínima duda, que lo tengo. Pero en estos ambientes se hace más obvio (creo) el problema que tengo cuando se espera una masculinidad muy concreta. Cuando no hay espacio para separarse de ese personaje. Cuando no me encuentro más que ese personaje una y otra vez. Y ha sido en las relaciones BDSM con chicas donde he encontrado más espacio para poder abrir mis posibilidades en cuanto a género, orientación, prácticas…

 Cada vez que he intentado ir tanteando el terreno para buscar chicos dentro del BDSM, principalmente via Tuamo.net y webs parecidas, me he encontrado la misma pega: Parece que soy demasiado suave para un ambiente en que se supone que tengo que ir “a saco”, que debería tener menos límites. El que yo elija otra opción parece que es estar haciendo perder el tiempo a alguien y perdiendo el mío. Y entonces he optado por páginas gays sin ese componente BDSM…y entonces ahí las prácticas y relaciones que busco parecen demasiado extrañas. Están demasiado marcadas por la dominación/sumisión. Eso ha hecho que pocas veces haya tenido relaciones de ese tipo con chicos… excepto en el ambiente swinger.

 

El gremio swinger

Ese fue otro terreno que estaba al alcance de la mano con la ayuda de vivir en Madrid y tener internet. Y que curiosamente me permitió algunas veces relacionarme con parejas mixtas en las que el chico quería estar con otro mientras su mujer estaba allí, y con el componente de dominación que yo iba buscando, pero sin ese listón tan alto (o así lo veo) que marcaban las relaciones BDSM entre chicos.

El dichoso ambiente swinger, ese curioso entorno que, ingenuamente, pensaba que era una especie de herencia del amor libre de los 70…y no, no lo era. A finales de los 90 y principios del siglo XXI aún escuché anécdotas de hombres que se liaban entre ellos en público en esos locales y eran expulsados. La verdad que las veces que yo había estado a solas con parejas había sido a puerta cerrada. Y ya me lo dijo uno de esos chicos: “De la puerta para afuera puede parecer que no, pero cuando entran en el reservado, resulta que todos son bisexuales”.

 De todos modos el dejar de frecuentar tanto el ambiente swinger, que por temporadas era algo semanal, no fue por ese ambiente que sólo celebra la bisexualidad femenina. Fue por la percepción que parecía que no se veía bien eso de hablar demasiado, allí se iba a follar. Ahora lo de ir a locales es algo para hacer de cuando en cuando. Mejor en privado o en las fiestas privadas.

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Aparece el gremio poliamor en el mapa

Años más tarde, a través de una amiga, fue posible conocer a quienes empezaron con el primer grupo poliamor en Madrid, no sé si en España: Juliette Siegfried y su única pareja entonces, Roland. (Actualmente son tres y con una hija común, viviendo en Holanda). Sinceramente no entiendo por qué se relaciona bisexualidad y poliamor, no he visto nunca ninguna conexión entre el tipo de relación y la orientación sexual. ¿Será que de nuevo aparece, como en el ambiente swinger, la fantasía recurrente de que las chicas sean bisexuales por defecto?.¿Será porque a veces la bisexualidad en realidad es un intento de salir del modelo monógamo?.

El colectivo poliamor, por lo menos en aquel entonces, consideraba que la promiscuidad no era compatible con el poliamor. Que el poliamor “de verdad” eran relaciones afectivas a largo plazo, siempre a largo plazo, entre más de dos personas. Afortunadamente está «The Ethical Slut«, están Dossie y Janet para dejarlo claro: Hay tantas definiciones de poliamor como personas que lo practican. Es decir, hay muchas opciones posibles y todas igual de válidas si comparten unos mínimos.

 Siendo los colectivos tan homogéneos (BDSM, swinger, poliamor…), teniendo un entorno en el que parecía tan dificil encajar si no era admitiendo un margen muy estrecho de actuación, de identidades, dentro de esos colectivos, acabé creando casi por casualidad Golfxs con principios, donde resultaba mucho más cómodo situarme, un terreno intermedio entre varios colectivos y que no predetermina unas prácticas o identidad determinadas.

(y termino el viernes próximo)

 

2 Comentarios a “Hoy es Bi-ernes (4) : «Las buenas compañías» (tercera parte)”

  1. Gata negra dice:

    Llevo varios meses leyendo tu blog, el cual encontré por casualidad en Internet. En primer lugar quiero felicitarte por el mismo y decirte que sobretodo, tras estar leyendo el relato de tu vida, has cambiado mi manera de ver muchas cosas y quiero agradecérselo

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